Cuando a Camacho le cambiaron la vida

Camacho ahora está mucho más contento en su nuevo hogar

La vida de las personas puede cambiar en cuestión de días, el señor Camacho nunca hubiese imaginado como las buenas acciones por parte de la fundación yo por Trujillo transformarían el humilde hogar que tenía, en una vivienda digna regalándole una sonrisa y un momento que nunca olvidará en su vida.

Gracias a las donaciones y el apoyo de los miembros de la fundación, durante todo un día Camacho vio cómo su pequeña casilla policial en el Parque de los Ilustres, se transformaba por fin en el hogar que siempre soñaba, un lugar cómodo dónde vivir mejor.

 

La vida de Camacho

Esta última semana la vida de Camacho sufrió un cambio repentino, paso de ser una persona poca conocida y que sólo recibía ayuda por parte de sus vecinos a estar en múltiples estados de WhatsApp e Instagram, la gente descubrió a esta persona que ya llevaba más de 2 años viviendo ahí.

Si bien tiene familia, que está en la ciudad de Trujillo, cortó vínculos con ellos, decidió instalarse aquí porque encontró un techo y un lugar seguro para estar solo y no molestar a nadie.

Con 77 años Camacho vive una vida nueva, antes fue mesonero en varios restaurantes importantes de la ciudad, le gustaba trabajar, estuvo mucho tiempo en el Miranday y recuerda esos tiempos con cariño.

Sin embargo, la situación en Venezuela dice le ha alejado del trabajo, a su edad es muy difícil que consiga un trabajo adecuado, «los tiempos en lo que había mucho trabajo y el dinero valía, se han acabado».

Gracias a la ayuda de sus vecinos, puede comer varias veces a la semana, de vez en cuando tenía que cocinar en un fogón dentro de su casa porque a las demás personas les molestaba el humo. Recalca siempre que está muy agradecido con las personas que lo ayudan todos los días, le dan agua y brindan una conversa cálida cada día, que lo mantiene sereno.

Camacho está feliz donde vive, siempre lo ha estado, pese a que no tiene un baño y lava su ropa en el río, se siente cómodo y está feliz de tener un lugar en donde está tranquilo.

Tiene una fiel acompañante, Chilindrina una gata con la que comparte cobijo, durante la mañana sale siempre a caminar y ver que consigue para su día, dice mantenerse en buena forma y sano gracias a ello.

Desde su estancia en el Parque de los Ilustres no ha recibido ningún apoyo o ayuda alguna por parte de la Alcaldía del municipio, los únicos además de sus vecinos son los amigos de la Fundación Yo por Trujillo.

El señor Camacho lleva dos años viviendo en el Parque los Ilustres

Yo por Trujillo al rescate

Desde el 3 de abril la directiva de la Fundación Yo por Trujillo, había sido informada de la situación del señor José. Yo por Trujillo ha obtenido una gran relevancia en el municipio debido a sus jornadas de ayudas.

La presidenta Dilcybeth Araujo junto con la directiva, fueron al lugar para chequear las necesidades y evaluar su situación actual, “la cual era bastante crítica”, recalca Araujo.

Después de evaluar el estado de José, rápidamente iniciaron las labores para ayudar, hicieron un flayer para pedir colaboraciones. En una semana muchas personas donaron todo tipo de cosas, ropa, alimentos, una repisa, una cocina eléctrica, un colchón nuevo, cobijas nuevas, un galón de pintura, etc.

Todo gracias a las personas de Trujillo y otras personas de Estados Unidos que aportaron una ayuda económica y material para que Camacho tuviera las mejores comodidades posibles en su casilla policial.

Gracias a las donaciones, Camacho recibió mucho apoyo

10 horas de trabajo

Para regalarle una sonrisa y el sueño de su vida a Camacho, los miembros de la fundación, más de 15 personas, estuvieron pintando, limpiando, lavando y ayudando desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la noche del sábado.

Toda una jornada de trabajo para transformar el hogar que tenía Camacho, el cual estaba sucio, y que apenas se podía vivir dignamente. El trabajo más difícil fue instalar la electricidad en su casa; sin embargo, se logró para que Camacho tenga luz de noche y pueda cocinar en una cocina eléctrica.

Durante todo el proceso y en especial al terminar el arduo trabajo, Camacho no lo podía creer, le daba gracias a Dios constantemente y estaba con una sonrisa de oreja a oreja, porque veía como un grupo de personas daba lo mejor de sí para modificar la casa que tanto había soñado.

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