El agua:
Siguiendo con el tema referente a promover la cultura del riego en las comunidades campesinas y en la agricultura en general, creo que lo correcto es plantearse este tema más o menos de este modo: Promover en las comunidades campesinas la cultura del riego y el uso adecuado del recurso agua. Esta propuesta implica promover los sistemas de riego agrícolas acorde a las características del entorno y a las necesidades locales, los cuales deben estar acompañados de un plan de siembra y conservación del agua en nuestros campos. Todo esto debe orientarse tomando en consideración las características edafoclimáticas locales,, en el entendido que el elemento principal a considerar y al cual debemos responder es a la naturaleza como tal, será ella la que orientará nuestro accionar.
El sol:
El sol constituye un elemento importantísimo a considerar en nuestra vida campesina y productiva. Los cultivares, el tratamiento de las cosechas, el manejo y conservación de los productos recolectados, en todos estos momentos tiene un peso especifico importante la existencia de la luz y el calor de la estrella mayor. La energía solar es entonces un recurso de primer orden y al que también hemos descuidado y subutilizado. Podemos generar la electricidad necesaria para las diversas actividades que desempeñamos en el campo. Es cuestión de sacar cuentas y revisar su viabilidad de acuerdo a nuestra propia realidad.
Los vientos:
Los vientos son otro de los recursos que disponemos y malgastamos o son poco considerados en nuestras actividades productivas, estos constituyen una fuente de energía aprovechable. Es necesario promover la capacitación en torno a estos temas que resultan ecológicamente importantes y económicamente considerables.
El suelo:
En la escuela nos enseñaron que el suelo era un elemento abiótico. Por el contrario, el suelo es un organismo vivo y como tál hay que considerarlo en nuestra actividad. Un suelo manejado bajo los parámetros de la agroecología resulta mucho mas rentable y productivo, además esta práctica nos libera de las garras nauseabundas de los consorcios de la industria de los agroquímicos promovidos desde las altas esferas del poder mundial.
La semilla:
Éste es el punto algido y esencial en la actividad agrícola. El control de la semilla nos otorga la independencia y la soberanía. Por el contrario la carencia de la semilla nos hace dependientes y esclavos. Quién tiene la semilla tiene el poder. Hay que promover un agresivo plan de producción y preservación de semillas nativas no transgénicos. Aquí hay que destacar el esfuerzo que se viene realizando a través la Alianza Científico Campesina promovida desde el Ministerio de ciencia y tecnología.
Paso a paso hay que avanzar hacia la agroecología, promoviendo y ejecutando las buenas prácticas agrícolas en toda los momentos de las actividades del agro.
¡Agricultura ecológica yá!