Por: Francisco Graterol Vargas
Cuenta la leyenda que hace como nueve años fue visto por primera vez en el sector «Caminos de Carvajal» en La Arboleda, municipio Carvajal un perro realengo, flacuchento, específicamente en los alrededores del edificio «Campo Alegre».
Arribó como el viento. De repente lo vieron correteando con los otros canes del patio. Nadie supo de donde venía. Pese a lo descuidado que estaba sobresalía entre los demás animales.
Tenía pinta de pastor alemán. Enrique Aranguren, deportista, comerciante, amante de los animales y en especial de los perros, quien a la postre se convertiría en su protector, dice que es un perro mestizo, de color amarillo, de ojos muy bellos.
Todos los residentes del edificio «Campo Alegre» se encariñaron con aquel perro callejero, bautizado como » Coyote» porque se parecía mucho al famoso Can de la serie televisiva «Correcaminos».
Poco a poco «Coyote» se adaptó a su nuevo ambiente. Se fue haciendo amigo de los domiciliados en «Caminos de Carvajal» y sobre todo del último edificio construido colindando con el río Motatán, cerca del barranco. A la distancia parece que está en el aire colgando de las nubes, y protegido por la madre naturaleza.
Más o menos a los quince días-cuenta Enrique- «Coyote» ya dormía cerca de la puerta de su apartamento y comenzó a convertirse en su sombra, a acompañarlo siempre que salía a pie, en moto o en camioneta.
Los residentes de » Caminos de Carvajal» se acostumbraron a observarlo como escolta de su protector. Cuando surgía la figura de «Coyote», a Enrique, nadie le podía saludar por el peligro de ser atacado, poniéndose de manifiesto aquello que «El perro es el mejor amigo del hombre». Enrique y «Coyote» se convirtieron en una pareja inseparable.
El que osara acercarse a Enrique era auyentado por los ladridos del animal. Cuando aparecía la camioneta o moto de Enrique la gente sabía que más atrás a todo correr venía el animal que tan celosamente protegía a su dueño.
APARECIO LO INESPERADO
En navidad todo es alegría. El 24 de diciembre fue un día que nunca olvidarán los vecinos del edificio «Campo Alegre». Enrique y sus vecinos, principalmente Luna Sánchez y Laura, comenzaron a vivir su pesadilla.
«Coyote» estaba enfermo. Presentaba síntomas de envenenamiento. Una mano diabólica asestó su golpe mortal contra aquel animalito. A primeras horas del día se inició el drama. Hicieron de todo para curar al perro. Hasta asistencia médica. Lamentablemente al anochecer a «Coyote» no lo vieron más.
Desapareció. Toño Vetancourt uno de los domiciliados en el edificio «Campo Alegre» fue la última persona en presenciar la figura de «Coyote». «El se metió por allá » dice el veterano Toño señalando el camino que enlaza al edificio con el barranco que va a dar al río Motatán a la altura del sector El Cumbe.
La búsqueda fue intensa. Hombres, mujeres y niños lo rastrearon metro a metro. «Coyote » donde estás, gritaban a todo pulmón un grupo de mozuelos. El ruido del viento era la respuesta al llamado angustioso de los niños.
La búsqueda siguió el 25 de diciembre. Toño y Enrique desafiando el peligro descendieron por el barranco con la esperanza de hallar al animal. Nada, ningún rastro.
Hasta la hora de escribir estas líneas ninguna señal del personaje de esta historia. Ni siquiera la presencia de zamuros buscando comida.
SENSIBLE PERDIDA
Para Enrique la desaparición de su entrañable compañero es una tragedia. Es como la pérdida de un familiar muy cercano.» Tantos años juntos» señala con mucha tristeza. En su apartamento y en la empresa que dirige, Alenca, hay más perros actualmente y otros han pasado por ahí y pone de ejemplo a Roco, el veterano y a Mclane, bautizado así en honor al personaje de la película Duro de Matar. Este perro es digno de una historia aparte.
Sobrevivió a una serie de dificultades hasta la hora de su muerte. Pero ninguno como «Coyote».
» El que lo envenenó era muy conocido suyo. El no le recibía nada a nadie».
Aníbal fue uno de los vecinos que conoció a «Coyote» cuando se asomó hace 9 años por ahí.
«Así como llegó se fue. Nadie sabe de donde venía ni adonde se marchó» cita Anibal.
Cuando se le pregunta a Enrique si «Coyote» murió, muy sereno responde: El no puede morir porque lo llevo en el alma para siempre…
Y colorin colorado esta historia ha terminado.