DLA.- A pesar que los voceros gubernamentales afirman tenerle garantizado todo el tratamiento de manera gratuita para quienes contraigan la COVID-19, en el estado Trujillo se reportan casos de “nosocomefobia” (miedo a los hospitales). “Yo no voy a ir al Hospital a que me maten, allá no hay nada, prefiero curarme en la casa, aquí me hago el tratamiento”, comenta W. V., paciente positivo a COVID-19 que reside en la parroquia Sabana Libre del municipio Escuque.
Las autoridades sanitarias insisten que los más responsable y saludable es dirigirse a los centros asistenciales cuando haya alguna sospecha de estar contagiado con el mortal virus, más «no a esconderse» en sus hogares. «La mayoría de los muertos son personas que fueron al Hospital cuando ya no había mucho por hacer», reprochó recientemente Henry Rangel Silva, gobernador del estado Trujillo.
En el más reciente reporte sobre las estadísticas en Trujillo -ofrecido por el propio Rangel Silva-, la entidad registra 2.077 casos positivos de COVID-19 , de los cuales 1.958 están recuperados (94,27%), 38 casos aún se mantienen activos (19 en hospitales y 19 con tratamiento ambulatorio), además de la lamentable cifra de 81 fallecidos. El mandatario no dio detalles sobre el estado de salud de los casos activos (casos asintomáticos, leves, moderados o graves).
«Tenemos capacidad hospitalaria, pero ésta es frágil y hay que cuidarla», dijo el gobernante chavista al alertar que es posible un incremento de contagios de COVID-19 en las próximas semanas, como consecuencia de la presencia de una de las variantes brasileras en la entidad, razón por la cual Fundasalud solicitó a Nicolás Maduro, ampliar el número de camas para pacientes con esta patología en los llamados “hospitales centinelas” en la región. Rangel no dijo cuál es la capacidad hospitalaria de Trujillo.
El sistema público de salud está colapsado, cerca de 80% de los hospitales presentan una “escasez crónica” de agua, de acuerdo con datos de la ONG Monitor Salud, y 50% de las emergencias no tienen los suministros básicos para atender a los pacientes con COVID-19 en Venezuela, y Trujillo no es la excepción.
Pero aquellos trujillanos que no asisten a los hospitales públicos por las razones ya expuestas, y optan por el sistema de salud privado, o simplemente costean sus tratamientos con la supervisión ambulatoria, ¿cuánto invierten para curarse de la COVID-19? Este tipo de información y registros no los ha emitido Fundasalud.
La COVID-19 merma aún más, la golpeada economía de quienes terminan contagiados y deben someterse a tratamiento. Los sueldos, las pensiones y los ahorros no pueden cubrir los costos de una enfermedad que ha cobrado la vida de más de 80 trujillanos, según cifras de las instituciones sanitarias oficialistas.
El “precio para curarse” de la COVID-19 varía porque depende del estado de salud en el que se encuentre el paciente y los síntomas que presente. Sin embargo, en un país donde el salario mínimo y las pensiones equivalen a menos de 1 dólar, comprar cualquier pastilla resulta una proeza y el costo se eleva si necesitan estudios especializados, insumos y tratamientos avanzados.
El mismo Rangel Silva reconoció que no hay suficientes pruebas rápidas en la entidad. La opacidad en relación con el número de pruebas aplicadas no permite tener certeza sobre este dato. El Ministerio de Salud asegura que hasta finales de marzo se han hecho 3.134.646 pruebas. Sin embargo, investigadores, epidemiólogos e infectólogos coinciden en que Venezuela tiene la tasa más baja de la región, por debajo de 1.000 test cada 24 horas. Y es allí donde comienza el gasto de los trujillanos.
Las posibilidades para hacerse la prueba en el sistema público se reducen. Los laboratorios y centros médicos privados que tiene capacidad para prestar este servicio poseen precios por prueba que oscilan entre 40 y 60 dólares.
Carmen Sáez, médico neumonólogo que trabaja en una clínica privada de la ciudad de Valera, sostiene que hay tres tipos de tratamiento para pacientes con COVID-19 en Venezuela. Explicó que luego de revisar la existencia o no de patologías de base, se determina si el procedimiento es leve, moderado o severo. “En el caso de pacientes con buena saturación y signos vitales estables, la atención puede ser ambulatoria y la indicación es de entre cinco y ocho fármacos, básicamente antiinflamatorios no esteroideos, esteroides, vitaminas y antialérgicos. Si hay alguna complicación infecciosa, se asocian antibióticos”.
Añade que a quienes presentan un cuadro moderado se les prescriben hasta 15 medicamentos con suministro de oxígeno; y, en los casos más severos, es indispensable el ingreso a unidades de cuidados intensivos y la intubación orotraqueal. Para ambos tipos de pacientes se requieren antivirales como el Remdesivir. En el caso de los últimos, las expectativas empeoran por la exposición a infecciones intrahospitalarias.
COSTO DE LOS MEDICAMENTOS
Al consultar en distintas farmacias de la urbe valerana sobre los costos de los medicamentos básicos que se indican a la mayoría de los pacientes positivos para COVID-19, arroja la asombrosa cifra que para 14 días, el monto total oscila entre 138,02 dólares (la más económica) y 226,72 dólares, en la que ofrece precios más altos, esto es lo que deben costar aquellos trujillanos que buscan “curarse en casa” con asistencia ambulatoria. Los fármacos consultados fueron Dexametasona, Acetaminofen, Loratadina, Antux, Prednisona, Aspirina, vitaminas C y D, Ácido fólico, Azitromicina y Levofloxacina.
Hay casos que requieren la utilización de bombas de oxígeno. El costo por equipo alcanza hasta los 3.000 dólares aproximadamente. La opción de conseguir la bombona de oxígeno prestada es una alternativa más viable, sin embargo las recargas diarias varía entre los 20 y 30 dólares.
La posibilidad de ser internado en una clínica privada golpea aún más el bolsillo de los trujillanos. Un día de hospitalización puede costar 1.500 dólares, por lo que la atención durante el tiempo promedio que demanda la enfermedad no baja de los 20.000 dólares.
¿Y los que no tienen esos dólares?
“Ay mijito, en mi casa nos dio un virus raro, y a punta de bebedizos bien calientes se nos pasó esa cosa. Yo no sé si era COVID o no, pero pal’ Hospital no iba a ir. ¡No mijo! De allá hubiera salido con las patas pa’lante”. Con preocupación escuchamos esta postura de la señora Coromoto Andrade (53 años), habitante del populoso sector de La Floresta en Valera, quien confiesa que al menos 3 personas de su núcleo familiar integrado por tres adultos y tres niños, tuvieron “síntomas raros” como pérdida de olfato y gusto, fiebre y tos. Al momento de esta micro-entrevista, afirma que ya ninguno de sus familiares tenían los mencionados síntomas.
MEDIDAS DE BIOSEGURIDAD, LO MÁS SENSATO
Ante la coyuntura económica, especialistas en el área de salud no vacilan en orientar a la ciudadanía trujillana a ser muy estrictos en la aplicación de las medidas de bioseguridad personales, ya que el cumplimiento de las mismas es clave para evitar la propagación de la COVID-19.
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Por: Alexander González
IG: @AlexGonzalezDigital
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