Desde cerro Felipe |  Corrupción tras corrupción | Por: Héctor Díaz *

Por: Héctor Díaz *

Los últimos destapes de ollas de la podredumbre y corrupción le ha dado la vuelta al mundo por las distintas vías comunicacionales o redes sociales, en el país ese asombro ya ni se siente porque hemos perdido hasta la capacidad de asombro en veintidós años de una presunta revolución que llegó por la vía electoral. Este recorrer de años rojos rojitos, empezando por el primer año en función de gobierno, cuando se destapó la primera olla con el Fondo Único Social (FUS), donde también ya había militares involucrados en el guiso administrativo, ese fue el inicio de la escalada de escándalos de hechos dolosos contra la cosa pública, pero que en vez de corregirse, se fue acentuando cada día más.

No había un año que no estallara una granada administrativa y muchas veces, estallaban varias en un solo año; eso nos fue adaptando y ya la veíamos como algo normal en el país de los cleptómanos rojos. Se convirtió en una cultura la corrupción administrativa, no solamente la desviación de recursos económicos, los cargos en la administración pública son ostentados por individualidades sin ninguna capacidad para gerenciar: alcaldes, gobernadores, ministros, jefes de institutos autónomos, toda una cadena de incapaces. Pero el eslogan era: “Así, así es que se gobierna”.

El cierre de medios de comunicación social ayudó a silenciar muchas denuncias y a mantener tapada ollas podridas de hechos de corrupción, fue un excelente mecanismo aupado desde el propio gobierno para que la opinión pública no se enterara de cómo estaban robando al país, hasta que llegó el momento, producto de las presiones, desde las propias bases del partido que venían pidiendo a gritos la decencia en la administración pública, no había una asamblea política donde no saliera a relucir el tema de la corrupción, militantes que botaron el miedo para denunciar a sus propios compañeros que ostentaban cargos y estos veían la opulencia, el derroche y el cambio de estatus social que de la noche a la mañana presentaba aquel funcionario rojo rojito. El propio presidente de la república tuvo que armar todo un grupo policial anti-corrupción para poder medio frenar la escalada del saqueo que estaba sufriendo el país y allí observamos en la operación “Caiga quien caiga” a connotados dirigentes de la estructura del partido, en fila india, bien esposados y camino a la presentación ante el tribunal para la lectura de sus cargos; el país sintió una sensación de alivio frente a lo que muchos años ya era vox populi la gran corrupción, del Gobierno Pesuvista en Venezuela.

Los medios de comunicación social, incluyendo los que controla el gobierno, tanto periódicos, radiales, televisivos redes sociales le dedicaron espacios importantes para mostrar ante la opinión pública la “purga administrativa” que durante veintidós años venía exigiendo el país, pero, apenas esa era la cola de lo que estaba ocurriendo, el país no se imaginaba la podredumbre en cada uno de los órganos del poder del gobierno. El gobierno pensaba que con esa pequeña dosis para demostrar la lucha contra la corrupción era suficiente para rescatar la poca honorabilidad que tenía, pero no fue así, al mejor estilo del Titanic se ha venido hundiendo más ya que la operación “caiga quien caiga” quedó corta, aunado a la protección, que desde el propio gobierno, se ha visualizado con figuras como la del ex ministro Tareck El Aissami, quien hasta los momentos no se sabe cuándo va hacer presentado ante el tribunal y donde fue recluido. Aún estamos en la espera los venezolanos de que se nos diga la verdad sobre estos delincuentes que saquearon al país y que el mismo gobierno sabía desde hace quince años los negocios que estaban haciendo, sus bienes en fincas, empresas de maletín, cobro de comisiones y donde muchos de ellos, le exigían a los alcaldes parte del presupuesto municipal.

Hoy el partido de gobierno está por el suelo y nada más se sostiene por la represión y un sector de las fuerzas armadas que es intocable, y el propio gobierno lo sabe que si destapan esa olla verde oliva se les viene el mundo encima.

 

*Ex concejal

 

 

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