Dominicus

Una luz en mi camino” (salmo 119, 105)

 25 de noviembre de 2018   /  Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Ciclo B Color: Blanco

 

LECTURA Dn 7, 13-14

Lectura de la profecía de Daniel.

Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el anciano y lo hicieron acercar hasta él. Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno, que no pasará, y su Reino no será destruido.

Palabra de Dios.

A. Te alabamos, Señor

 

SALMO RESPONSORIAL Sal 92, 1-2. 5

R. ¡Reina el Señor, revestido de majestad!

¡Reina el Señor, revestido de majestad! El Señor se ha revestido, se ha ceñido de poder. R.

El mundo está firmemente establecido: ¡no se moverá jamás! Tu trono está firme desde siempre, tú existes desde la eternidad. R.

Tus testimonios, Señor, son dignos de fe, la santidad embellece tu casa, a lo largo de los tiempos. R.

 

LECTURA Apoc 1, 5-8

Lectura del libro del Apocalipsis.

Jesucristo es el “Testigo fiel, el primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra”. Él nos ama y nos liberó de nuestros pecados, por medio de su sangre, e hizo de nosotros un reino sacerdotal para Dios, su Padre. ¡A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén. Él viene sobre las nubes y todos lo verán, aun aquellos que lo habían traspasado. Por él se golpearán el pecho todas las razas de la tierra. Sí, así será. Amén. Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que viene, el Todopoderoso.

Palabra de Dios.

A. Te alabamos, Señor.

 

EVANGELIO Jn 18, 33b-37

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Pilato llamó a Jesús y le preguntó: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Jesús le respondió: “¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?”. Pilato replicó: “¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?”. Jesús respondió: “Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí”. Pilato le dijo: “¿Entonces tú eres rey?”. Jesús respondió: “Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad escucha mi voz”.

Palabra del Señor.

A. Gloria a ti, Señor Jesús

 

Reflexión

Pbro. Tomás Fernando Espinosa Aguilar

Muy estimados hermanos y hermanas, hoy celebramos la solemnidad de Cristo Rey del Universo. En un contexto tenso, en medio del temor, bajo el ansia de un futuro conflicto, hoy cada cristiano, en cada iglesia, en cada eucaristía, grita al mundo entero ¡Viva Cristo Rey! Al rey de la paz, al rey de la gloria, al hijo único del Padre, nuestro salvador y redentor. Celebrar Cristo Rey del Universo, al mismo tiempo, es desear restaurar la paz de su reino, la paz que hoy todos necesitamos. ¡Sí, Nos urge la paz! Nos urge la paz del reino de Cristo, la única paz que nos salvara de la ruina y la muerte que se levanta entre incendios de odio y entre llantos de guerra, necesitamos paz para nuestros pueblos, paz entre las naciones, la paz que hace al mundo propiamente humano. Es así, que en este domingo con nuestros cantos, con nuestras plegarias, en esta gran solemnidad invitamos al mundo “A buscar la paz de Cristo en el Reino de Cristo”. En la liturgia de la palabra, el evangelista Juan nos hace ver como Jesús responde a Pilato “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí” dejándonos claro como el maestro, no entra en el marco político, ni en las guerras de poder de los hombres. No es este el reino, el Reino de Cristo no entra en la lógica de este mundo, en la lógica de poder, de dominio, en la lógica de la victoria del más fuerte. Al contrario, el Reino de Cristo es Amor, servicio, sacrificio. El Reino de Cristo no se levanta sobre la victoria del poder, sembrando el odio y la desolación. El Reino de Cristo es un reino donde vence la aparente derrota, la aparente debilidad. Dando testimonio de Jesús, el apóstol Pablo expresaba: “Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. En fin el Reino de Cristo viene cuando su amor llega hasta sus enemigos, cuando su sangre derramada perdona y redime. Ante uno de los atentados de Paris, leyendo los testimonios en aquel momento, me lleno de una gran esperanza las palabras del marido de una de las victimas a los terroristas de ISIS “No tendrán mi odio… no tendrán el odio de mi hijo”, es este el reino de Cristo que vence. Hermanos no son las armas, la violencia, no es la ley del talión, en el reino de Cristo vence el amor. En el evangelio vemos como Jesús viene humillado, insultado y condenado, y en la aparente derrota vence. No se defiende con las armas, sino con la aparente debilidad del amor que da la vida. Para Pilato no fue fácil aquel dialogo con Jesús, lleno de inquietud escuchaba el testimonio del justo, el testimonio de la verdad. Como Pilato, inquietos, muchos escapamos de Cristo y herimos su corazón. Bastaría mirar a Jesús, bastaría mirar su corazón para transformar y convertir nuestro corazón. Pidamos en esta solemnidad: Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Se nuestro pastor, la luz que ilumina nuestra mente, nuestro corazón.  Protégenos Jesús de todo mal, protégenos de nosotros mismos. Que tu Amor infinitamente misericordioso reine por siempre entre tu pueblo ¡Amén!

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