Existía, entre Don Alberto La Riva y la ciudad de Valera, una cierta armonía preestablecida. Para Don Alberto, la ciudad era la razón de ser de su existencia. Por ella vivió y se desvivió, por ella soñó y trabajó. Por ella, llevó a cabo, con su talento y con su pluma, una variada labor de alto rango intelectual, tan perdurable como la misma ciudad. Para la ciudad de Valera, Don Alberto La Riva fue y sigue siendo un elegido. Un hombre que nació para ser su cronista, para ser el explorador de su pasado, y nadie, ni siquiera la muerte fue capaz de destruir este hecho, esta alianza íntima, esta unidad indivisa e indivisible.
Los valeranos, guardan a Don Alberto, su puesto, su nombre y su obra, con la veneración con que se guarda un patrimonio sagrado, un valor histórico.
Don Alberto La Riva inició la biografía de Valera, exploró su pasado y dejó, como efecto de su labor, sus famosos «ANALES» que nos llevan hasta el comienzo del drama que es la historia de una ciudad.
Ese drama, al cual estamos asistiendo, prosigue indefinidamente. Cada vez con nuevos personajes y con nuevos papeles, alternando entre lo trágico y lo cómico, siempre con ese apasionamiento de la vida que rebasa todas las teorías, todos los intentos de abarcar en su complejidad el proceso histórico.
Actor y observador
Don Alberto La Riva que fue actor y observador de ese drama, a la vez que nos dejó una imagen de la realidad histórica, nos dejó también una imagen de su persona y de su vida que no podemos olvidar. Fue un trabajador ejemplar, modesto, generoso, activo, siempre al servicio de los más puros ideales del periodismo. Su recuerdo tiene que tener, entre nosotros, una vigencia perdurable y dinámica.
El retrato
El retrato, decía Goethe, es el mejor monumento del hombre. Perpetúa los rasgos fisiognómicos de la persona que recuerdan a la vez su interioridad moral. La erección de ese monumento dentro de la sociedad valerana, significa algo más que un homenaje afectivo, que un puro ornato del recinto de encuentros, que una mera cortesía. Significa la erección de un símbolo que alzará constantemente el coro de sus voces, ya para reprochar nuestros desatinos, ya para alentarnos con su noble ejemplo, o bien, para dictarnos lecciones de dignidad humana. Si los retratos hablan, el de Don Alberto La Riva, será entre nosotros, una voz que clama.
Aquella tarde triste en Valera
Las tres de la tarde del jueves 13 de diciembre de 1966, fallecía en una clínica de la ciudad de Valera, Don Alberto La Riva Vale, Primer Cronista de la Ciudad.
Don Alberto se hallaba muy delicado de salud desde una semana antes. Desde hacía mucho tiempo venía padeciendo de diabetes y su salud se comenzó a complicar el 30 de julio de 1966 cuando le sobrevino un ataque de himeplegia, Pero su insospechada fortaleza le había permitido librar una dura batalla contra la muerte a la que se creía que vencería una vez más, pues en los últimos meses previo a diciembre había experimentado una ligera mejoría y había regresado de un centro asistencia a su casa. Sin embargo, la noche del domingo 10 de diciembre de 1966 surgió una nueva implicación a causa, según se ha dicho, de una bronconeumonía. Ya era demasiado para la cansada contextura de Don Alberto, quien hubo de rendir las armas, pero con la entereza de ánimo y la serenidad que caracterizaron su larga existencia.
EN DETALLES
- Virtud o defecto, lo cierto es que Don Alberto La Riva siempre se mantuvo atrincherado tras la infranqueable muralla de una excesiva modestia, lo que hacía punto menos que imposible arrancarle datos referentes a su vida y a su obra.
- Quienes le conocieron de cerca, lograron forjarse una imagen acerca de la recia personalidad y fecunda obra de este sobresaliente paisano, a través de su ejemplar conducta y de sus publicaciones.
¿Quién era La Riva Vale?
– Don Alberto La Riva Vale, nació en Pampán, el 28 de noviembre de 1.900. Lo cual equivale a decir que andaba frisando los sesenta y seis años de edad cuando falleció el 13 de diciembre de 1966, es decir ya hace 52 años. Su vida fue fecunda, ejemplar, de servicio, hijo de Don Pedro María La Riva, comerciante floreciente de la época y de doña Carmen Vale,
– Desde joven sintió la atracción por las manifestaciones culturales y guardó como don preciado de su época juvenil haber cultivado las amistades de Don Tulio Febres Cordero y del gran bardo del pueblo venezolano Andrés Eloy Blanco, de quienes mantuvo recuerdos personales y la vigencia de su pensamiento.
– Quizá la obra de mayor envergadura realizada por Don Alberto no sea las innumerables cuartillas desde que se iniciara en las lides del periodismo por el año 1933, en la «Voz de Valera», semanario que dirigían Alfredo Undazábal y José Armenio Núñez, sino su valiosa hemeroteca de los órganos de prensa editados en Valera, finamente empastados desde el comienzo del siglo pasado y números sueltos de publicaciones desde 1873. En esa valiosa colección estaba resumida toda la historia del periodismo valerano hasta los años 60 y para todos aquellos apasionados de la investigación histórica son documentos de un valor incomparable.
Para el momento de su muerte Don Alberto contaba exactamente 66 años y 15 días. Los últimos 16 años de su existencia los había dedicado a las tareas de Cronista de la Ciudad de Valera, cargo que le fue conferido por el Concejo Municipal en 1954, cuando lo presidía el señor Alberto Maldonado Labastida.
– Dedicado treinta y cinco años al periodismo, labores en las que se distinguió por la sencillez, elegancia y gracia de su lenguaje, así como también por su aguda inteligencia, su espíritu de observación y su sentado critico.
Ajeno al protagonismo
Nunca quiso sabe nada de entrevistas y fotografías, a duras penas el periodista Guillermo Montilla, logró convencerlo para que le concediera unas cortas declaraciones con motivo de haber sido designado como ganador del Premio Regional de Periodismo en junio de 1965. Quizás la única entrevista periodística, la cual fue publicada con gran despliegue en la primera página del Diario El Tiempo en la edición extraordinaria del 27 de junio de 1.965.
De esa entrevista reproducimos hoy los siguientes párrafos:
“Cuando le preguntamos su opinión en tomo a la distinción recibida, simplemente sonrió. Pero nosotros pudimos notar en su rostro patriarcal la alegría que le ha producido el galardón obtenido, por cierto, el primero que se le otorga en su larga y meritoria trayectoria. Nunca es tarde cuando la dicha de Don Alberto en señal de despedida, recordamos por asociación la sentencia martiana «Honrar, honra». Pensamos que pocas veces ha cobrado tanta vigencia como en la oportunidad que nos ocupa», decía Montilla en su escrito.
EL DATO
51
Años hacen que se publico en 1957 el primer volumen de crónicas titulado «Anales de Valera».
1954
Don Alberto había sido designado Cronista de la Ciudad de Valera
Fuentes y referencias:
Archivos Diarios de Los Andes. Artículos Padre Andrade. Don Luis González. Historiador, Pedro Luis Rendón. Diario EL Tiempo.
La Riva Vale 4: –
La Riva Vale 5
LA RIVA VALE 6: Edito Anales de Valera en su primera edición, 1957