Desde el conuco | UN COFRE DE CAOBA PARA SIMÓN BOLIVAR | Por: Toribio Azuaje

 

«Padre nuestro que estás en la tierra, en el agua, en el aire de toda nuestra extensa latitud silenciosa,

todo lleva tu nombre, padre, en nuestra morada» (Pablo Neruda)

 

El nuevo mausoleo donde reposan los restos del Libertador Simón Bolívar contiene un cofre de madera que a solicitud expresa del Comandante Hugo Chávez Frías fue cuidadosamente elaborado y seleccionada la madera usada para tan delicado trabajo. El presidente Chávez le ordenó tal misión al ministro Elías Jaua quien para entonces se desempeñaba en la cartera de Agricultura. Rápido como todas las órdenes emanadas de la voluntad del presidente se emite la orden hasta llegar a quien finalmente fue el encargado de buscar el árbol que proporcionaría madera suficiente y en calidad suprema como para construir con ella el ataúd en que reposarían los restos del padre de la patria.

El ingeniero a quien finalmente le encomendaron la tarea comienza con afán la búsqueda del árbol que aportaría la exquisita y fina madera que sería utilizada para este trabajo. Así recorre el país en búsqueda del mejor ejemplar,  no era cualquier árbol el que debía seleccionar, tendría que escoger el más frondoso y sano, lo suficientemente grande  como para proporcionar la madera necesaria para una tarea tan delicada como esa de construir un ataúd para Simón Bolívar.

Además de exigente la tarea de selección del árbol, implicaba una alta responsabilidad por la significación histórica del trabajo final. No es cualquier árbol que el ingeniero debía seleccionar, este tenía que ser un árbol de caoba. La caoba es una madera de color rojizo característico, muy apreciada para la fabricación de muebles de gran calidad. Procede de tres especies de árboles de la zona intertropical del continente americano. Caoba de la Indias occidentales, de Honduras y la del Pacífico.

Muchos kilómetros debió recorrer el ingeniero, tratando de ubicar el mejor árbol lo suficientemente adulto. Finalmente cuando ya se agotaba el calendario, cuando ya los tiempos se acortaban y la presión se hacía más inminente apareció el árbol tan ansiosamente buscado. Un imponente ejemplar de caoba cuyo diámetro daba con las exigencias requeridas, era una caoba que había sido sembrado hace ya mucho tiempo en la reserva forestal de Turen ubicada en la estación experimental de silvicultura «El Manguito» en jurisdicción del Municipio Páez del Estado Portuguesa.

Pero no he querido escribir estas líneas para hablarles del árbol que por demás es el protagonista de la historia, sino que quiero referirme a quien le fue encomendada la tarea de recorrer las diversas reservas forestales y bosques del país en cuidadosa búsqueda del árbol de caoba que proporcionaría la madera nada menos que para construir el cofre para guardar definitivamente los restos del Libertador Simón Bolívar.

El ingeniero Gelman Carrasquero, nativo de Biscucuy la capital del buen café fue a quien le encomendaron la exigente tarea. El loco Gelman cómo siempre le llamamos desde los  tiempos en que recorríamos los pasillos y las aulas del liceo Fernando Delgado Lozano. Después de obtener el título de ingeniero forestal en la Universidad de Los Andes ha dedicado su vocación profesional al trabajo en el Ministerio del Ambiente, siendo reconocido nacionalmente cómo un destacado profesional, fue entonces el seleccionado para esta histórica tarea.

Hoy con estás letras que salen del tintero quiero rendirle en vida, un merecido homenaje al amigo Ing. Gelman Carrasquero con quien comparto aún muchas tardes de agradables conversas en este pueblo amado que un día nos vio nacer.

Biscucuy es realmente un pueblo mágico, fue el primer pueblo Portugueseño en sentir las pisadas de Bolívar durante la campaña admirable y además fue un Biscucuyano quien se encargó de buscar la madera donde descansa para la eternidad el Padre de la Patria.

 

 

 

 

 

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