Mucha agua ha corrido debajo de los puentes desde entonces. Como si fuera hoy recuerdo aquella tarde del jueves 24 de agosto de 1978 cuando vino al mundo de la información, Diario de Los Andes, líder indiscutible del periodismo en la región andina, bajo la batuta de Eladio Muchacho Unda.
En una ceremonia que apenas duró unos 15 o 20 minutos, el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez inauguró en la que sería su sede en la Zona Industrial “ Carmen Sánchez de Jelambi” nuestro rotativo en la ciudad de Valera, estado Trujillo.
A las 3 y 30 de aquella tarde, el Jefe de Estado, apretó el botón de la rotativa que puso a rodar el primer número de Diario de Los Andes. Los aplausos llegaron hasta el cielo. “Amigos de Trujillo, muy honrado por la inauguración de Diario de Los Andes, una ventana más abierta al campo de la información y como andino, orgulloso que sea en una ciudad rodeada de montañas, de esta tierra noble y generosa”, apuntó CAP.
Eladio Muchacho Unda: “Para nosotros en Diario de Los Andes, es un momento de alegría y honda reflexión, por eso las palabras son de gratitud. Gracias al Presidente de la República, señor Carlos Andrés Pérez, por sacar tiempo de su compleja agenda para estar un rato con nosotros compartiendo esta celebración, por su decidido apoyo a la pequeña y mediana industria de provincia”.
Monseñor José León Rojas Chaparro, Obispo de la Diócesis de Trujillo, tuvo a su cargo la bendición de aquella ceremonia. Imposible nombrar a todos los asistentes. Por ahí estaban don Pedro José Olmos, Gobernador de Trujillo, el economista Aníbal Miranda, nuestro primer director, César Gaviria, jefe de los talleres, Orlando Omaña, EMU y su familia muy solidaria para que DLA fuera una realidad, Guillermo Montilla, gran líder del gremio periodístico y Jefe de Redacción, Eduardo Peña de Arte y Publicidad, la gente de diagramación, entre otros, Doris Bastidas, Amado Matheus, Francisco Briceño, Pedro Bermúdez y Narciso Rondón, quien más adelante formaría parte del staff de reporteros gráficos y Blanca Nieves Villalobos, quien también está en DLA desde el primer día.
Los reporteros gráficos eran Nelson Arturo Maya, radicado en Valencia y Gilberto Ascanio, con quien compartí parte de la cobertura deportiva en esos primeros años, Guillermo Torres, corresponsal en Trujillo y Eduardo Viloria, hoy flamante corresponsal en la Zona Baja, a quien le encargaron la cobertura del aeropuerto.
Quien escribe inició en sucesos y deportes. A los tres meses fui el primer amotinado en DLA. Le pedí a don Aníbal que buscara a alguien para estar tras las noticias de muertos y heridos, que yo me quedaba en lo que me gustaba: La fuente deportiva. Así fue por muchos años hasta que me dieron otras responsabilidades en el cuerpo de editores.
En enero de 1979 Ascanio y este servidor fuimos a la Vuelta Internacional al Estado Táchira. Mucho sacrificio. No había internet. Todos los días nos mandaban una camioneta al sitio de la llegada.
Ahí escribía la crónica de la etapa, una columna, entrevistas y Ascanio mandaba su rollo o película para Valera. La angustia terminaba a media noche cuando por fin luego de muchas horas de espera nos decían en la redacción que el material lo estaban procesando. Eso impactó en Trujillo. Un estado con mucha afición por el deporte de las ruedas y los pedales y poder ver los lectores de DLA la reseña diaria de un evento como el giro tachirense. Ganamos el premio como mejor periódico de la vuelta.
Han sido 43 años. Después vinieron las ediciones de Mérida, Táchira y Sur del Lago, hasta llegar a la web y redes sociales. Esto no se hubiese logrado si no es por el empeño, la tenacidad de un hombre como Eladio Muchacho Unda, que se ha negado a tirar la toalla. A pesar de la pandemia y la crisis económica se ha mantenido firme en sus convicciones. Dios le dé larga vida para que DLA siga en la palestra.
Palabras aparte para los periodistas que pese a las vicisitudes permanecen tras la noticia y un agradecimiento especial a Elvins González, por su aporte a las Memorias de DLA porque lo que no se escribe se olvida. Por ahí viene algo más me comentaba.
A ti Eladio, nuestro abrazo y solidaridad siempre. Vamos rumbo a los 44 y los que faltan si Dios quiere. Hasta que el cuerpo aguante.
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Por: Francisco Graterol Vargas