Mi intención es mostrar una sintomatología de lo educativo antes que dar recetas y fórmulas.
- De la escuela: Espacio social donde se desarrollan y reproducen desde su discurso estrategias y tácticas particulares en la lucha por el poder.
- Ella no es neutra y sus fines tampoco.
- Como lugar del saber no necesariamente es totalitaria y sus particularidades permiten espacios de resistencia.
- Desde sus espacios el intelectual percibe su genealogía en los enfrentamientos de sus miembros, por lo que en ella agresión-violencia e ideologías siempre están en constantes vínculos. Ella es un dispositivo de control social desde los signos del poder-saber.
Hipótesis sobre el poder
- El poder no es una economía, es decir que la frase. <Yo tengo el poder> es un contrasentido.
- Saber-poder son dos términos con vínculos fuertes de las palabras escuela-educación. Sus escenarios sociales claves son la sexualidad, la política, la producción, el trabajo, la familia (Hoy en crisis por la aparición de la tecnología embrionaria).
- La genealogía del poder es el cuerpo social donde se filtran sus estrategias con arreglo a normas, leyes, códigos. Por eso el intelectual aborda la teoría como su caja de herramienta básica. No hay neutralidad intelectual respecto al poder y la política.
- Desde el poder no hay una escuela y educación burguesa o proletaria, como pensaban las tendencias radicales del decenio de los 60. Lo que existe son estrategias de poder, de grupos de presión y de control social desde los espacios del saber.
- No hay una educación al servicio de…, solo hay relaciones de….Por eso hay lucha y resistencia desde la relación escuela-educación-poder.
- En esa lucha cualquier denuncia al poder se hace con fines de mostrar la verdad, pues no hay saberes sin ella.
Lo que dice el clima cultural postmoderno
- Han pasado 31 años de la aparición de los textos postmodernos y aún algunas universidades como la nuestra tiene planes de estudio donde no se registra tal hecho, es decir <no nos damos por enterados>. Allí están los trabajos iniciales de Lyotard, por dar uno ampliamente traducido al español. La educación hoy es ante todo postmoderna, solo que en ella hay múltiples tendencias. Resumiendo, su piso social es la digitalización del conocimiento, la aparición de una nueva gramática discursiva, de un nuevo tipo de conocimiento simplificado y sobre manera es el clima cultural de los expertos; los cuales no necesariamente están altamente escolarizados o inmensamente educados. Es una educación que recicla sus saberes en función de lo útil y del individuo. Es la era de la copia, del duplicado, de la nube, del pastiche cultural, de la , de lo efímero, de la música y baile cruzado entre lo sublime y lo ridículo. Incluso se sospecha que la universidad es un lugar para perder el tiempo, producir pérdidas económicas y morir lentamente en el intento.
- La era del vacío, como se define esta postmodernidad muestra la dificultad de tener productos escolares compatibles con sociedades postmos. En ellas las empresas transnacionales invierten en saberes que permitan escolarizar para la digitalización, el mérito y la lucha entre individuos por el saber de punta es la lucha de las élites por reproducir su poder. En América Latina y Venezuela como tal muestra algo distinto: la escuela y la educación son espacios para el populismo, la demagogia y el no mérito.
- Hay excepciones, caso Chile, donde sus estudiantes salen a la calle a manifestar para que los contenidos escolares sean de alto nivel, entre nosotros se sale a la calle a pedir limosnas al Estado.
Los modelos social-educativos superados hoy son el funcionalismo, el liberalismo, el populismo, la democracia tutelada por aparatos represivos, el capitalismo de Estado, el marxismo en todos sus colores. Todo se ha derrumbado para instalar sobre ruinas la globalización cuya muestra cotidiana es el inmigrante, la lucha por el trabajo frente a la construcción del robot.
Conclusiones forzadas
- La escolarización y la educación en este siglo están bien diferenciadas respecto al vínculo saber-poder-verdad. La cultura de la bioética y la deontología intenta constituirse en la resistencia intelectual ante la complejidad de la digitalización de la existencia. El mundo de la imagen cobra fuerza como mecanismo de dual: puede servir para resistir al dominio, puede servir para la reproducción del dominio. Ese mismo síntoma lo percibo en las prácticas educativas globalizadas.