Luis Cárdenas.- Sin poder ver un solo minuto a lo largo de toda la temporada, o mejor dicho, parte de ella, porque tuvo un breve paso por Bélgica, el delantero vigiense Adalberto Peñaranda se despide de su segundo curso en Inglaterra sin aún disfrutar de sus primeros minutos en la Premier League, su deuda pendiente en una carrera que prometía mucho, pero que por diferentes motivos se ha estancado en los últimos dos años.
Luego de brillar con el Granada en La Liga (primera división de España), con el que marcó cinco goles en la temporada 2015-2016, para luego pasar a Italia al Udinese, en el que estuvo apenas en seis partidos, regresando al fútbol español con Málaga sin fortuna, el joven vigiense partió a Inglaterra para buscar su consolidación, en un momento en el que era pretendido por grandes clubes, gracias a su irreverencia dentro de la cancha.
Pero tras su deslumbrante participación en el Mundial Sub 20 Corea del Sur 2017, donde con su aporte contribuyó a la consecución del histórico subcampeonato, una lesión precisamente en la final que se perdió ante Inglaterra en esa justa fue la punta del iceberg en la carrera del criollo, que desde entonces ha pasado más en la sombra que en el estrellato, desorientado y sin poder conseguir la estabilidad necesaria para relanzar su carrera.
Y para colmo, los resultados negativos del club fueron mermando sus posibilidades de ver minutos, además de la falta de confianza del cuerpo técnico para lanzar al ruedo al criollo en momentos tan complicados. Este fin de semana finalizó la Premier League y con ellas se esfumaron las opciones del Watford de seguir en primera, luego de sufrir su tercera derrota consecutiva que lo mandó a la Championship (segunda categoría).
Ahora se viene un futuro incierto para el futbolista de 23 años de edad. 520 minutos ha sido el total de actividad que ha tenido Peñaranda desde enero del 2018 (dos años y medio), una cifra muy pírrica para un futbolista del nivel que exhibía hace cinco años y que prometía ser el “Neymar venezolano”, pero que entre las lesiones, los problemas que tuvo con la visa de trabajo en Inglaterra y otras cosas extradeportivas que van más por lo psicológico, lo han convertido en uno más, un mortal que deberá hacer algo extraordinario en el futuro inmediato si desea continuar en el fútbol europeo de élite.