Hace poco más de dos años que la carestía y escasez de juguetes para regalar el Día del Niño dejó de ser una preocupación para los adultos, ahora un plato de comida, en momentos en que la desnutrición infantil pudiera cerrar en 2018 en 25%, es la prioridad
“Los niños son el recurso más importante del mundo y la mejor esperanza para el futuro”, dijo en una oportunidad el trigésimo quinto presidente estadounidense John F. Kenedy. En Venezuela, como todos los años, se conmemora el Día del Niño, aunque en los últimos años la mención se da en el marco de una crisis generalizada que cada día atenta contra los derechos fundamentales de los ciudadanos y en especial de los niños.
Hace poco más de dos años que la carestía y escasez de juguetes para regalar en la tradicional fecha dejó de ser una preocupación para los adultos, ahora un plato de comida, en momentos en que la desnutrición infantil pudiera cerrar en 2018 en 25%, es la prioridad. Los niños venezolanos han perdido muchas cosas en el camino pero lo más triste es que también perdieron el derecho a alimentarse”, opina Diana D’Agostino, promotora del programa social “Vaso Solidario”.
País peligroso para la niñez
Save the Children, organización internacional que promueve y defiende los derechos de los niños y adolescentes publicó un informe que cataloga a Venezuela como un país donde muchos menores han perdido la etapa de la niñez por las condiciones en las que se encuentra. En el “Ranking 2018 índice de peligros para la niñez América Latina y el Caribe” Venezuela obtuvo una puntuación de 716 con lo que se situó en el puesto 129 de los 175 países evaluados.
Desnutrición infantil
Cáritas de Venezuela alertó a principios de 2018 que 280 mil niños podrían morir a causa de desnutrición, además de que otros estudios de la organización religiosa revelaron que durante 2017 fallecieron entre cinco y seis niños semanalmente por falta de alimentación, mientras que al menos 33% de la población infantil presentaba retardo en su crecimiento.
Susana Rafalli, asesora de Cáritas, señaló en marzo de este año que si el Gobierno de Nicolás Maduro no acepta la ayuda humanitaria internacional para finales de 2018 el nivel de desnutrición infantil alcanzará 25%, muy por encima del 15% de desnutrición que la Organización Mundial de la Salud considera como un problema serio de salud pública en términos de nutrición.
Aunque no se conocen informes oficiales sobre la desnutrición nacional desde 2007, Pablo Hernández, nutricionista e integrante del Observatorio Venezolano de la Salud, informó que la desnutrición infantil crece cada día, “los únicos datos que tenemos son los de Cáritas que ya nos hablan de un 50 a 60% de niños con algún grado de desnutrición. Esto es en centros centinelas donde van los niños a buscar ayuda, no se puede extrapolar tan fácil a toda la población, pero allí ya 6 de cada 10 tienen algún grado de desnutrición sea leve, moderado o severo”.
Muerte en los hospitales
Para Hernández es increíble cómo han aumentado los casos de desnutrición severa en los hospitales, donde de 2 a 3% que se registraba anteriormente, ahora los índices alcanzan el 15%, de los cuales la prensa nacional y regional ya hae registrado varios casos de muerte, “y los que llegan a los hospitales son solamente la punta del iceberg de los que están en las comunidades con desnutrición moderada o leve que están viviendo con un riesgo y posiblemente se enfermen más y lleguen a morir antes que sus padres”.
Consecuencias
Varios especialistas de la región se pronunciaron sobre el tema, entre ellos el nutricionista Roque Araujo, indicó que la desnutrición infantil genera consecuencias a corto, mediano y largo plazo, entre las que enumeró en primer lugar decaimiento, mareo, apatía, cambio en color y características del cabello y la piel; además de la aparición subsecuente de enfermedades como diarrea recurrentes y afecciones a nivel de sistemas respiratorios, anemias, “cuando el sistema inmunológico se deprime aparecen muchas enfermedades”.
Apuntó que a largo plazo se presenta extrema delgadez, compromiso intelectual y la aparición de enfermedades crónicas que pueden generar la muerte del niño, lo que a su vez indica una reducción directa de la esperanza de vida en la nación. Reiteró que dentro de 5 o 10 años los adolescentes presentarán una estatura menor que los adolescentes actuales.
Por su parte el psicólogo Leandro Andara, señaló que en el marco de la crisis que atraviesa el país los niños no tienen la capacidad mental para adaptarse tan rápido a los cambios, lo que genera comportamiento disruptivo o negativo en los pequeños. “Y cuando hablamos de una mala alimentación entonces los procesos cognitivos comienzan a desmejorarse, es decir la atención, lenguaje, memoria, razonamiento, se ven afectados. Hablamos de niños que por falta de nutrientes comienzan a colocarse en desventaja con otros niños que sí tienen una buena alimentación”.
El especialista indicó que los niños que están en proceso de formación durante el embarazo y no están recibiendo los nutrientes necesarios, una vez que nazcan, presentarán predisposición a sufrir de hiperactividad, trastorno posicional desafiante, dificultades en el aprendizaje.
A mediados de marzo de 2017 la nutricionista Alba Pérez declaró para la prensa regional, a propósito de otro trabajo relacionado con la escasez de alimentos en las escuelas de la ciudad de Valera, que le había tocado atender casos de escolares que se descompensaban porque los enviaban a los planteles sin desayuno en espera de que la institución les proporcionara el almuerzo, mientras que en las mayorías de esas escuelas les daban solo harinas, “cuando mucho caraotas y para el desayuno una arepa con mantequilla, eso no es una dieta balanceada, eso es grave, un problema que genera desnutrición”.
Dato
“De 50 a 60% de los niños venezolanos en centros centinelas registran algún grado de desnutrición, 6 de cada 10 tienen desnutrición leve, moderada o severa, según las cifras de Cáritas Venezuela”.
Cifra
35 niños con desnutrición grave ingresaron en el primer trimestre del año 2018 al Hospital Central Universitario Pedro Emilio Carrillo (Hupec), ubicado en el municipio Valera, estado Trujillo.
En memoria de Hernán Méndez Castellano
En el marco de diversos estudios que le llevó su vida profesional, Méndez concluyó que los niños “pobres” presentan un atraso biológico de 20 años en relación con el niño que tiene una buena alimentación, “la primer señal de alerta generalmente pasa desapercibida: un retardo o una detención en el progreso del peso y de la talla”. Aunque de igual manera señaló que los síntomas de la desnutrición son muy variados y se reparten por todo el cuerpo. La falta de brillo en el cabello, el color pálido del rostro y de los ojos, dientes amarillentos, atrofia muscular y toda una serie de trastornos de coordinación mental, apatía e irritabilidad.
El médico de notable vocación altruista señaló que las enfermedades más frecuentes en los estratos de menor poder adquisitivo son producto de la desnutrición, “las anemias, males gastrointestinales, respiratorias, así como enfermedades endémicas. Las enfermedades que haya sufrido la madre también determinan una predisposición del niño hacia la desnutrición.
Compromiso intelectual
“Se limita la potencialidad cuando el niño no recibe una alimentación adecuada y para compensarlo disminuye su tamaño, aunque solo en los casos de una desnutrición acentuada se compromete las potencialidades de su inteligencia”, exponía Méndez, quien además acotó que además del retardo considerable en el peso y la talla, la desnutrición ocasiona un retardo en la circunferencia craneal y torácica, “hay retrasos mentales generados por la misma causa”.
Yoerli Viloria
@yoerli2017