José Rojas
“Y si su transgresión ha servido para enriquecer al mundo, y su caída, a los gentiles, ¿Cuánto más lo será su plena restauración? “(Romanos 11:12)
En este momento Dios ha puesto a los judíos aparte. Él no ha terminado con ellos, Él no está tratando con ellos como una nación ahora mismo. Piense en el punto de Pablo durante un momento: Si el mundo ha sido bendecido debido a las transgresiones de los judíos, ¿Cuánto más entonces será bendecido el mundo, cuando ellos se levanten en fe y sumisión a Jesucristo como Señor y Salvador? ¿Cuándo pasará esto? En la era del reino, esto es, cuando Jesús vuelva para rescatar al pueblo de Israel de la destrucción al final de la Tribulación.
Uno podría preguntarse: Si el poner a los judíos a un lado trajo la gracia de Dios a los Gentiles, ¿Qué pasa con la gracia de Dios hacia los Gentiles cuándo los judíos sean recibidos de nuevo? Será multiplicada. Santiago explica esto al gran concilio en Jerusalén (Hechos 15:13-17): «Cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: -Hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Citando Amós 9:11-12]: ‘»Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de lo hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,» En otras palabras, Dios está llamando a un pueblo (los gentiles) por Su nombre, al mismo tiempo que está llamando a los judíos.
Dios nos ha llamado: un pueblo que lleva Su nombre. Pienso que esto es una gran responsabilidad. ¿Cómo se comporta usted en el trabajo, en el supermercado, en el parqueo? ¿Estaría contento Dios con su comportamiento? ¿Querría alguien conocer a Dios debido a sus acciones, o sería en verdad lo contrario?
Fuente: Liga del Testamento