Creencias en el valerano de a pie | Por: Alfredo Matheus

Las creencias tienen un poder más de lo que la gente se imagina, ejemplo, el placebo, hay pastillas que no contienen absolutamente nada, y se le dice a la persona que esa pastilla es lo más poderoso que hay para dormir, y se cumple el placebo; la persona duerme como un tronco… Hay lo que llaman “contra”, es elaborada en tela y fieltro, a la persona lo protege de todo mal, el que carga una “contra” no le pica ni coco, ningún hechizo le hace daño. Tiene más poder si se le reza y se le bendice con agua bendita, se lleva en el pecho o en la cartera.

 

Amuleto para la buena suerte

 

El amuleto puede ser una piedra, una planta de sábila detrás de la puerta de la sala, una imagen de un santo en la cartera. Los creyentes dicen que aleja a la persona de todo mal físico o mental, y atrae todo lo bueno. También puede ser la pata de un conejo (lo usan mucho los choferes), un azabache, una pepa de zamuro…

 

Cariaquito morado

 

Las señoras que venden ramas y remedios caseros en el Mercado Municipal, manifiestan que lo que más se vende, es el cariaquito morado, es una flor silvestre, y dicen los creyentes que es lo mejor para alejar la “pava”, la mala suerte, y atraer todo lo bueno para el 2022… Se pone a calentar agua, se le agrega el cariaquito, y a bañarse.

 

Ataduras de amor

 

Estamos en el siglo 21, y a muchos valeranos les entra por un oído y por el otro les sale. A estas alturas de la vida, en nuestra ciudad, hay personas que son todos unos expertos en eso de hacer “ataduras” de amor, lo hacen por encargo y cobran por su trabajo hasta 20 dólares. Me contaba una amiga que los resultados son 100 por ciento de excelencia, al hombre o mujer que quieren enamorar; queda “embrujada” de amor.

 

El viagra del pobre

 

Así es calificado el ajo morado, dicen que los hombres se ponen como “un toro” con un gran vigor sexual… Los campesinos trujillanos tienen la firme creencia que el ajo morado aleja los demonios de las casas de familia. Se usa tipo collar y se ubica detrás de las puertas de las viviendas, hay la creencia que el diablo pasa de largo.

 

La Valera comercial de 1888

 

En 1888, el Dr. José Gregorio Hernández, en carta a su amigo Santos Dominici, también médico, le manifiesta: “Valera, es una planicie donde llegan todos los caminos que van a otros pueblos trujillanos, de modo que forzosamente tienen que pasar por aquí, el que vaya a otra población. Eso hace que sea un gran centro comercial…»

Manifestaba el Dr. José Gregorio Hernández, en su carta: “Valera tiene aproximadamente 4 mil habitantes. La mayoría italianos y por consiguiente los más acomodados. Luego la sociedad fina que es muy pequeña, como que son todos de la familia Salinas. Después viene el pueblo, cuyas familias se mantienen con la cría de puercos o cochinos, y por consiguiente es gente muy pobre… Pero lo más pintoresco es su situación topográfica y sirve de asombro para todo el mundo porque es una sorpresa poco común en la cordillera andina, tiene una temperatura elevada, mientras que a su alrededor hay una multitud de pueblecitos que distan de tres o cuatro lenguas, en las cuales el clima es bastante frío.

 

A los italianos les encantó Valera

 

Recuerda el historiador Arturo Cardozo, que una sencilla carretera de tierra y granzón (Valera a Motatán) hizo que Valera se convirtiera en capital comercial del estado Trujillo desplazando a la población de Motatán, lugar donde terminaba la gran carrera del viejo ferrocarril de La Ceiba…

A los italianos les encantó nuestra comarca y aquí se quedaron para siempre. Comenzaron a fundar pequeñas industrias, tenían una gran experiencia en ese tipo de actividades. El comercio de víveres lo asumieron los mismos valeranos y pequeños comerciantes de pueblos vecinos que se mudaron a esta población; aquí les iba “100 veces mejor”…

 

Valera se convierte en monedita de oro

 

Para el historiador Cardozo, Valera acabó con el comercio de Escuque, Trujillo, Urdaneta y Boconó. Los pueblos vecinos se peleaban por mandar a los valeranos sus grandes cosechas de café… Valera comienza a llenarse de trabajadores asalariados, se multiplicaron los viajeros de casas comerciales que venían de otros estados.

Comenzaron a abundar los vendedores de mostrador, los contabilistas, los carretilleros formaron hasta sindicato, los camioneros abundaban como el arroz, los choferes y carros de plaza sumaban cada día más y más. También llegaron pequeños industriales italianos, dueños de hoteles y pensiones: se inicia la época de oro del comercio valerano…

 

Riqueza con humildad

 

Para el cronista Arturo Cardozo, muchos se hicieron ricos a través del comercio, pero casi nadie hacía ostentación de sus riquezas; la vida era austera y sencilla, los centros sociales seguían siendo clasistas, pero más abiertos, solo se exigía un modesto aporte económico…

Un área de liberación de tanto trabajo y trajinar comercial lo constituyó “la Calle Vargas”, allí estaban los más grandes burdeles del estado Trujillo. Hasta el lugar se escapaban los comerciantes para compartir con quienes ejercían el oficio más antiguo del mundo. Les manifestaban a sus esposas que viajaban a Maracaibo en asuntos comerciales y se encerraban en la Calle Vargas por dos y tres días; hasta que el cuerpo aguantaba…

 

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