En la mitología griega, Edipo mata a su padre llamado Layo que era rey de Tebas, y se casa con su madre llamada Yocasta. En realidad Edipo no sabe que ha matado a su padre y se ha desposado con su propia madre, pero el caso es que luego Edipo llega a ser rey de Tebas.
La conocida tragedia griega titulada: ‘Edipo Rey’ del gran dramaturgo ateniense Sófocles (496-406 A.C.), comienza cuando Edipo ya es rey, y Tebas es asolada por una terrible plaga. El Oráculo de Delfos dice que la plaga no ha de ceder hasta que no haya sido vengada la muerte de Layo, antiguo rey de Tebas. Entonces Edipo consulta al famoso vidente ciego Tiresias que conoce la verdad sobre todas las cosas. Ciertamente Tiresias sabe todo lo que ha sucedido y la causa de la plaga que azota a Tebas, pero le responde a Edipo: “¡Ay, ay! ¡El saber qué tremendo es cuando no reporta beneficio al que sabe!….”.
Esta respuesta de Tiresias ha sido interpretada así: A veces es preferible ignorar la verdad cuando se trata de una verdad terrible. De ahí el llamado ‘Dilema de Tiresias’ que podemos expresar de la siguiente manera: “Cuando una verdad es horrible….¿Es preferible conocerla o es preferible no conocerla?”….Actualmente es pertinente referir este dilema porque con el confinamiento debido al Covid, en muchos países también hay una epidemia de estrés y depresión y hay personas que no quieren ni escuchar las noticias sobre el incremento de los casos. Yo confieso que siempre prefiero conocer la verdad sobre todas las cosas aunque sean verdades muy dolorosas.
Por otra parte, el filósofo norteamericano Robert Nozick (1938-2002) publicó en el año 1974 una obra muy conocida titulada: ‘Anarquía, Estado y Utopía’, que trata sobre filosofía política y social. El capítulo 24 se titula: ‘La Máquina de la Experiencia’ y Nozick concibe un experimento imaginario y comienza diciendo: “Supongamos que hubiera una máquina de la experiencia que le proporcione a usted cualquier experiencia que desee […] todo el tiempo usted estaría flotando en un tanque con electrodos conectados a su cerebro” (1). En ese experimento Nozick plantea que una vez que está en esa máquina usted puede vivir una vida que se siente igual que una vida normal. Las rocas se sienten duras, el sol es brillante, el café es caliente y así por el estilo. En resumen, cuando se vive en ese mundo todas las experiencias se viven igual que en el mundo normal real. La única diferencia es que todas las experiencias que usted viva no serán causadas por objetos reales del mundo real sino por computadoras que estimularán su cerebro por medio de electrodos. Es decir, serían experiencias virtuales. Además habrá una diferencia importante entre las experiencias que usted viva en esa máquina y las que viva en el mundo real. Antes de ingresar a esa máquina usted podría escoger el tipo de experiencias que desea vivir. Por ejemplo, si usted desea ser una estrella del deporte y tener miles de personas aplaudiéndole, o ser un exitoso líder político, eso se puede programar. Pero mientras usted esté en esa máquina no sabrá que todo ha sido predeterminado y que la experiencia que usted está viviendo es una mera simulación. Usted sería tan ignorante de que está en tal máquina de la experiencia como lo ignoraría si ya estuviera en ella en este momento.
Entonces imagine que tal máquina de la experiencia existe. Sería posible ingresar en ella y tener la garantía de una vida de experiencias agradables sin interrupción. Usted en tal disyuntiva tendría que escoger entre seguir viviendo en el mundo real afrontando las cosas buenas y malas, o ingresar en esa máquina y estar seguro de que sólo experimentará sucesos agradables (virtuales pero aparentemente reales)…..¿Escogería usted vivir el resto de su vida en tal máquina?……Si usted responde afirmativamente usted está entre las pocas personas que responderían de esa manera, porque la mayoría de las personas no solamente rechazan esa posibilidad sino que se horrorizan ante tal opción, porque piensan que en tal máquina no vivirían una vida real. En efecto, muchas personas consideran que no es suficiente tener experiencias simuladas de una vida buena, sino que quieren vivir de verdad una vida buena. Además muchas personas consideran que el hecho de estar dentro de esa máquina y no percatarse de que todo es un engaño hace más horrible el asunto.
Entonces ese rechazo de muchas personas ante tal tipo de vida feliz pero virtual hace pensar que los humanos valoran ciertas cosas más que la misma felicidad. El filósofo británico Julian Baggini (nac. 1968) interpreta de la siguiente manera ese rechazo: “Creo que los humanos tenemos una serie de valores que se pueden resumir en la palabra ‘autenticidad’. Este es un concepto resbaloso, pero involucra querer vivir la vida verdaderamente viendo el mundo como es y no bajo un engaño; siendo los autores de nuestras propias vidas; queriendo que nuestros logros sean el resultado de un esfuerzo genuino y una capacidad nuestra; interactuando con personas que sean realmente como nosotros y no meros simulacros de personas” (2).
Eso que dice Baggini probablemente es muy cierto, pero entonces podemos preguntarnos: ¿Por qué los humanos damos tanta importancia a ser autores de nuestras vidas y vivir una vida real y auténtica?….Baggini no plantea esta interrogante ni trata de darle una respuesta. Yo fui profesor de evolución de los seres vivos y se me ocurre una posible respuesta de índole evolutiva. Los humanos se han formado por un proceso de evolución biológica al igual que todos los seres vivientes. La especie humana es ‘creativa’ por excelencia y fundamentalmente activa y transformadora de su entorno. Para ello resulta muy obvio que el humano debe conocer verdaderamente la realidad de su mundo circundante y quizás por eso nos repugna pensar sobre la posibilidad de vivir pasivamente en el engaño aunque experimentemos todo tipo de satisfacciones virtuales.
Por otro lado, hasta donde sabemos, el humano es el único animal que tiene un sentido del amor propio y la dignidad, lo cual hace que se refrene de cometer acciones que considere no acordes con su valía personal. Asimismo, ese amor propio es lo que hace que el humano se indigne cuando siente que se le quiere humillar. Probablemente esa autoestima se formó por evolución y jugó un importante papel en el origen de la moral, porque el deseo de lograr un reconocimiento de la propia valía en el grupo social obligaba a comportarse adecuadamente. Entonces, gracias a esa autoestima el humano prefiere ser protagonista de su propia vida y vencer dificultades para alcanzar metas, aunque sufra, que vivir una vida de gratos éxitos fantasiosos y perennes engaños. En efecto, al superar obstáculos y alcanzar metas en la vida real el humano se reafirma como ser humano, cosa que no ocurre en la Máquina de la Experiencia. NOTAS: (1) Robert Nozick: ‘The Experience Machine’. Pags. 200-203 en ‘Life and Meaning. A Reader’. Edited by Oswald Hanfling. Blackwell Publishers (1987). (2) Pag. 99 en Julian Baggini (2005) ‘What´s It All About?. Philosophy & the Meaning of Life’. Oxford University Press.