Quito, 20 nov (EFE).- La Corte Constitucional de Ecuador celebró este lunes una primera e histórica audiencia donde trató la eventual legalización de la eutanasia en el país, a demanda de Paola Roldán, una mujer que padece de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y que exige que el Estado le garantice una muerte digna.
«He vivido una vida plena y sé que lo único que merezco es una muerte con dignidad», explicó Roldán en la audiencia telemática a la que compareció por videoconferencia, acostada en su lecho, asistida por respiración artificial y cuidada a cada momento por su esposo.
La audiencia, presidida por el juez constitucional Enrique Herrería, escuchó los argumentos de Roldán y sus abogados; también de representantes de la Asamblea Nacional (Parlamento) y del Gobierno, así como de una serie de letrados y expertos que actuaron en calidad de ‘amicus curiae’, opinión de terceros ajenos al caso.
Roldán busca que se declare la inconstitucionalidad condicionada del artículo 144 del código penal ecuatoriano, referente al homicidio, que condena a la «persona que mate a otra» con penas de diez a trece años de cárcel.
La demanda destaca la importancia de reconocer la capacidad de las personas para decidir sobre el final de su vida, en casos de sufrimiento irreversible e insoportable, como es el caso de Roldán.
Posiciones opuestas ante jueces
No obstante, también se presentaron argumentos en contra relacionados con la legalidad, el derecho y la ética, así como el temor de que se sancione como homicidas a personas que asistan a otras en casos de eutanasia.
Este episodio hizo recordar en redes sociales al argumento de la película ‘Mar adentro’ (2004) del español Alejandro Amenábar y caracterizada por Javier Bardem, Belén Rueda y Lola Dueñas, en la que se retrata la lucha legal de una persona tetrapléjica para que la ley reconociese en España su derecho a morir de forma digna.
A Roldán le diagnosticaron la ELA hace tres años y actualmente tiene una discapacidad del 95 %, por lo permanece todo el día postrada en una cama hospitalaria instalada en su domicilio, donde además cuenta con respiración artificial y alimentación asistida.
«Yo he tenido el privilegio de tener acceso a los mejores cuidados paliativos, tanto en el país como en el exterior, con medicamentos y tecnología de punta, y debo decir con suficiente certeza que no son suficientes», explicó Roldán en su intervención, en la que dejó claro que para ella «el dolor es constante e implacable».
Dolor emocional
También el dolor emocional es para Roldán otro de sus padecimientos catastróficos, y comentó un episodio reciente: «El dolor de tener a mi hijo con fiebre acostado a mi lado, llorando con fiebre y no poder extender mi mano dos centímetros para tocarle la frente».
«Esta no es la lucha por morir, yo sé que estoy muriendo; es una lucha de cómo hacerlo: ¿Debo hacerlo atorada, asfixiada, sola, en los brazos de un desconocido, en la clandestinidad, o puedo hacerlo contenida y sostenida en los brazos de mi marido?», se cuestionó.
«Después de todo lo que hecho, de todo el camino andado, quiero descansar en paz, digna y en paz», apostilló.
De su lado, el abogado constitucionalista Ramiro Ávila, que patrocina a Roldán, solicitó a la Corte que se reconozca el derecho a la muerte digna cuando las personas que padecen intensos sufrimientos físicos o emocionales por una enfermedad o lesión grave o incurable deciden someterse a un procedimiento eutanásico.
La Corte Constitucional dio un plazo de 72 horas para que otras personas y expertos presenten argumentos a favor o en contra de la reforma y se espera que en los próximos días emita un fallo que puede sentar un precedente histórico.
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