Por: Teresita Jiménez
Si me tocara definir lo que para mi han significado estos cuarenta y siete años del Diario de Los Andes en nuestro querido estado Trujillo, la idea que de inmediato asalta mi mente es la palabra CAMBIO; su inmensa capacidad de adaptación al cambio.
Cada tiempo viene con sus retos y en este devenir de casi medio siglo muchos han sido los desafíos que el equipo del DLA ha enfrentado para garantizar su presencia y continuidad en el pueblo trujillano y así brindar formación ciudadana como bien lo contemplan los más básicos preceptos democráticos.
De este casi medio siglo, con toda propiedad afirmo y sostengo, he convivido cerca del DLA cuarenta años, que arrancan en 1986 cuando inicié mis pasantías como estudiante para posteriormente iniciar mi vida profesional, que si bien duró apenas cinco años, dejó las puertas abiertas para un constante intercambio de experiencias siempre entorno al periodismo, en donde destaca el estrecho vínculo desarrollado con el nacimiento de la Carrera de Comunicación Social en la entidad, proyecto que me tocó fundar y dirigir por casi dos décadas y del cual han egresado valiosos profesionales que han prestado y prestan sus servicios en DLA. En cada estudiante que destaca y brilla en el Diario de Los Andes, estoy presente, le da continuidad a mi vínculo con el proyecto y sueño que hace cuarenta y siete años inició Eladio Muchacho y del cual formé parte cuando inicié mi vida profesional. En este sentido, somos muchos los que hemos coincidido en otorgar al DLA el reconocimiento de una escuela importante en la formación profesional de quienes han tenido y tienen la dicha de formar parte de sus filas.
Después de este alarde de vanagloria personal, me permito reflexionar sobre algunos de los grandes retos que ha enfrentado el grupo Muchacho Hermanos para consolidar y mantener a lo largo de este tiempo un medio que indudablemente ha estado al servicio de los intereses de una región tan pujante y compleja como la Andina.
Fue el Diario de Los Andes el primero periódico de la región y del estado Trujillo en dar el salto de la vieja máquina de escribir a la computadora, proceso que no se quedó solo allí, sino que incluyó la computarización de todo el proceso producción editorial. Acto seguido, fue precursor en la conquista del nuevo medio digital al incursionar en los servicios informativos en línea. La incorporación del color en sus páginas fue otra conquista que requirió grandes esfuerzos de innovación tecnológica.
La cara y ambiciosa idea de editar un diario de circulación autónoma e independiente para los tres estados de la región andina fue otro de los grandes proyectos de avanzada que alcanzó el grupo editorial del DLA desde su modesta rotativa ubicada en Valera; siendo esta proeza la única experiencia de este calibre a nivel nacional.
Esta capacidad del Diario de Los Andes de asumir y afrontar retos lo hizo merecedor de importantes reconocimientos a nivel nacional, pero muy en especial lo convirtió en el adalid de las grandes y más nobles causas trujillanas.
La crisis del papel que afectó todos los medios impresos del país, encontró a un Diario de Los Andes creativo y preparado para la convergencia mediática así como servicios informativos multiplataformas. Cuando muchos diarios del país optaron por cerrar y poner fin a su circulación, el DLA encaró el reto digital y se mantiene hoy día con vida, siempre fiel a las expectativas y necesidades de sus lectores. Pudiera seguir nombrando otras hazañas pero faltaría tiempo y espacio para ello.
Son tiempos duros para el periodismo en general en el ámbito local y global, así como para las empresas mediáticas, no obstante vemos un vigoroso DLA dispuesto a seguir dando la pelea y mantenerse por encima de todas las adversidades. Cuando otros cierran y bajan su santamaría, el Diario de Los Andes asume nuevos retos y permanece fiel a sus lectores y usuarios en espera de mejores tiempos que de seguro vendrán.
Con este esfuerzo titánico de perseverancia y supervivencia, Diario de Los Andes ratifica el compromiso que hace cuarenta y siete años suscribió cuando vio la luz un 24 de agosto de 1978. En todo este largo periplo han sobrado las razones y causas para rendirse, pero por el contrario, con hidalguía han sabido honrar el firme propósito de acompañar a nuestro querido estado Trujillo a mejores destinos. No es poca cosa lo que esto significa.
El cambio es lo único constante en la vida, sin embargo suele sorprendernos desprevenidos cuando nos asalta de improviso y nos encuentra sin respuestas, sin salida. No ha sido el caso del Diario de Los Andes, cuyo equipo editorial ha sabido afrontar y sortear los duros tiempos que nos han tocado vivir aunados a la amenaza tecnológica que nos acorrala a una una constante redefinición y reinvención.
La democracia como sistema de gobierno descansa necesariamente en la formación ciudadana para la toma acertada de decisiones, en consecuencia, mientras exista la democracia como ideal de convivencia, el periodismo y la empresa periodística tienen garantizada su existencia y ese debe seguir siendo nuestro norte. No existe democracia sin periodismo y periodismo sin ella.
Por ello, poder celebrar esta fecha, un aniversario más de la fundación del Diario de Los Andes, mi casa de siempre, mi gran escuela en el periodismo, me llena de regocijo y gran aliciente para los tiempos que vienen. Son tiempos de grandes y profundos cambios que de seguro encontrarán a un DLA preparado y dispuesto a nuevos retos.
Larga vida y salud al DLA. Salud!!
Teresita Jiménez
SALT LAKE CITY, AGOSTO 22
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