Madrid, 13 dic (EFE).- La repetición del sorteo alivió en parte al Atlético de Madrid, que pasó de enfrentarse al rival más temible de todos, el Bayern Múnich, a cruzarse con el Manchester United de Cristiano Ronaldo; un adversario en reconstrucción, a la altura de las dificultades que también sufre en la actualidad el conjunto rojiblanco, nada que ver con la diferencia que asumía de partida el equipo de Diego Simeone en su desafío original contra el poderoso campeón alemán, pero con la alarma que siempre salta cuando tiene enfrente a ‘CR7’.
Hay pocos futbolistas con más impacto que él en los desvelos del Atlético de Simeone en la máxima competición europea, goleador implacable contra él hasta en siete ocasiones en este torneo, protagonista incontestable en las eliminaciones en las semifinales de 2016-17, con el Real Madrid (tres goles en la ida); en los octavos de 2017-18 (tres goles en la vuelta), con el Juventus; y en la final de San Siro de 2016, cuando anotó el penalti definitivo que agrandó el dolor rojiblanco. También macó un gol en la final de Lisboa, en la prórroga, el 4-1 final, en otro capítulo cruel en la Champions, tan cerca entonces y tan lejos ahora para el Atlético.
Aunque United y Bayern, el rival que surgió para el conjunto madrileño en la extracción de bolas de las 12.00 horas (luego invalidada por «un error de software», según la UEFA, tras las explicaciones que el Atlético solicitó al organismo y publicitó en sus redes sociales) coincidan en la condición del primer puesto del grupo, no es lo mismo, ni se acerca, jugar contra el bloque alemán que contra el inglés, dirigido ahora por Ralf Rangnick, el sustituto del ‘naufragado’ Ole Gunnar Solskjaer en esta temporada.
Nadie quería al conjunto alemán, apabullante en la fase de grupos, ganador de todo a lo que se enfrentó: 0-3 y 3-0 al Barcelona, 5-0 y 1-2 al Dínamo Kiev y 0-4 y 5-2 al Benfica. Seis de seis, pleno de 18 puntos y 22 goles a favor. Más tantos que nadie en esta edición de la máxima competición, en la que acumula 107 remates. También es el que menos dianas ha recibido, con tan solo tres, aparte de que se ha sostenido imbatido en cuatro de seis duelos y de su cantidad de buenos futbolistas en la plantilla, algunos incontestables.
Su colección de nombres asusta aún más del campeón de Europa de 2020 y del equipo que marca tendencia en el continente en el presente. Desde atrás, con el portero Manuel Neuer y los defensas Dayot Upamecano (ya eliminó al Atlético con el Leipzig en 2020), Niklas Sule, Benjamin Pavard o Lucas Hernández (fichado por el Bayern al club rojiblanco en 2019 a cambio de 80 millones de euros), hacia adelante, con un bloque que parece casi imparable para cualquiera.
No hay -o son muy pocos- medio centros en Europa que entiendan el fútbol como Josuha Kimmich, que lo hace todo bien en esa posición. Ni centrocampistas con un futuro tan esplendoroso como el que se aguarda de Jamal Musiala. Corentin Tolisso, el recorrido de Alphonso Davies o Leo Goretzka complementan una línea que se dispara en conexión con sus atacantes, con los imparables extremos Kingsley Coman y Serge Gnabry, con Thomas Muller y con el goleador de los goleadores: Robert Lewandowski. Ha marcado nueve goles en esta edición de la Liga de Campeones. En tan solo seis partidos. Otra barbaridad.
