Otras metas son reducir al menos a la mitad la proporción de personas que viven en la pobreza; implementar a nivel nacional sistemas y medidas apropiados de protección social para todos; garantizar que todos tengan los mismos derechos a los recursos económicos y acceso a los servicios básicos, la propiedad y el control de la tierra y otros bienes, la herencia, los recursos naturales, las nuevas tecnologías apropiadas y los servicios financieros, incluida la microfinanciación; fomentar la resiliencia de los pobres y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras perturbaciones y desastres económicos, sociales y ambientales; crear marcos normativos sólidos sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza, entre otras.
La experiencia mundial dice que un país pone fin a la pobreza generando puestos de trabajo bien remunerados, pues la única fuente legítima de riqueza es el trabajo. Para que exista empleo deben existir muchas empresas, grandes y pequeñas que lo generen y lo hagan crecer. Y para ello se necesita libertad, democracia, Estado de derecho, instituciones sólidas, respeto a la propiedad, reglas claras y en general todo aquello que genere confianza para el que quiera innovar y emprender. Y una justicia fuerte que castigue los abusos.
Dado ese entorno nacional, en lo local se requiere que las sociedades generen confianza entre sí, redes de información y cooperación, facilidades para la innovación y el emprendimiento, estímulo para una economía humana basada en propiedad familiar y pequeña y mediana empresa, solidaria y comprometida con el lugar y con su ambiente, alianzas institucionales entre gobiernos locales, emprendedores y universidades para la creacion de entornos favorables.
Contando con un entorno de libertades, a los lugares se le abren enormes oportunidades, y aquellos que cuenten con estrategias claras avanzarán hacia su bienestar. En un entorno autoritario, sin Estado de derecho y sin estímulo al trabajo sólo avanza la miseria, que se hace más grave en los lugares más débiles y dependientes. ¿Cumplirá Venezuela este primer objetivo del desarrollo sostenible? Sabemos lo que hay que hacer.