Gabriel Montenegro.
Fuente: Criminalia
El Caso Vegas Pérez representa una de las investigaciones policiales más espectaculares ocurrida en Venezuela en toda su historia criminológica y Trujillo no fue la excepción, ya que hasta acá llegó la información que mantuvo por varios días en vilo a todo un país. La trama de este sonado caso giró en torno al secuestro y asesinato de Carlos Vicente Vegas Pérez, un jovencito de 13 años de edad, el 22 de febrero de 1973.
Para quienes no se encuentran identificados con este caso, unos por desconocimiento del mismo y otros por el aspecto generacional (ocurrió hace casi 50 años) les contamos que el día 22 de febrero del año 1973, Carlos Vicente Vegas Pérez, un niño escolar de 13 años de edad, fue secuestrado en las cercanías de su casa, situada en un lujoso barrio caraqueño. Aunque el rescate fue pagado oportunamente por los familiares del adolescente, su cadáver fue encontrado unos días más tarde, el 1 de marzo de 1973, en un barranco de las afueras de Caracas.
Ardua tarea policial y familiar
En el portal «Criminalia», la enciclopedia del crimen, nos encontramos con el relato que equipo de la Policía Técnica Judicial, encabezado por el comisario Fermín Mármol León, autor luego de una crónica de este caso, imputó como sospechosos a Omar Cano Lugo (alias el Chino), Gonzalo Rafael Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias Caramelito Branger), Javier Paredes, Alfredo Luis Parilli Pietri, Julio Morales y Diego Rísquez.
El hermano mayor de la víctima, Federico Vegas, se encuentra entre los interrogados, aunque nunca pudo dar luces sobre el caso. En el curso de las investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la finalidad de saldar una deuda con narcotraficantes colombianos.
Los imputados fueron detenidos inmediatamente, pero liberados más tarde, en lo que se recuerda como uno de los casos representativos de la impunidad del poder en Venezuela, particularmente del poder económico, en la visión de Mármol León, quien escribiría con posterioridad un libro sobre las dificultades que tuvo que enfrentar durante la investigación criminalística.
El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por parte de la prensa, la radio y la televisión. Fue un caso que despertó el morbo de los caraqueños.
Secuestro y asesinato
Nacido en el año 1959, Carlos Vicente Vegas Pérez era hijo de Trina Pérez Machado y Martín Vegas Pacheco, un renombrado profesor y arquitecto, autor de la Torre Polar de Caracas y miembro de la Comisión de Urbanismo a cuyo cargo estuvo la modernización urbanística de la capital venezolana durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Carlos Vicente fue visto con vida por última vez el 22 de febrero de 1973 en los predios de su casa, en el sector denominado Lomas del Mirador. Se pensó que podría conocer a sus captores e incluso que podría haber aceptado voluntariamente un aventón hacia al lugar donde se dirigía.
El rescate fue pagado por su familia el 26 de febrero tal como lo pedían los secuestradores. El dinero había sido previamente fotografiado por la Policía Judicial.
Por el modus operandi los investigadores sospechaban que el niño podría conocer a sus secuestradores. El cadáver del niño fue encontrado el 1 de marzo de 1973, en un barranco cerca de la autopista Coche-Las Tejerías, en las afueras de Caracas. Un portavoz del gobierno expresó que no se iba a escatimar esfuerzos para encontrar a los asesinos. Se declaró una emergencia nacional.
Investigación y detenciones
La investigación demostró que el niño ya había sido asesinado para el momento en que el rescate fue pagado.
El niño tenía el cráneo fracturado y lesiones de golpes en el cuerpo. Se supuso que las lesiones las provocó la caída en el barranco una vez muerto el niño. Podría haber muerto asfixiado al estar encadenado en la maleta del auto el mismo día del secuestro. El 6 de marzo fueron detenidos sus supuestos secuestradores, pertenecientes a las llamadas «patotas del este», es decir, de los sectores ricos de la Caracas convulsa de entonces.
