Hebert Carrizo / hebert.carrizo@gmail.com
Para el 2023 se tenía previsto un crecimiento económico moderado en Venezuela que sería menor al del año pasado, en efecto, así lo es, aunque a un ritmo más ligero de lo esperado, así lo describe el economista Elis Blanco, director de la firma Eureka Consultores.
Señala que a nivel global el comportamiento económico frenó su ritmo habitual, producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, efecto postpandemia, cambio climático, entre otros factores; sin embargo, deja claro que en Venezuela las políticas del gobierno son las responsables de la situación actual, marcada por baja productividad, inflación y devaluación de la moneda nacional.
Industria petrolera golpeada
El economista recalca que la industria petrolera, considerada la columna vertebral de la economía venezolana, se encuentra severamente deteriorada, al respecto recuerda que en el país se llegó a producir más de 3 millones de barriles de petróleo diario y en la actualidad, por más de los esfuerzos, no se superan los 750 mil barriles de petróleo diario.
Si bien, se tenían buenas expectativas con la reactivación de las operaciones de Chevron en Venezuela, señala que los trámites burocráticos no han permitido impulsar la producción de petróleo, esto sumado a las múltiples afectaciones de la infraestructura petrolera, la cual requiere de una alta inversión para poder obtener el rendimiento que tuvo en sus mejores tiempos, esa situación hace que Venezuela ya no aparezca en los primeros escalafones del listado de la OPEP.
Sector no petrolero crece de manera tímida
En cuanto a la industria no petrolera, reconoce que el sector muestra una mejora desde 2018 y hoy día su capacidad instalada está por el orden de 39%, “si se compara con los niveles de 2017 el crecimiento es significativo, pero al contrastar con la ocupación de otro país latinoamericano, nosotros estamos rezagados”, comentó Blanco, quien señala que para mejorar rendimiento se requiere un financiamiento de 5 mil a 6 mil millones de dólares.
Ahora bien, añade, la banca venezolana perdió su capacidad de intervención financiera ante la voraz inflación de los últimos años, su mayor capital proviene de los fondos públicos y apenas puede otorgar créditos a corto plazo que han permitido financiar a la industria con un monto que oscila entre los 500 y 700 millones de dólares.
Tal situación, frena el crecimiento del sector industrial y a esto se suman otras condiciones existentes en el país, en ese orden de ideas, explica que las fallas con el suministro de gasolina, la irregularidad del servicio eléctrico, los largos trámites burocráticos para constituir una organización productiva en un ambiente de desconfianza, marcado por el modelo político vigente, desaniman aún más al inversor.
Lea también: Inflación, conflictividad social y costo electoral | Por Víctor Álvarez R.
Venezolanos sufren los estragos
Mientras tanto, los venezolanos sufren los estragos que se reflejan en su calidad de vida y es que hasta el momento no se ha controlado la inflación, si bien, se logró salir de la hiperinflación, Venezuela registra en algunos meses, una tasa intermensual de dos dígitos, lo cual es igual, e incluso, superior a la que alcanza un país promedio en todo un año.
Blanco trae a colación los indicadores y señala que, en la primera mitad del año, el territorio venezolano presentó una inflación de 100,08%, mientras que la tasa anualizada fue de 429%, según el medidor del Observatorio Venezolano de Finanzas. “En un semestre registramos tres cifras de inflación”, recalca Blanco basado en el citado reporte.
Esa variación hace que el poder adquisitivo del venezolano se venga abajo, pues necesita desembolsar cada vez más dinero al momento de adquirir un bien de consumo, situación que desfavorece a quienes perciben sus ingresos en bolívares, aunque también puede llegar a perjudicar a quienes obtienen divisa extranjera pues, en ocasiones, deben pagar más dólares por el mismo producto, dada que los precios de los bienes y servicios suben más rápido frente al valor de la moneda estadounidense, un fenómeno económico que ocurre en escenarios inflacionarios, lo cual termina por impactar la apreciación real del tipo de cambio.
Oportuno hablar sobre la variación de la moneda en la primera mitad de 2023, en ese período, el BCV refleja que el dólar se cotizaba en 17,55 Bolívares durante los primeros días de enero y al cierre de junio se ubicó en 28,01 Bolívares, lo que representa un incremento de 59,6% y una devaluación en el tipo de cambio de 37,32%.
Frente a los actuales escenarios, el representante de la firma Eureka considera que la mitad de año restante el comportamiento económico será similar con un crecimiento tímido que pudiera tener su mayor repunte en el último trimestre del año, justo cuando se realizan pagos de utilidades y oras bonificaciones que impulsan el consumo, el cual ha mermado en estos últimos meses.
¡Mantente informado! Únete a nuestro canal de WhatsApp o Telegram a través de los siguientes links:
WhatsApp: https://chat.whatsapp.com/FxbVGD5gQwi0xAKKWW4fEd
Telegram: https://t.me/diariodelosandes