Absurdamente, ante unas prácticas antiecologístas notorias sobremanera, producto de actividades antrópicas en pro dizque de un seudodesarrollo que promueven sectores ávidos de beneficios no sustentables e incompatibles con todo desarrollo humano para bienestar y calidad de vida, tales como: la expoliación y/o deforestación de la Amazonía, el desarrollo en nuestro país de un proyecto ecocida denominado Arco Minero del Orinoco (AMO), hervidero oficializado de delincuencia organizada, el empleo desconsiderado de combustibles fósiles generadores de gases de efecto invernadero (GEI), que nos asedian con una crisis climática de temperaturas elevadas y fenómenos extremos, celebramos el pasado lunes 5/6 el Día Mundial del Medio Ambiente, designado así por las NU para resaltar la protección y la salud del medio ambiente como tema importante que afecta directamente, al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico mundial. Más, sin embargo, no reparamos en el concepto del mismo, como entorno que afecta a los seres vivos, condiciona las circunstancias vitales, físicas, económicas y socioculturales, de un lugar, un grupo o una época, que impactan sobre todo ser vivo y podrían afectar a la salud pública.
Debió tratarse de un día para la reafirmación y apertura sobre una opinión ilustrada y una conducta responsable de las personas, empresas, gobiernos y comunidades en la preservación y mejora del medio ambiente que se degrada progresivamente ante la actitud impasible de los líderes de las superpotencias mundiales China/EEUU, Al extremo de negarse a desechar al carbón como combustible; tal es el caso de China, Alemania y algunos países latinoamericanos.