El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por parte de la prensa, la radio y la televisión y en Trujillo, tal como lo dije al principio estuvimos expectantes a través de medios como El Universal, El Nacional, Últimas noticias, El mundo y por las radios «Rumbos» «Continente» wentelazados con la pionera Radio Valera.
Cada vez que José Luis «Caramelito Branger», uno de los imputados, ligado a empresarios de la firma «Aceite Branca», entraba o salía de los tribunales una turba de fans enloquecía a su alrededor para tocarlo y besarlo al pasar, habiéndose convertido en toda una celebridad.
El hermano de la víctima, Federico Vegas Pérez, tuvo prohibición de salida del país, exigiéndole disponibilidad para ser interrogado. En el curso de las investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la finalidad de saldar una deuda con narcotraficantes colombianos. Funcionarios venezolanos viajaron a Colombia para investigar el tema del tráfico de estupefacientes relativo al caso.
Los imputados
El equipo de la entonces Policía Técnica Judicial, hoy Cicpc, encabezado por el comisario Fermín Mármol León, detuvo y acusó a Omar Cano Lugo (alias el Chino) como autor material del asesinato, a Alfredo Parilli Pietri (pariente de la primera dama Alicia Pietri de Caldera) como autor intelectual del secuestro y a Gonzalo Rafael Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias Caramelito Branger), Julio Morales, Javier Paredes Paredes y Diego Rísquez Cupello, jóvenes entre 18 y 24 años, por el secuestro, encubrimiento y complicidad en el homicidio, todos pertenecientes a familias ilustres y de renombrado apellido de la clase alta caraqueña.
Anulación de la causa y liberación de los implicados
En enero de 1974, la Corte Superior II o Juzgado II Penal revocó todos los autos de detención «debido a fallas sustanciales en la instrucción y sustentación del proceso». Cierta declaración del comisario Fermín Mármol León fue considerada por los tribunales como una violación del secreto sumarial, lo que llevó a que las causas penales fueran revocadas en enero de 1974.
Mármol León hombre polémico
Un grupo de reporteros abordó al comisario Fermín Mármol León, hombre clave en las investigaciones, para requerir su opinión en torno a la decisión de Cumare Nava. Fermín Mármol León declaró que compartía las decisiones y en particular la que afectaba al «Chino» Cano.
De inmediato los padres de los jóvenes detenidos interpusieron una demanda al comisario, a través de sus abogados, por violación del secreto sumarial. Fermín Mármol León fue citado por el juez y se le ordenó presentarse al término de la distancia, de lo contrario sería arrestado por desacato. Luego de recriminarle duramente, el juez le ordenó que no se pesquisara nada sin su expreso conocimiento y consentimiento. El equipo de detectives liderado por Fermín Mármol León fue así marginado de las investigaciones
El magistrado Meléndez Hurtado votó en contra por considerar que en el expediente había suficientes indicios como para confirmar los autos de detención. Cano y Capecci, los únicos que no pertenecían a familias poderosas, permanecieron presos por tenencia de estupefacientes pero no por el secuestro. Los demás imputados salieron, «sospechosamente» para la sociedad venezolana de ese momento, en libertad. El crimen permanece impune
El más tarde ministro Fermín Mármol León, protagonista en las investigaciones narró el caso en su obra «Cuatro Crímenes Cuatro Poderes», en el año 1978. Diego Rísquez se convirtió en un conocido cineasta y el hermano Federico Vegas, en un reconocido arquitecto y escritor.
La mayoría de los testigos involucrados en el caso se accidentaron de alguna manera. Todos los implicados en el caso de tráfico de drogas y asesinato fueron absueltos totalmente, aún cuando las pruebas encontradas les inculpaban directamente. Se habló de mucho billete para el jurado y los «testigos».
