El Burro de Pampanito, gozó y goza de buena fama / Por: Gregorio Riveros

Sentido de Historia

En Pampanito hay fama de tener en la historia personajes muy ilustres, buenos poetas, escritores, músicos, sacerdotes, alcaldes, concejales, médicos, abogados, ingenieros de mucho prestigio y renombre, pero también tuvimos un burro que gozó y goza de buena fama: El Burro de Pampanito…

 

La granja agrícola

 

En Pampanito existió una importante granja agrícola, que luego se llamó Fonaiap, y de ella, comentan sus antiguos trabajadores, que la misma ocupaba un terreno de 22 hectáreas. Situada en dos terrazas, una alta, donde funcionaba una caballeriza, y allí estaba, el muy mentado y famoso “Burro de Pampanito”. Y también, otra terraza baja. Esta última, se llama La Vega (El Vegón), con un suelo aluvial, muy erosionable. También, dicen que los terrenos de la granja fueron comprados en el año de 1946. Y su significativa actividad agropecuaria se fue consolidando en el transcurso de los años.

Ya para el año de 1950, se describe a la prestigiosa granja así: La granja está situada sobre la carretera Trasandina. Era un centro de demostración agrícola muy bien ubicado. La altitud es de 364 metros y la temperatura era de 28° C. Allí se trabajaba, para esa época, en 12 interesantes proyectos: 1.-Caña de azúcar: Diez variedades para ser aclimatadas. Para ese año, se habían sembrado solo cinco variedades en El Vegón. 2.-Pastos. 3.-Raíces y tubérculos: Solo había una pequeña siembra de yuca en El Vegón, y era para los puercos. 4.-Hortalizas. 5.-Frutales 6.-Gallinas 7.-Cerdos: se tenían solo reproductores Berkshire. 8.-Equinos y bovinos: había los reproductores Pardo Suizo, Holstein, Jersey, un caballo de silla, que solo montaba don Estanislao, quien tenía la responsabilidad de cuidar al «Burro de Pampanito». 9.-Vivero. 10.-Maíz: aclimataban las variedades de maíz en Sicarigua, para proveer de semilla a los agricultores trujillanos. 11.-Piña: se comparaban 8 variedades de piña; de este reglón derivaba el sustento de muchos agricultores pampanitenses y trujillanos. 12.-Banano (cambur): estaban sembradas solo las dos variedades comunes existentes para la época. Los trabajadores pertenecían al M.A.C. (Ministerio de Agricultura y Cría). El presupuesto de la granja para el año de 1950, era de solo 2.500 bolívares. Fue aquí, en esta granja donde vivió sus mejores tiempos el «burro de Pampanito».

El origen del burro

Era de Arabia, es decir, no era criollo. Lo importaron de la tierra arábiga. Lo trajo el gobierno como reproductor para la “Granja Agrícola de Pampanito”. Era “el gran padrote”, preferido por los productores trujillanos de la época para el apareamiento de sus animales. Dicen que no fallaba el tiro. Su fin, mejorar la raza.

Era grande, y muy alto. Su altura fue tan espectacular que se comenta (jocosamente) que por debajo de su barriga podía pasar un carro pequeño, y pasaba sin lastimarlo. Pomposidad de la gente orgullosa del prestigio y en darle más renombre a su burro. Además, era fornido. Muy dinámico. Con un impecable color gris oscuro. Con unos ojos vivaces que parecían celebrar la predestinación de su oficio. Tenía un semblante que irradiaba vitalidad considerable. Se cuenta, que luego de sus respectivos actos carnales, asumía un comportamiento majestuoso, como afirmando con sus actos su alegría en la consumación del cometido. A veces, los muchachos, curiosos, no se perdían del espectáculo.

