Consultorio para el Alma | ¿Buscando a Dios seriamente? | Por: José Rojas

José Rojas

joserojastrejo68@gmail.com

El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. (Romanos 8:16)

Hace poco yo, hablaba con un malicioso sobre mi fe. Él me preguntó, «¿Cómo sabes que lo que la Biblia dice es verdad? ¿Cómo sabes que Jesús es el hijo de Dios? ¿No tienes dudas que salten tu cabeza?

Mi respuesta fue apelar a  la declaración de Pablo en nuestro pasaje hoy: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu…» le comente que, hace tiempo atrás, en momentos de gran angustia personal y crisis fui a la estera con el Señor – luchaba y forcejeaba con la creencia. Mi fe estaba siendo probada y para ser honesto yo tenía algunas dudas. En mis temores  lancé un grito de angustia, «¡Señor, si usted es verdadero tengo que conocer!» El Señor contestó mi oración – Él me confortó y fui cambiado  y sigo haciéndolo. Por último Dios no contestó mi oración exactamente del modo o en el  tiempo que yo había imaginado. Pero esto no importó porque a partir de aquel momento he sabido con seguridad que Dios es tanto verdadero como personal. («El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.»)

Le ofrecí a mi amigo desconfiado dos versículos para que los considerará – Hebreos 11:6: «Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan.» y Mateo 7:7: «Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.» Le expliqué que la palabra actual que ambas escrituras traducen   es «buscar». Le pregunté, «¿tiene usted un deseo verdadero de conocer a Dios? Porque si lo hace, Dios se revelará a usted. Todo lo que usted tiene que hacer es preguntar y buscar – entonces usted encontrará.» Lamentablemente, mi conocido incrédulo estuvo más interesado en la discusión de la existencia de Dios, que en buscarle seriamente.

Y ahora les pregunto ¿Cuándo fue la última vez que usted buscó a Dios? ¿Permite usted que el Señor le consuele en tiempos de angustia o todavía trata usted de manejar sus propios asuntos? ¿Cuán mal tienes que estar antes de que usted visite al Señor? No espere más tiempo. Ningún problema es demasiado grande o demasiado pequeño para el Señor.

Fuente Liga del Testamento

 

 

 

 

 

 

Salir de la versión móvil