Parilli murió en la cárcel donde pagaba otra condena
Alfredo Luis Parilli Pietri (57), implicado en uno de los secuestros más famosos de los años 70 y sobrino de la exprimera dama Alicia Pietri de Caldera, falleció en el centro de salud por falta de médicos en la emergencia Andreína Ibarra.
El 22 de febrero de 1973, Alfredo Luis Parilli Pietri (57) había sido exonerado de los cargos por el secuestro y homicidio del niño de 13 años Carlos Vicente Vegas Pérez. El 30 de octubre de 2009, 36 años después de protagonizar una de las historias más cruentas de los 70, el sujeto fue capturado cuando cargaba con seis panelas de marihuana, frente a su vivienda en Los Palos Grandes en Caracas, y posteriormente condenado a 9 años de prisión en el Internado Judicial de Los Teques. Durante la madrugada del sábado, Parilli Pietri falleció en el área de emergencias del hospital Victorino Santaella, donde presuntamente no había médicos para atender la descompensación que presentó a causa de una cirrosis hepática.
El cadáver fue trasladado hasta la Medicatura Forense de Los Teques, donde ejecutarán la necropsia de ley para determinar si la muerte se produjo a consecuencia de la falta de atención en el nosocomio, tal como denunciaron algunos familiares y la periodista Berenice Pacheco en su cuenta de Twitter.
El primer fin de semana del mes de marzo los periódicos reseñaron la terrible noticia del secuestro y asesinato de un niño. La tarde anterior periodistas de todos los medios estuvieron presentes en la conferencia ofrecida por la directiva de la Policía Técnica Judicial. Reproducimos a continuación parte de la nota ofrecida por el diario El Nacional a sus lectores:
«Honda conmoción causó en la familia Vegas Pérez, así como en la colectividad venezolana el anuncio de que el cadáver hallado cerca de la autopista Coche-Las Tejerías es del niño secuestrado el pasado 22 de febrero en la urbanización Santa Marta.
«Los esposos Vegas Pérez, sus otros hijos y demás familiares no creían las noticias que recibían sobre la horrible tragedia. A la quinta Algarrobo comenzaron a llegar numerosas personas amigas para manifestar sus condolencias. Varios miembros de la familia viajaron ayer mismo a la ciudad de Los Teques a fin de reconocer en la morgue del hospital policlínico el cadáver del pequeño Carlos Vicente.
«El lugar donde estaba el cuerpo del menor de 13 años fue exhaustivamente pesquisado por los detectives de la PTJ. Se informó que en el mismo barranco hallaron entre hojas secas cierta cantidad de marihuana envuelta en papel de periódico, lo que hace presumir a los investigadores que entre el grupo de secuestradores había individuos adictos a las drogas».
Juan Martín Echeverría, director de la policía científica, no estuvo presente en la rueda de prensa del día anterior,
pues desde el primer momento asumió la dirección de las investigaciones.
En la autopsia que practicaron los doctores Armando Domínguez y Jack Castro se determinó que el muchacho había muerto el mismo día del secuestro asfixiado con monóxido de carbono; el cuerpo no presentaba heridas ni por armas de fuego ni cortantes y se descubrió la presencia en el organismo de un tranquilizante, seguramente usado por los secuestradores para sedar al niño; lo peculiar era que los componentes de aquel sedante habían sido sacados del mercado varios años atrás.
Estos nuevos elementos reforzaron la hipótesis que ya tenían los investigadores: Aquel crimen había sido cometido por gente inexperta, probablemente jóvenes que necesitaban una cantidad precisa de dinero para pagar alguna deuda de drogas.
Basados en la información que manejaban reconstruyeron mentalmente todo lo acaecido el día del rapto:
Luego de secuestrar al chico en las inmediaciones del centro comercial Santa Marta, lo subieron a un vehículo y lo sacaron de Caracas. Se detuvieron en algún paraje solitario para atar sus manos con cadenas y como no tenían un sitio de retención decidieron meterlo en el maletero.
