En un contexto de incertidumbre y privaciones, Eduardo Madrid, un joven médico trujillano de 29 años, se encuentra tras las rejas, anhelando el día en que podrá regresar a su verdadera pasión: atender a sus pacientes. Desde su detención el 29 de julio, su madre, Alexandra, ha hecho de su lucha personal una causa colectiva, clamando por la libertad de su hijo y la posibilidad de que pueda cumplir su juramento hipocrático y servir a quienes más lo necesitan. En medio de la adversidad, el deseo de Eduardo por sanar y ayudar a su comunidad brilla más que nunca.
Redacción DLA.-Eduardo Madrid, durante una de las visitas de su mamá, le pidió que su caso se diera a conocer en los medios de comunicación. Decidió romper el silencio que acompaña a muchos de los que han sido detenidos injustamente en el contexto pos-electoral en Venezuela. Trujillano y valerano de nacimiento, Madrid pidió a su progenitora, Alexandra, que les dijera a todos cuánto anhela su libertad para poder volver a ejercer la medicina.
En su última visita, la número cinco enumerada por su mamá, lo notó “muy deprimido y ansioso de salir y continuar con su hermosa profesión”. Madrid, de apenas 29 años de edad, permaneció detenido en el Centro de Coordinación Policial N.º 2 de Valera desde el 29 de julio, cuando funcionarios del Estado lo privaron de libertad por delitos no cometidos, hasta el pasado 25 de agosto, cuando lo trasladaron al penal de Tocuyito, estado Carabobo.
Hace más de cuatro meses su rutina, su vida y la dinámica familiar cambiaron completamente. Alexandra se mudó a Caracas y, casi a diario, se traslada al penal para estar cerca de su hijo. El médico cirujano, de contextura delgada y sonrisa enérgica, ha perdido nueve kilos desde su reclusión. Ante la pregunta de posibles maltratos y torturas, su madre responde con cautela: “No lo han torturado, gracias a mi Dios”.
No obstante, el pesar y castigo más grande es estar encerrado. El no poder moverse con libertad, no poder atender pacientes en el hospital y brindar sus conocimientos a la gente, como lo prometió un 8 de diciembre de 2023, cuando obtuvo su título de Médico Cirujano en la Universidad de los Andes (ULA), ante un aula magna que se llenaba de aplausos.
“Su convicción, al momento de recibir su título, era el de poder ser de utilidad a la nación al prestar sus servicios de salud a quien más lo necesita, sin distinción política, social, económica o cultural, siempre arraigado a los principios morales y éticos establecidos en el Juramento Hipocratico que caracteriza a dicha profesión, además de los valores sembrados desde pequeño mediante su familia”, versa el comunicado que su madre y sus colegas difundieron en medios y redes por el aniversario del grado.
La carta pública exige su libertad inmediata, no solamente por el bien personal de Eduardo Ignacio y el de su familia, sino por todos aquellos a los que puede ayudar con su labor y empatía. Vale mencionar que Madrid no es el único ulandino trujillano tras las rejas, también se encuentran privados de libertad: Gerson Morillo, estudiante de cuarto año de medicina; Gustavo Torres, profesor de Ciencias Sociales; y Paúl León, estudiante de Comunicación Social.
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