Cada año por tiempo de cosechas, según sea el rubro agrícola cultivado, de acuerdo a la región agrícola que se cultive, cada temporada es el mismo trajín, pareciera un cuento de nunca acabar. Los campesinos y agricultores nos enfrentamos a una dinámica perversa en la que vemos disolverse nuestros sueños en una realidad repetitiva que se expresa en la explotación brutal por parte de los agronegociantes.
El nuestro, es un país donde los agricultores del maíz deben salir cada año a pelear por un precio justo para su granos, que representa el sudor entregado a la tierra para alimentar a la población. Un país donde los agricultores del arroz, deben marchar con sus tractores cada año en búsqueda de colocación de su producto a precios que justifiquen y dignifiquen su trabajo.
Un país donde los productores de hortalizas de Los Andes deben enfrentarse a una competencia desleal contra un contrabando, promovido desde los estratos más corruptos que se mueven en el mercado agrícola, amparado por la indiferencia o complicidad de un Estado capitalista y brutalmente destructor.
Un país donde la incertidumbre es la acompañante fiel del trabajador que produce la comida diaria del pueblo. El nuestro, es un país carente de una visión agrícola cónsona con el interés nacional de satisfacer las necesidades del pueblo y convertir a nuestros campos en un espacio de desarrollo sustentable.
A estas alturas del partido, mientras salen estas letras, aún no definen el precio del maíz, lo que favorece a los agronegociantes, a la burguesía que parasita del Estado venezolano, tanto como otrora lo hizo la rancia burguesía agraria que se consolidó en la llamada cuarta república, esta vez el turno le corresponde a las nuevas oligarquías y a la burguesía teñidas de escarlata. No existe una política de Estado en materia agrícola, para proteger a los agricultores y campesinos, quienes se encuentran más desasistidos que nunca. No es ni la sombra de lo que Chávez anheló, no se parece en nada a lo que aspiraba el comandante.
Como hacer para que entiendan que la agricultura es la llamada a promover e impulsar el crecimiento nacional. Como hacer para que les entre por el coco, que la agricultura es la que garantiza y proporciona el alimento necesario para nuestra gente. Como lograr que entiendan, que las políticas agrícolas deben diseñarse para proteger a los agricultores y campesinos, no a quienes negocian con el fruto de nuestro trabajo.
A pesar de las políticas equivocadas, sin planes de capacitación, sin protección, sin financiamiento, a todo riesgo, a puro pulmón, los campesinos y agricultores salen cada día a entregarle su fuerza y empeño al trabajo más honorable.
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