Donald Trump se juega su estabilidad en las elecciones de este martes

 

Estas elecciones son una oportunidad para los demócratas luego de su derrota en el 2016, cuando, además de la presidencia perdieron el control de ambas cámaras ante los republicanos


 

Este 6 de noviembre los estadounidenses tienen ante sí un nuevo compromiso electoral: los primeros comicios legislativos desde que Donald Trump llegara a la Casa Blanca el año pasado.

En las llamadas elecciones de término medio se decidirán los 433 escaños de la Cámara de Representantes, 35 de los 100 asientos del Senado, así como más de 30 gobernaciones y cientos de cargos públicos estatales y locales.

Pero no solo ello está en juego: esta cita es considerada un “referéndum” para el Presidente, quien tiene un alto porcentaje de rechazo. Las encuestas indican que la aprobación a la gestión de Trump apenas supera 40%, refirió EFE.

Según eldiario.es este Mandatario es “inusualmente impopular”.

Pero, ¿a qué se debe esta impopularidad? La retórica de Trump está basada, desde su campaña para las presidenciales, en un discurso cargado de odio y miedo. Muy polarizante, que se ha exacerbado en estos sufragios. Su mensaje va dirigido primordialmente a una población blanca, anglosajona, adulta y conservadora, que le dio el triunfo en noviembre de 2016 y a la cual vuelve a apostar en esta ocasión.

No obstante, ese mensaje es rechazado por una mayoría, principalmente demócrata, más abierta, liberal y joven, que tiene entre sus principales aliados a grandes medios de comunicación social que se trazaron una guerra con el Jefe de Estado desde su carrera para optar a la Casa Blanca.

Estas variables y la posibilidad de que el Partido Demócrata le arrebate al Republicano la Cámara Baja, puede hacer que Trump sea sometido a un proceso de “impeachment” o juicio político para su destitución en el Congreso.

No todo está cantado

Pero el panorama no está claramente pintado para el partido opositor. Si bien estas elecciones son una oportunidad para los demócratas luego de su derrota en el 2016, cuando, además de la presidencia perdieron el control de ambas cámaras ante los republicanos, justamente Trump endureció su discurso polarizante y apuesta a su voto duro y al buen momento económico de Estados Unidos (EEUU) con un nivel de crecimiento de 3%  y la tasa de desempleo más baja de medio siglo (3,7%).

Otro factor que no favorece a los demócratas, según EFE, es que su discurso más constructivo y suave parece no calar lo suficiente como para dar por hecho su victoria, al menos en el Senado.

“Es increíble que los demócratas no estén golpeando mucho más fuerte con la amenaza (que supone Trump) a la Seguridad Social y al acceso a la sanidad. Parecen temerosos de volverse negativos y están respetando las instrucciones de Michelle Obama de no caer bajo cuando los republicanos juegan sucio. ¡Mal consejo!”, sentenció Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universidad de Iowa, ante la agencia española.

La Seguridad Social y el sistema de salud fueron logros del antecesor de Trump, el demócrata Barack Obama, quien además se atribuye el éxito económico que disfruta ahora el inquilino de la Casa Blanca.

Discriminación y participación

Este martes no todos los estadounidenses serán iguales ante las urnas, por un sistema electoral que permite manipular el mapa de las circunscripciones con fines partidistas y priva a muchos de su derecho a votar, principalmente a los negros.

En algunos estados como Georgia más de un millón de votantes han sido purgados de las listas del voto y en otros se exige un documento de identidad que tenga foto para poder votar, en un país que no tiene un solo documento de identidad.

Si bien las encuestas indican que el acceso a los servicios sanitarios es la prioridad para los estadounidenses de cualquier ideología, también reflejan una alta e ineludible “tribalización” electoral, pues los sufragantes están repartidos por razas, géneros, creencias y clase social. Eso lo sabe Trump y de allí su retórica basada en el miedo y el odio, principalmente hacia los inmigrantes y, más ahora, cuando se acercan las “caravanas” de centroamericanos que huyen de la violencia y el hambre y aspiran a alcanzar el sueño americano en EEUU.

Las elecciones de medio término no son usualmente de alta participación explicó eldiario.es. En las del 2014 la participación fue de 36% y el récord, con 49% lo tienen los comicios de 1966. Y suelen votar personas mayoritariamente conservadoras, blancas, con alto nivel educativo y más adultas que en las presidenciales.

En esta ocasión llama la atención la alta participación que ya se registra en el voto anticipado. Hasta el 31 de octubre, cerca de 24,02 millones de personas habían votado de manera anticipada frente a los 12,93 que lo hicieron durante un período similar en las elecciones legislativas del 2014, de acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Análisis de Datos de la cadena NBC.

Los estudios reflejan que quienes más se han animado a participar son los jóvenes y las mujeres.

Los cálculos del diario The New York Times apuntan a que los demócratas tienen 84% de posibilidades de controlar la Cámara Baja, donde necesitan arrebatar a los republicanos al menos 24 escaños para lograr la mayoría. Sin embargo, en el Senado la hazaña es más complicada, ya que los demócratas tienen que defender más asientos que los republicanos, y en estados especialmente conservadores.

Si el Partido Demócrata domina la Cámara de Representantes se abre una alta posibilidad de iniciar el proceso de destitución de Trump, acusado  de participar en una trama con Rusia para ganarle la presidencia a la demócrata Hillary Clinton en 2016. Sus electores y la mediática opositora así se lo exigirán.

Con Información: EFE

Salir de la versión móvil