Su especie

Sospechamos, que este afortunado burro procedente de Arabia, tenía sus genes provenientes del Equus asinus somalensis, realmente originario de Egipto, y tal vez, influido por el Equus asinus taeniopus, que también fue muy conocido en España por su cercanía con África. Por ejemplo, a este país europeo, llegó hace más de tres mil años. Son animales de gran altura tanto en machos (1.60 cm.) como en hembras (1.50 cm.). De conformación armónica y robusta, presentan un perfil subconvexo, el cuello musculoso, la cruz alta y enjuta, el tronco cilíndrico y grupa redondeada. El temperamento es tranquilo y apacible, y dispone de una notable energía y gran resistencia. Está muy aclimatado al calor y a la escasez del agua. Se adaptó sin problemas al clima de Pampanito.

Fue utilizado como “padrote” de yeguas y burras. Pero las yeguas fueron las más emparentadas porque era un animal más usado en la tracción; también, por el descomunal tamaño del burro, era difícil emparentarlo con las burras, y cuando lo hacían, quedaban sentidas, y tiradas en el piso. Aún así, llegaban agricultores de todas partes del estado Trujillo con sus burras y yeguas para sacarle cría al burro.

 

Los refranes

Los refranes se van quedando en la gente, y pasan a tener un equivalente de costumbres sociales. También para el burro hay los refranes, y se han escuchado por toda Venezuela. Se ha visto en la televisión nacional programas referidos al “Burro de Pampanito”.

Los pampanitenses dicen: “¡Vaya pa´ que lo pise el burro de la granja!”. Es el dicho de los lugareños. Pero en Caracas, dicen: “¡Vaya pa´ que lo pise el burro de Pampanito!”. Los trujillanos, los valeranos, y en cualquier parte del país, dicen igual que los caraqueños: “¡Vaya pa´ que lo pise el burro de Pampanito!”.

Sea como sea, mencionan al Burro de Pampanito, para rechazar en las conversaciones, o para dejar claro que hay un engaño en la conversa, y no les creen, o porque los están embaucando, entonces sale la frase: ¡Vaya pa´ que lo pise el burro de Pampanito! Es decir, que sirven estos refranes, para dejar claro que no se cree, o no se acepta lo que dice el otro, en cualquier conversación, o para demostrar a otras personas, que simplemente hay un engaño. En ningún momento, estas expresiones, se esgrimen por morbo, ni grosería, sino más bien en sentido jocoso y defensivo.

Sus pecados

Para el zarandeado burro no había pecados. Era todo un espectáculo. Su actividad no afectaba el jolgorio y la desmesura del burro. La pueblerina moralidad no se aplicaba a su oficioso ámbito de reproducción. El burro tenía su oficio, y era muy respetado su quehacer amoroso.

La permanencia en la granja

Hay que aclarar que el burro no estaba en la Escuela Granja de Pampanito. El lugar de su estadía era “La Granja Agrícola de Pampanito”. Esta granja, mantuvo como un rey al burro. Dicen, que no fallaba; y armaba una portentosa complacencia cuando llegaban sus compañeras. Era un espectáculo presenciar al rimbombante burro cuando le exhibían a su consorte.

El cuidador

El señor “Estanislao” era quien cuidaba al burro con mucho profesionalismo. Era quien andaba en el “caballo de silla”. Es decir, se paseaba señoreando por todas las tierras de la granja. Además, de cumplir sus funciones de “cuidador”, se encargaba de dirigir con sus propias manos las delicadas operaciones de acomodar, aquel llamativo miembro, a las dispuestas hembras (yeguas y burras) para facilitarles un acto efectivo. Por eso, dicen que “a nadie le gustaba hacerle las vacaciones a Estanislao”. ¡Tremendo compromiso!

La muerte del burro

Nos comentan, que al morir el burro, sus restos fueron enterrados en El Vegón, detrás de las oficinas de Fonaiap. Allí fueron a descansar sus restos, conjuntamente con unas mulas. De aquellos tiempos, le quedó al pueblo de Pampanito y Venezuela el refrán: ¡Vaya pa’ que lo pise el burro de Pampanito!

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