Más tarde, al darse cuenta de que el niño había muerto, decidieron abandonar su cuerpo en Maitana. Sin embargo no desistieron del plan de cobrar el dinero.
Fue por eso que al llamar a la familia el viernes 23 de febrero a las 9 de la noche, el secuestrador se mostraba nervioso y lo primero que preguntó fue: «¿Qué ha pasado?» Pues temía que el cuerpo hubiera sido localizado, al ver que no era así continuaron con su macabro plan.
Se investigó a todo el mundo
En los días posteriores se realizó el descarte entre los enemigos, amigos, conocidos, empleados, exempleados y relacionados de los Vegas Pérez. Se supo que unos días antes del secuestro la familia ofreció una fiesta y surgió un incidente con un grupo de muchachos que no habían sido invitados pese a ser amigos de Federico Vegas, hermano mayor de la víctima. Cuando se profundizó la investigación, se descubrió además que todos tenían o habían tenido problemas por consumo de drogas, incluido el propio Federico.
En aquella oportunidad se conoció también que en la inspección hecha al vehículo que la señora Trina utilizó para pagar el rescate se localizó una huella digital, trascendió de manera extraoficial que pertenecía a un joven de 20 años de edad, con antecedentes criminales.
Lo que siguió fue una persecución de jóvenes melenudos en el este de Caracas, la División contra Drogas trabajaba a la par con la División contra Homicidios en allanamientos, detenciones e interrogatorios. En un momento se llegó a detener hasta 50 jóvenes por día. Muchas discotecas fueron allanadas y los informantes y fichados por tráfico de drogas entraban y salían de la central detectivesca.
El 8 de marzo, Manuel Molina Gásperi jefe de la División de Operaciones, anunció que contaban con buenos elementos para dar por cerrado el caso. Sin embargo pasaron los días y no ocurrió nada.
En algún momento, se especuló que el secuestro había sido planificado como parte de una película que aspiraba a tener una buena dosis de realismo, este dato llevó a la detención del cineasta Diego Rísquez quien fue interrogado y fue a dar con sus huesos a la cárcel modelo de Caracas.
Al llegar abril no se tenía nada en claro, las informaciones eran vagas; lo único que se sabía era que estaban involucrados los hijos de algunas familias pudientes. Algunos apellidos de alcurnia se filtraban a la calle y esto no hacía más que aumentar la molestia de la gente que se preguntaba si aquel crimen también quedaría impune.
Este día se publicó en un diario de circulación nacional la declaración de un alto funcionario de la PTJ que pidió no ser identificado, según el declarante «Algo grave entorpecía las investigaciones». Ese algo tenía que ver con los apellidos notables que salieron a relucir en las pesquisas, para la policía el juego se había trancado. No resultaba nada fácil tener que lidiar con los padres indignados de los «niños bien» del este.
A estas alturas era difícil ocultar lo que en las calles era vox populi. Las autoridades comenzaron a dar los primeros datos de las personas que hasta los momentos habían sido detenidas e interrogadas: José Luis «Caramelo» Branger, Diego Baptista Zuloaga, Javier Paredes, Gonzalo «Fafa» Capecci, el hermano de la víctima Federico Vegas Pérez y un muchacho que usaba muletas pues le habían amputado una pierna, este joven se llamaba Omar Cano y lo conocían como «El Chino». Era él el que llevaba la mayor parte de la acusación ya que la PTJ había encontrado indicios que lo inculpaban como autor material del homicidio.
A «Caramelo» Branger lo detuvieron por presunto encubrimiento. La detención se basó en unas declaraciones dadas por él al periodista Samuel Robinson de la revista Bohemia. En la entrevista habría dicho que los secuestradores eran tres; al ser detenido e interrogado negó haberlo dicho, pero con la comparecencia del periodista quien afirmó que sí le había declarado aquello, el joven quedó detenido.
