«Ojalá que llueva café en el campo»
Juan Luis Guerra
La tarde está ardiendo hoy luego de una ráfaga de inclemente sol que calienta la tierra, el calor es inmenso durante todo el día, el sol tuesta la tierra y se hace imposible sembrar en estas circunstancias, son largos los días de sol y largos los meses que nos aguardan mientras esperamos la entrada de las lluvias. Mientras tanto se come todos los días y varias veces debemos colocar los pies bajo la mesa.
En este pie de monte hay agua en cantidad y sin embargo no hay cultura del riego, con esta realidad son seis meses que perdemos pudiendo aprovechar esa energía solar para transformarla en alimentos. Es necesario sensibilizar y capacitar a nuestros campesinos en el uso adecuado del recurso agua para desarrollar pequeños sistemas de riego que nos permita sembrar en el verano que cada año tiende a ser más intenso producto del desastre ecológico que ha desencadenado eso que llaman hoy como cambio climático.
Por aquí perdemos medio año de luz y de calor que bien pudiéramos transformarla en alimentos para nuestra manutención, de tal manera que cuando un campesino alcanza los cuarenta años de su vida, son veinte los que ha desaprovechado para la agricultura y en realidad ha dejado de vivir otro tanto. Es necesario entonces promover entre nosotros la cultura del riego y así todos los campos se convertirían en una verdadera cantera de alimentos diversos para el consumo humano y animal. No es sólo Biscucuy desde donde les garabateo estas ideas que pasan por mi mente el que arrastra esta característica, tal realidad se expande por doquier.
Podemos construir pequeños sistemas de riego, por gravedad, con las bombas de ariete o con cualquier otro método descubierto por el hombre, solo hace falta un mínimo de impulso que pueda sacarnos de esta dinámica perversa que nos ha acompañado durante toda la existencia. Para esto no podemos seguir aguardando la ayuda institucional que nunca llega, solo hace falta que decidamos entre todos nosotros echar a andar una propuesta de cambio de nuestro sistema de vida y de siembra en todas nuestras zonas rurales.
Acompañar esta propuesta con un regio plan de conservación y de siembra del agua es necesario y hacia allá debemos transitar. No hay tiempo que esperar, echemos a andar esta propuesta sacudiendo la conciencia en nuestros campesinos para revertir esta desastrosa realidad a la que nos han acostumbrado.
Nuestros campos están cada vez más desasistidos y estos deben convertirse en lo que realmente son, un paraíso promisor de alimento y de vida, no podemos seguir aguardando la ayuda que jamás llegará, en un sistema de cosas caracterizado por la dominación y la explotación del campesino.
PD.:
Los campesinos no tenemos más partido o ideología que el entorno natural que nos rodea. Por eso me declaro NATUCENTRISTA.
El NATUCENTRISMO será una nueva civilización donde el centro lo constituya la naturaleza. Es tal vez la más importante y revolucionaria propuesta de resistencia para garantizar la sobrevivencia de la vida en este maltratado planeta.