DE LEWANDOWSKI, KIMMICH, GNABRY O MULLER A CRISTIANO, POGBA O BRUNO FERNANDES
El United es menos sin duda hoy por hoy que el Bayern. Entre posibilidades como él o el City, a nadie le causaba demasiado desasosiego un oponente como el United, que rebusca rememorar su pasado más imponente en un presente incierto. También fue primero de grupo, como el Bayern, pero con una diferencia sustancial, que no admite comparación: tres victorias, dos empates y una derrota, con 11 goles a favor y 8 en contra, enfrentado en el cuarteto al Villarreal, el Atalanta y el Young Boys, que lo empató en casa en la última cita, bien es cierto que sin nada en juego para ninguno de los dos, pero que también lo ganó 2-1 en la primera jornada.
No parece un rival desagradable para el Atlético… en las circunstancias actuales. Otra cosa será dentro de dos meses, cuando se crucen en la reanudación de la Liga de Campeones. Para entonces, su técnico habrá tenido el tiempo suficiente para rearmar a su equipo dentro de los parámetros que él quiere, afinado y a punto para encarar el doble enfrentamiento con el Atlético de Madrid, primero en el Wanda Metropolitano y después en Old Trafford.
Porque el United tiene también muy buenos futbolistas. No es sólo Cristiano Ronaldo, goleador 17 veces contra el Atlético a lo largo de su carrera, sino también Bruno Fernandes. O Paul Pogba, enfrentado a su amigo Griezmann. O Jadon Sancho. O David de Gea, criado en la cantera rojiblanca y campeón con esa camiseta de una Liga Europa y una Supercopa de Europa. O Jadon Sancho. O Nemanja Matic. O Raphael Varane. O Harry Maguire.
Y en ataque, aparte de Cristiano, goleador seis veces en cinco duelos en esta Liga de Campeones, el deseado tantas veces por el Atlético Edinson Cavani, a punto de ponerse a las órdenes de Diego Simeone hace dos años para terminar después en el United; Marcus Rashford, Anthony Martial o el joven Mason Greenwood para desafiar al conjunto rojiblanco, que coincide con su oponente en que ahora no es todo lo que debe ser entonces.
DOS MESES PARA CREER EN EL ATLÉTICO
Porque el Atlético debe reaccionar de aquí a mediados de febrero, porque también tiene un goleador infinito (Luis Suárez), también dispone de una plantilla de indudable potencial, tiene a Jan Oblak, Antoine Griezmann, Joao Félix, Thomas Lemar, Yannick Carrasco, Marcos Llorente, Rodrigo de Paul… Y no funciona aún en su colectivo. «Vinieron de la temporada pasado dos o tres futbolistas solamente (De Paul, Griezmann y Cunha), pero muy buenos, que hay que involucrarlos y meterlos donde el equipo pueda funcionar mejor», repasó cuando logró a última hora la clasificación para octavos con un triunfo 1-3 en Oporto, el pasado martes.
Por más vueltas que le da Simeone, rodeado de más dudas que nunca en la década que cumplirá el próximo 23 de diciembre en el banquillo del Atlético, a día de hoy es un equipo difuminado, perdido, irreconocible, en la indefinición, en la nada, inexpresivo en ataque y muy frágil, como nunca se había visto, en su defensa. También un conjunto en declive en la Liga de Campeones. Un dato es revelador: sólo ha ganado siete de sus 20 partidos más recientes en la máxima competición europea. Apenas un 35 por ciento.
Es un equipo imprevisible, obligado por sus propios deméritos hasta ahora (10 victorias en 22 partidos oficiales en esta campaña, nada más ocho en los 20 más recientes, 26 goles en contra, más que nunca en la era Simeone…) a fiar todo un año a la Liga de Campeones, desde dos perspectivas diferentes: la clasificación esencial por la Liga -vista la distancia de 13 puntos de la que está actualmente el Real Madrid, el líder de la clasificación, después del 2-0 en el derbi de este domingo, y situado en el cuarto puesto- y la competición en sí, incluido entre los 16 mejores a última hora en Do Dragao, mientras surgen en el horizonte el United y Cristiano Ronaldo. Hoy no tiene argumentos el Atlético para sentirse favorito contra nadie en la Champions. Antes debe reencontrarse consigo mismo.
Iñaki Dufour