En los días siguientes seguían saliendo nombres, otros presuntos implicados eran: Diego Molinari, Nicomedes Zuloaga, Julio Morales, Alfredo Luis Parilli Pietri (pariente de la primera dama Alicia Pietri de Caldera) y la joven Orietta Cabrices. La información que aportó esta chica involucraba de manera directa a Parilli Pietri y fue clave para esclarecer el caso.
Con los acusados «convictos y confesos», días después el juez instructor, doctor José Francisco Cumare Nava dictó auto de detención a Omar José Cano Lugo (a) «El Chino» como presunto autor material y de Alfredo Luis Parilli Pietri, como presunto autor intelectual. Igualmente prohibió la salida del país de la ciudadana Orietta Cabrices. Ese mismo día el juez interrogó a dos importantes testigos: María Alejandra Delfino La Cruz y Alexia Josefina Felizola, la primera de ellas oyó decir al chino Cano que había inyectado al niño Vegas Pérez y que cuando vio que este había muerto decidió abandonar el cadáver en un barranco.
Mientras tanto los detectives descubrieron por medio de un informante, un joven que se dedicaba al menudeo de cocaína en las urbanizaciones del este, que efectivamente había una deuda por drogas y que el monto ascendía a 150.000 bolívares. Con todos estos datos se pudiera pensar que los culpables del monstruoso crimen pagarían su culpa pero ocurrió un hecho que permitió a los abogados defensores preparar una salida para sus clientes.
Pagó fue el más «pela b….s»
En una entrevista posterior, el Chino Cano, único que fue dejado cuatro años tras las rejas y quien aprovechó para estudiar Derecho en la cárcel diría a la prensa: » En verdad yo quisiera que no fuese así, pero fui el único que pagó por un crimen que no cometió. A mí me detuvo la Policía Técnica Judicial un 13 de abril de 1973; recién había cumplido los 22 años de edad, y me dejaron libre el 27 de marzo de 1977, faltando sólo 17 días para cumplir los cuatro años. Durante ese lapso me «hospedaron» en siete cárceles, hasta que, cansado de tanto castigo, decidí dejar la rebeldía y dedicarme a pasar el tiempo en algo específico.
¿A tantos años de aquello, ¿cómo ves el caso ahora?
Continúa el Chino Cano explicando que: «La generación de hoy poco sabe del asunto. Los viejos poco se acuerdan. Yo sí que lo recuerdo, y mucho. A mí y a «Fafa» Capecci (también involucrado en el caso) nos fabricaron un expediente por drogas y pagamos cana por todos los demás. Fíjate, a mí me detienen junto con Nicomedes Zuloaga Pocaterra. A él le quitaron 2 kilos de cocaína, 30 kilos de marihuana, 200 mil bolívares en billetes falsos, una pistola y un jeep robado. El hombre estaba convicto y confeso, sin embargo, sólo pagó dos meses. El juez que le revoca el auto de detención es el mismo que me lo confirma a mí, sin que la PTJ me hubiese encontrado ni siquiera una semilla de marihuana, sin que yo hubiese declarado ni firmado nada. Éramos los pendejos de la partida».
Ficha técnica del caso
Clasificación: Secuestro
Características: La Policía detuvo y acusó a Omar Cano Lugo como autor material del asesinato, a Alfredo Parilli Pietri como autor intelectual del secuestro y a Gonzalo Rafael Cappecci, José Luis Branger Quiroba, Julio Morales, Javier Paredes Paredes y Diego Rísquez Cupello, jóvenes entre 18 y 24 años, por el secuestro, encubrimiento y complicidad en el homicidio, todos pertenecientes a familias ilustres de la clase alta caraqueña
Número de víctimas: 1
Fecha del crimen: 22 de febrero de 1973
Perfil de la víctima: Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad
Método del crimen: Asfixia por monóxido de carbono
Lugar: Caracas, Venezuela
Estado: Los imputados fueron liberados en enero de 1974, en lo que se recuerda como uno de los casos representativos de la impunidad del poder en Venezuela.