En el marco del inicio de la Semana Santa, este domingo 14 de abril se estará celebrando el Domingo de Ramos con la bendición de las palmas, pero también de la bandera tricolor, como clamor a Dios para que bendiga a Venezuela ante las circunstancias difíciles que se viven en el país.
Desde hace dos años aproximadamente, las banderas se mezclan con los ramos en este acto religioso que representa la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías y, este 2019 no será la excepción, comenta la feligresía.
En la mayoría de las iglesias trujillanas, el Domingo de Ramos inicia a las 5:00 de la mañana con la entrega de las palmas al camino catecumenal, posterior se realiza la bendición de los ramos, tradicionalmente en las plazas Bolívar de cada municipio.
Un signo de sacrificio
Para el párroco del Santuario Diocesano San Alejo de Boconó, Argenis Torres, la palma es un signo simbólico de la participación en la pasión de Cristo y la gran asamblea del cielo; sin embargo “este signo de la entrada triunfal no es tanto como el signo de la victoria, sino como la palma del martirio, de la entrega y el sacrificio, para luego tener como resultado la Gloria de Dios”.
De tal manera lo interpretan los fieles católicos, quienes consideran importante presentar la bandera de Venezuela como signo para que bajo la intercepción del Padre celestial se dé “la libertad, el cambio político, económico y social” para la prosperidad de la Nación.
Las peticiones a Jesús este Domingo de Ramos vuelven a repetirse, indica María Torres, “a Dios imploro salud, trabajo, comida y paz, para mi familia y todas las familias de Venezuela y el mundo”.
Permita Dios la regeneración de la palma
No obstante, otra preocupación sale a colación en este acto de la religiosidad. Precisamente es la poda, en ocasiones indiscriminada, que hacen de la palma, así como la comercialización de los ramos en las afueras de las iglesias.
Dicho acto es considerado por el padre Torres, como “la explotación de la fe”, cosa que critica y rechaza rotundamente; por lo que al contrario pide los palmeros sean racionales con la poda y permita Dios la misma realizada en tiempo de creciente, para que se regenere la naturaleza y esta planta en vía de extinción”.