Por: José Rojas
… y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. Hechos 13:48-49
¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Me designó Dios para la vida eterna y por lo tanto creí? O.. ¿Sabía Dios que yo creería, y por lo tanto me designó para la vida eterna? O… ¿me dio Dios mi excepcional grupo de experiencias o vivencias, sabiendo que todo me llevaría a escoger a Jesús? O, o, o, o…. Como puedes ver, este argumento puede seguir eternamente, y convertirse en algo bastante complejo y en un laberinto, pero a pesar de estudios y discusiones exhaustivas, nunca sabremos enteramente la respuesta a esta pregunta — sólo el Señor lo sabe verdaderamente. Esta duda de asignaciones o nombramientos divinos es sólo una de las muchas cuestiones complejas teóricas acerca de la cual los Cristianos han discutido durante cientos, quizás miles de años. Muchas de estas mismas cuestiones han dividido a los Cristianos en sectas diferentes (Católicos, Protestantes); denominaciones (Bautistas, Metodistas, Luteranos, etc.); y hasta ocasionaron guerras.
Algunas veces debes detenerte y preguntarte si es el deseo del Señor que discutamos acerca de estos puntos sutiles de la fe. ¿Qué crees tú? Yo creo que la discusión sana y hasta la discrepancia es, en efecto, la voluntad del Señor, de otra forma Él no hubiera dejado duda alguna acerca de Su significado (el de DIOS), en referencia a la variedad de temas debatibles. Estas opiniones disímiles han causado algunos renacimientos bastante asombrosos a lo largo de los años — tómate un tiempo y lee acerca de Martín Luther y John Wesley, por nombrar sólo dos; o héroes de la fe en nuestra propia época, como Billy Graham y Chuck Smith. Encontrarás que el hilo de unión entre ellos es su voluntad de desafiar las tradiciones existentes — volviendo a la fuente — La Biblia — mientras preguntan: “¿Qué significa esto para mí y para esta generación?” La respuesta del Señor siempre ha sido bastante asombrosa.
¿Te has encerrado en una particular estructura de pensamiento, que te ha ubicado en desacuerdo, o en una postura incómoda con tus compañeros Cristianos? ¿Es un debate sano o se ha convertido en algo cargado de ira y algo feo? ¿Le estás dando al aspecto sutil de la fe más importante de lo que el Señor lo había propuesto? A veces sólo queremos tener la razón cuando solamente el Señor conoce la respuesta correcta — ¿qué vino primero, el huevo o la gallina? ¿Vale la pena ir a la guerra por eso? O, ¿los renacimientos son mas acerca de la habilidad de pensar libremente que de seguir los procesos de pensamientos tradicionales?
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