Por: María Eloina Conde
Las casualidades no existen y en el arte de la política los ataques son calculados con cuidado absoluto en los detalles. En la última semana hemos visto con pasmosa actitud cómo ha arreciado la persecución y ofensiva política contra la dirigencia opositora en el país, y aunque algunos pueden ver un descuido, les recordamos que tanto o más importante es el momento en que se ataca como el ataque mismo.
Sun Tzu, en su clásico manual El arte de la guerra, nos dejó algunas lecciones importantes que en un ambiente político tan complejo como el venezolano, es muy conveniente repasar. La importancia de la velocidad y la sorpresa son fundamentales para tomar al enemigo desprevenido y asegurar la victoria. También sostiene que el triunfo en la guerra se logra a través de una planificación y una estrategia cuidadosas, no a través de la fuerza bruta.
El uso del engaño como herramienta poderosa que puede emplearse para confundir al enemigo y obtener una ventaja, aunque sea momentánea, también es importante, así como la adaptabilidad es fundamental puesto que las condiciones son vertiginosamente cambiantes y sobre todo lo demás; el conocimiento del enemigo es esencial para poder derrotarlo. Lecciones todas que vienen al caso porque lo que en una democracia normal sería debate de ideas y contraste de ideologías, en Venezuela se ha convertido en una sucesión de batallas y enfrentamientos interminables.
Ahora bien, de la sorpresa es difícil salvarse, pero no hay dudas de que a la oposición venezolana le ha faltado capacidad de previsión para disminuir su impacto. Y cuando se trata del enemigo se podría deducir que en muchos momentos clave de los últimos 25 años no solo se ha pecado de desconocimiento sino también de subestimación de su fuerza, su determinación y sus capacidades. Pero, aun en medio de semejante escalada de terror en contra de su dirigencia, se necesita coraje para continuar en el camino y hacer uso de una estrategia blindada, ésa es la mejor respuesta para recuperar el país. La unión, la cohesión y la coherencia son absolutamente necesarias en ese trayecto. Juntos y construyendo con todas las herramientas posibles, ahí está la fuerza.
Son momentos de mucha tensión pero con fechas claras —aunque no imparciales— para el desarrollo de las batallas, y en la última, este 28 de julio, debemos estar prestos a participar no desde las gradas sino en el campo, haciendo uso de nuestra única arma: el voto, que podremos accionar si y sólo si nos hemos inscrito o actualizado nuestros datos en el registro electoral permanente, paso clave que nos debe recordar que en una batalla así no hay que descuidar el menor de los detalles ni las acciones por pequeñas que parezcan.
Este 28 de julio, tendremos algunas certezas importantes, y entre otras, podremos conocer nuestra voluntad como país y mostrar el compromiso y el sentido de responsabilidad que tenemos con nuestro futuro, nuestra familia y nuestro país, además sabremos si las lecciones del arte de la guerra han sido aprendidas.
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