Hebert Carrizo
DLA.-A propósito de conmemorarse el Día del Periodista este 27 de junio, es oportuno hablar de su formación y es que para desempeñar esta profesión es necesario ser graduado en una universidad del país que impartan comunicación social, una carrera con gran demanda en la actualidad y con proyección a futuro, no solo por los medios de comunicación, sino por todo el auge que implica las redes sociales.
Sin embargo, en el estado Trujillo las nuevas generaciones que deseen estudiar comunicación social deben ser firmes en su propósito y no solo ser disciplinados al momento de estudiar, sino también vencer los obstáculos que se atraviesan en la actualidad producto de la realidad socioeconómica del país.
Y es que las condiciones de la universidad pública no es la misma de hace más de una década, sale a relucir el caso de la Universidad de Los Andes, núcleo Rafael Rangel (ULA-Nurr), donde comenzaron a impartir la carrera de comunicación social desde el año 2006, en ese momento, se contaba con una alta demanda.
Cientos de bachilleres optaban por el ingreso a través de una evaluación interna denominada “prueba de selección”, la cual se necesitaba aprobar con un cierto promedio, pues menos de cien aspirantes eran los que lograban quedar seleccionados.
Los elegidos, aquellos que reunían las condiciones psicológicas y académicas para el perfil de comunicador social, ingresaban a las aulas de clases y tenían a su disposición una serie de beneficios para formarse como profesionales de la comunicación.
Los privilegios que tenía la ULA-Nurr
Anteriormente, contaban con una plantilla de docentes calificados para impartir las materias del pensum académico y en poco tiempo acondicionaron espacios para desarrollar sus prácticas, como el salón audiovisual, la sala de cine y laboratorio de computación, esto sin contar con la tradicional biblioteca y las canchas deportivas.
Más allá de la infraestructura académica, los estudiantes tenían a su disposición otros beneficios que facilitaban el acceso a las instalaciones, tal y como lo era el servicio de transporte, pues la universidad poseía una flotilla de autobuses que le permitía acercar a los alumnos desde distintas regiones hasta las instalaciones de la Villa Universitaria en el municipio Pampanito.
Egresados de las primeras promociones de comunicación social recuerdan que, en el año 2010, había alrededor de ocho autobuses que ofrecían la ruta estudiantil y donde los usuarios podían acoplarse al horario para ir a la universidad y retornar sin la necesidad de gastar pasaje, una gran ayuda sobre todo para los estudiantes que residían en Valera, Trujillo capital u otros municipios.
Aunado a ello, el núcleo ofrecía el servicio de comedor a todos sus estudiantes, sin duda, un valor significativo en el desarrollo integral de los jóvenes y un gran aporte para los alumnos foráneos y, en especial, aquellos de escasos recursos económicos.
Recuerdan que el comedor despachaba almuerzos de lunes a viernes, cada día un menú diferente, con platos balanceados que incluían sopa, proteína, carbohidratos, ensaladas, jugos y hasta postre, los viernes destacaban por contar entre sus opciones con pasticho, pizza o pollo frito.
Mientras que para el turno de la cena tenían acceso los estudiantes foráneos, quienes podían elegir entre hamburguesas, perros calientes o sándwiches y sus respectivas bebidas.
La realidad de Villa Universitaria
Pero todo ese escenario antes descrito se vino abajo, ya los cursantes de comunicación social ni de otros estudios que imparte la ULA-Nurr cuentan con esos beneficios, la razón, el déficit presupuestario y es que desde hace unos años el gobierno desatendió las universidades autónomas, al asignar una cantidad considerada pírrica frente a la galopante inflación que se vive en Venezuela.
De acuerdo a un boletín del Observatorio de Universidades (OBU) el déficit presupuestario de universidades públicas alcanza hasta el 90%, esto sumado a la pandemia por Covid-19 que se registró entre 2020 y 2021 golpeó severamente a la ULA.
En la actualidad, hay carencia de docentes en muchas casas de estudios, entre ellas en el Nurr, debido a los bajos salarios que no les permite a los trabajadores si quiera cubrir los costos de vida, en el caso de comunicación social, los estudiantes del cuarto y quinto año relatan que no cuentan con la totalidad de facilitadores, entonces se ven en la necesidad de apoyarse en profesores de otros programas educativos como por ejemplo los de Idiomas, quienes están capacitados para dictar materias relacionadas con gramática y redacción.
Cementerio de autobuses
Por otra parte, el traslado de los discentes a la villa se ha vuelto bastante complejo, pues ya no hay operativo ni uno de los autobuses que en otros tiempos realizó la ruta universitaria, los restos reposan en los patios de la institución, por lo que es necesario recurrir al transporte público, lo cual representa un significativo gasto para un estudiante, quien ya tampoco cuenta con un pasaje subsidiado.
Tal situación ha conllevado a las clases en modalidad semipresencial, es decir, los alumnos y profesores acuden a encuentros puntuales en la villa, por lo general dos o tres días de la semana y muchas de las tareas o asignaciones se cumplen a través de las plataformas tecnológicas (correo, forochats, videollamadas, entre otros) para evitar ir todos los días a la sede académica.
El comedor se lo tragó la maleza
Detallan que cuando tienen clase en la Villa deben prepararse con el tema de la alimentación, por lo general, llevando comida en viandas, pues el comedor está fuera de servicio, de hecho, sus instalaciones están invadidas por la maleza que crece con facilidad en la zona.
Así se estudia actualmente en el núcleo universitario, una difícil tarea que quienes la terminan, pueden constatar que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Otras opciones
En el estado Trujillo, los bachilleres también tienen la opción de cursar comunicación social en el Instituto Universitario de Tecnología Mario Briceño Iragorry (Iutembi) en convenio con la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica), solo que se trata de un estudio privado y no todos tienen la posibilidad de acceder a esta modalidad; otra alternativa fuera de las tradicionales casas de estudios universitarias es la Universidad Bolivariana de Venezuela, la cual imparte el Programa Nacional de Formación en Comunicación Social en la región.
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