Madrid, 21 dic (EFE).- Cuatro años de trabajo y más de 250 personas han sido necesarias para poner en marcha una experiencia pionera de realidad virtual que permitirá a miles de personas vivir la música desde dentro y sentirse como uno de los miembros de una gran orquesta dirigida por el maestro Gustavo Dudamel.
«Nos muestra la música no solo como elemento de entretenimiento, sino como algo que transforma el espíritu, que es un lenguaje universal y permite conectar con ella directamente», ha destacado el afamado director de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles en una rueda de prensa celebrada este jueves en el Teatro Real de Madrid.
En sus inmediaciones se han instalado los dos tráilers que contienen este proyecto pionero que se ha dado en titular «Sypmhony» y que ha contado con la participación de los cien músicos de la prestigiosa Mahler Chamber Orchestra, entre muchos otros.
«Cuando empezamos esto nos planteamos de qué forma podíamos llegar al gran público fuera cual fuera su nivel de sensibilidad respecto a la música clásica y sinfónica y cómo la tecnología nos permitiría hacerlo de una manera diferente», ha explicado Elisa Durán, directora de la Fundación La Caixa, que ha auspiciado la iniciativa junto a la Fundación Dudamel.
En esa aspiración, el creador Igor Cortadellas ideó un guion inspirado en la misma síntesis que la NASA realizó en las misiones Voyager ante posibles contactos alienígenas, aunando en un solo mensaje los sonidos de la naturaleza (el mar, los pájaros…) y el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven.
Así, en una primera parte se presentan en una película en 2D «varios paisajes sonoros que nos rodean y que han sido fuente de inspiración de tantos creadores, paisajes desordenados que los compositores, en su afán de entender, ordenan para que aparezca la música», ha explicado el guionista catalán.
De ese modo, del vaivén del mar Mediterráneo surge una habanera de Ravel y del trabajo de los campesinos del colombiano Valle del Cocora una pieza popular, «El pájaro amarillo».
El gran salto se produce en la segunda sala de «Symphony», donde unos equipos de última tecnología con gafas de realidad virtual introducen al espectador en el interior del Teatre del Liceu de Barcelona para, de la mano de Dudamel, vivir una orquesta de primera mano, en medio de la sección de viento madera.
En opinión de Dudamel, «Symphony» responde en el siglo XXI a los mismos impulsos de lo que «Disney intentó
hacer con ‘Fantasía’ o de los conciertos para jóvenes que realizaba Leonard Bernstein»: «Cómo podemos atraer a esta generación y que sienta que se puede conectar con una música de 300 años que sigue vigente».
En ese punto juega un papel destacado la Fundación Dudamel que preside la actriz española María Valverde y que implicó a 41 jóvenes de 22 países distintos para que «compartieron silla» con sus maestros.
«Hubiese sido fácil contar con una orquesta adulta, pero fue muy importante para nosotros que las nuevas generaciones se viesen reflejadas con esos jóvenes, que viesen sus caras», subraya el venezolano ante una grabación en la que una cámara 360 recoge cómo los músicos tocan de memoria y sin atriles «para evitar fronteras» y envolver al espectador.
Se mire hacia delante o hacia atrás, el espectador se verá imbuido por el milagro de la música, incluso desde el interior de los propios instrumentos, como los canales de una trompeta o las tripas de un violín, donde se observa literalmente la pieza que une sus dos tapas y que con buen criterio se denomina «alma».
«Yo no creo mucho en la tecnología, pero es una transmisión del más allá», señala con el mismo tino el luthier catalán Davi Bagué, quien también participa en esta producción abriendo las puertas de su taller, un lugar donde paradójicamente se sigue trabajando con las técnicas que empleara Stradivarius en el siglo XVIII.
No ha sido un proyecto fácil de llevar a cabo, cuentan sus responsables. Cuando comenzó a pergeñarse no existía siquiera aún la tecnología para llevarla a cabo y, a solo unos meses de ponerla a rodar en la calle, se desató la pandemia, con los problemas en primer lugar para que llegaran desde China los equipos.
Actualmente se ha hecho una readaptación de la instalación, reduciendo al 50 por ciento el aforo, para incorporar todas las medidas de seguridad sanitaria y mantener la confortabilidad original del proyecto.
En una situación «no pandémica» se espera que 200.000 personas se suban a lo que Cortadellas ha calificado como «dos cajitas de música con ruedas que transportan sonidos delicados para llegar al corazón de las ciudades con un mensaje en forma de poema visual».
En Madrid permanecerán aparcados hasta el 19 de enero y está previsto que a lo largo de los próximos 10 años recorra España y Portugal, con el objetivo de visitar un total de 100 ciudades.