Desde el conuco | EL ARTE de regar maíz | Por: Toribio Azuaje

 

«La vida, como el amor, es tan solo un rato»

(TAA)

Nuestros conucos que están a cada paso en la montaña, son la expresión de lo que somos y como lo vivimos. Por ejemplo, en esta parte del país, sembrar maíz o caraotas tiene un tratamiento distinto al usado en el sistema extensivo de los llanos venezolanos. En plena temporada de lluvia entre julio y agosto los campesinos se disponen a «tapar maíz» o caraotas según sea el caso, en un bosque reposado y previamente seleccionado para tal fin, se «tapa» el maíz para que tres meses más tarde nos proporcione las cachapas y las arepas que van a ser el sustento de nuestra familia.

Aquí en nuestros conucos se cultiva el maíz para consumo interno, no para vender, de eso se encargan los adinerados de aquellos maizales interminables, sembrados con máquinas y levantados a punta de venenos. Ustedes se han puesto a pensar ¿cuántas partículas de veneno nos tragamos cada vez que comemos arepa hechas con la harina del maíz envenenado que nos ofrecen en el abasto de la esquina en lindos y coloridos paquetes?

Pero, ¿Qué cosa es regar maíz?, El regador se tersea una marusa con varios kilos de maíz, y machete en mano marca el corte, regar el maíz es distribuirlo al voleo, esparciéndolo en el bosque antes de tumbar el monte, de éste modo, al rozar, el maíz queda tapado por los escombros verdes que son finamente espicados en el piso, estas hojas y trozos de ramas se secan y se descomponen incorporándose a la tierra y así dejan salir las frondosas matas de maíz que muestran la habilidad del regador y la bondad de la naturaleza.

Pero regar el maíz no es cosa fácil, debe ser esparcido y repartido con delicadeza y tino, con uniformidad en todo el terreno, no debe quedar ni muy «ralo» ni demasiado «arrejuntao»,  de tal manera que solo algunos campesinos dominan esta habilidad. El secreto está en la cantidad de maíz que se toma en el puño y la manera como se lanza contra el monte. Mi viejo era un especialista en regar maíz, tenía postgrado en esas lides, los vecinos y compadres lo buscaban para encomendarle esta tarea, así, el maíz que regaba papá nacía parejito y uniforme. Muchas veces tratando de emular a papá he intentado hacerlo como él, pero que va, me nace amontonao y algunos espacios quedan sin recibir un grano.

Cuando el maíz queda mal regado hay que «entresacarlo», esto consiste en eliminar las maticas que nacen muy amontonadas, de este modo damos espacio para el buen crecimiento de las planta más aventajadas. Les juro que la vida campesina guarda consigo un montón de secretos y destrezas que se transmiten por generaciones, son aprendizajes que la vida rural va entregando a quienes tenemos la fortuna de convivir en este mágico mundo verde.

Ayer regué cinco kilos de maíz, y en cada puño que lanzaba volaba un grato recuerdo de mi padre, a quien le agradezco eternamente haberme traído al mundo en estos montes. Esperemos a ver cómo me nace, después les contaré que tan mal regado me quedó.

 

 

 

 

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