Diario de los Andes nació para escuchar al pueblo con pensamiento de mayor fluidez

 

DIARIO DE LOS ANDES ES UN ENTE COMUNICACIONAL y el comunicador es un agente de cambio social, su compromiso esencial es luchar por la justicia, la realidad, la solidaridad y la libertad. Esto deja una inmensa satisfacción de ser útil. Nuestra función es de servicio, con un periodismo ágil, moderno y novedoso. La comunidad ha entendido perfectamente que nos debemos a ellos

 

Para delinear a Diario de Los Andes hay que decir, que nació con una estrategia a largo plazo, y por fortuna con el pasar del tiempo se fue cumpliendo.

Eladio Muchacho Unda, editor y fundador, suele decir que siempre ha contado con un valioso equipo de trabajo, quienes han llevado al periódico en sus distintas etapas a situarse en un lugar de preferencia en la población.

En Diario de Los Andes se fueron trazando estrategias y creemos que se han logrado excelentes resultados con el día a día. Es que DLA ha penetrado muy hondo en el alma colectiva comunitaria y ha sido efectivo en materia informativa en función de todos los sectores de la población.

Diario de Los Andes se ha caracterizado por ser un medio de comunicación que sabe hacer llegar un mensaje sobre temas diversos, que van más allá del diarismo o la pauta diaria, con temas críticos, denuncias y reflexivos que llaman a la superación de esos antivalores que como humanos que somos, todos llevamos por dentro. Eso ha ayudado a mucha gente. Es satisfactorio saber que también contribuimos con el enriquecimiento social, cultural y espiritual de un pueblo.

Nuestra función es de servicio, con un periodismo ágil, moderno y novedoso. La comunidad ha entendido perfectamente que nos debemos a ellos.

DLA es un ente comunicacional, y el comunicador es un agente de cambio social, su compromiso esencial es luchar por la justicia, la realidad, la solidaridad y la libertad. Esto deja una inmensa satisfacción de ser útil.

Cuando el Diario de Los Andes nació el 24 de agosto de 1978, vino a servir a los trujillanos. Desde ese día las puertas de esta casa editorial están abiertas a todos. En Diario de Los Andes las comunidades, los ciudadanos y las instituciones de diferentes ideales encontraron un aliado. Uno de los secretos de esa alianza, ha sido el respeto y apertura a todas las expresiones del pensamiento.

 

De la mano con la comunidad

 

Diario de Los Andes desde su génesis se trazó nortes y objetivos, entre ellos: trabajar de la mano con las comunidades, abriendo sus espacios para que las mismas dejaran de ser anónimas y dieran testimonios de sus luchas sociales en pro de beneficios comunes y colectivos, así como también de todo ese bagaje que venían heredando de generación anteriores.

Es que, Diario de Los Andes representa para todos quienes participaban en actividades comunitarias, culturales y para el propio seno de las comunidades, una experiencia única. Única en participación, en información, en comunicación, en impresión y en potenciación del accionar popular.

Si rebobinamos un poco y nos vamos a los años anteriores a que existiera DLA, nos damos cuenta que para esa época las comunidades eran prácticamente anónimas, inexistentes para aquellos medios comunicación social que para la fecha circulaban en la región. En esos días, las comunidades sólo eran notorias o protagonistas por los aspectos noticiosos negativos.

El común del pueblo que agrupaba las distintas comunidades populares y barriadas tenía muy pocas posibilidades de exceder a las declaraciones y mucho menos de poder hacer algún tipo de publicación.

 

Siempre innovando

 

Hasta hace cuarenta y un años, la historia dio un viraje de 360 grados, un movimiento radical comenzaba a gestarse a favor del pueblo, de su gente y sus comunidades, de sus problemas, de sus inquietudes, quejas, de sus opiniones, sus alternativas y propuestas. En fin, con Diario de Los Andes se comenzó a escuchar al pueblo en busca de contribuir a solucionar tanta problemática y necesidades. Hace cuatro décadas, la gente empezó a ver luz en el oscuro túnel, todo cambió. Esa comunidad que no había sido escuchada ya contaba con un receptor aliado. Desde ese entonces las comunidades y su gente fueron tomadas en cuenta.

Una nueva corriente se iniciaba. Un pensamiento de mayor fluidez, transformador y popular, donde se fueron asomando protagonistas que anteriormente habían sido totalmente anónimos o desconocidos pero que llevaban años luchando, trabajando en favor de sus comunidades y que veían como su empeño no tenía el efecto esperado. Ellos dan comienzo de la mano de Diario de Los Andes a una nueva era, la era del compromiso directo y frontal.

La virtud de DLA, fue como aporte principal: la de valorar a toda esa comunidad desasistida que requería asistencia difusión. DLA marcó esa pauta y eso le significó arraigarse en el sentimiento de la gente.
Las comunidades dejaron de ser subestimadas, menospreciadas, pasaron de ser noticias negativas para convertirse en la noticia del día e incluso, plasmada en primera página. Ese cambio radical, sólo fue posible con Diario de Los Andes.

 

Procesos transformadores

 

Durante el transcurrir de su historial, Diario de Los Andes y sus procesos de transformaciones, con momentos difíciles que han sido superados gracias al esfuerzo de todo el talento humano que lo ha integrado en diversas épocas. DLA tiene en su haber una vasta experiencia, todas exitosas y siempre en favor y pensado en el bienestar comunitario, en el pueblo.

Es así como a lo largo de su existencia, DLA se convirtió en cátedra magistral de cómo hacer periodismo para enaltecer y contribuir con la gente, lo más valioso que tiene un pueblo en sus distintos extractos sociales.

El histórico arranque

 

El 24 de agosto de 1978 había llegado la hora del arranque. Y lo hicieron con todos los hierros. En aquella oportunidad, aunque la figura parezca grotesca, se nos ocurre que debió ser en ropa interior. Porque lo hicieron sin telex, ni teletipo y con un equipo pequeño pero de mucha calidad integrado por: Eladio Muchacho como Editor, Aníbal Miranda, en la Dirección; Guillermo Montilla, en la Jefatura de Redacción, Luis González y Francisco Graterol Vargas, experiencia y juventud que se juntaron para cuajar un periodismo de excelencia. Los fotógrafos eran Gilberto Ascanio y Nelson Maya. Los «cartones cortones» de Raúl Díaz Castañeda. Eduardo Peña en arte y publicidad. El señor Carlos Gaviria al frente de los talleres. Seguidamente se incorporó Eduardo Viloria a la columna del aeropuerto, Guillermo Torres en la corresponsalía de Trujillo y la colaboración de amigos, como Antonio Pérez Carmona, Nelson Rodríguez, Rodolfo Zambrano, Julio Urdaneta y seguramente algunos nombres que merecen ser citados, pero en todo caso, ese grupo pequeño «soltó el pelero» los primeros seis meses haciendo de todo para mantener la naciente criatura en la etapa crucial de su vida.

 

Proyecto bien pensado

 

Diario de Los Andes ha sido fundamentalmente un factor de equilibrio y ponderación. Su presencia en la palestra ha evitado excesos y desbordamientos y ha logrado, sin poses, eso sí, apuntando que la función periodística se cumpla dentro de los elevados parámetros de su importancia, proyección y trascendencia. Esto ha sido un logro del cual toda esta familia y quienes han sido parte de la comunidad DLA, nos sentimos orgullosos.

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