Por: José Leonel Pineda ECS
Carlos Combita es un chofer de 60 años de edad, vive en un rancho de latas que tuvo que improvisar luego de ser afectado por el sismo de magnitud 5.1 en la escala de Richter del 24 de noviembre de 2018, que sacudió al pueblo de Monte Carmelo, municipio del mismo nombre. Poco tiempo después del movimiento telúrico, Protección Civil mandó a derrumbar su casa y las de doce familias más, que vieron como el esfuerzo de años de trabajo se convirtió en escombros.
Otra de las afectadas por el sismo fue Armida Reyes, una ama de casa de 43 años que vive con dos menores y su tía, la señora María de La Paz Reyes de 72 años, quien no puede mover una de sus extremidades producto de un accidente cerebrovascular.
Cinco años viviendo en condiciones precarias, como es el caso de la señora Paula Torres, de 84 años, quien vive en un ranchito de latas en una esquina de la Plaza Bolívar. Ella acondicionó un espacio para la cocina y el fogón, y duerme en un cuarto sola, pues su hermana (que tenía Alzheimer) era su fiel compañera, pero murió hace unos años.
Todos ellos esperanzados en la construcción de sus casas, en aquél entonces, el gobernador era Henry Rangel Silva, quien llenó de promesas a los damnificados de Monte Carmelo, y sólo cumplió enviando una parte del material (dos años después), un material insuficiente para poder construir una casa.
Desde entonces no han recibido más respuestas, las autoridades regionales se olvidaron de los damnificados montecarmelitanos, pero no serían los únicos…
La Vaguada de La Amarilla
El 24 de noviembre del 2022, un torrencial aguacero cayó sobre Monte Carmelo, y afectó en gran parte a la comunidad de La Amarilla, las carreteras quedaron destrozadas y el desbordamiento del rio dejó cerca de 15 familias damnificadas.
El actual gobernador, Gerardo Márquez, llegó unas semanas después al refugio que habilitaron para las familias afectadas por la vaguada. El nuevo mandatario regional, se comprometió en no desamparar a los damnificados: algunos tuvieron pérdida total y fueron beneficiados con electrodomésticos para paliar su situación.
Yulimar Carrizo, una de las afectadas de La Amarilla agrega que, desde entonces, el gobernador no se ha visto más. “Nos prometió maquinaria para arreglar la vía y no la vimos… Nosotros recibimos la comida, el gas, otros organismos e iglesias nos han ayudado con ropa, pero en relación a la construcción de nuestras casas, no tenemos ningún tipo de respuestas”, concretó Carrizo.
La Vaguada de La Vega
El 27 de abril de este año, las lluvias siguieron causando estragos, y esta vez 30 familias del sector La Vega resultaron afectadas por el desbordamiento de la quebrada La Betulia. Los afectados tuvieron que ser ubicados en el refugio, junto a los de La Amarilla.
Elizabeth Pineda, damnificada de La Vega, comenta que han recibido ayuda, una jornada médica, la bolsa de comida (a pesar de que tiene casi dos meses que no llega el beneficio), el gas… pero no son suficientes.
“Lo que nosotros queremos es respuesta sobre nuestras viviendas”, puntualizó Pineda.
¿Distintos colores políticos?
El alcalde opositor del municipio Monte Carmelo, Wilmer Delgado, realizó junto a su equipo de gobierno varios informes que han llevado hasta los distintos ministerios (Ministerio de Interior Justicia Y Paz, Ministerio del Poder Popular para el Transporte Terrestre…) en Caracas, solicitando ayuda para los damnificados y maquinaria para atender todos los serios problemas viales que existen en la troncal Buena Vista- Monte Carmelo.
“Nos han atendido en todos los organismos que hemos ido, pero no nos han dado respuestas claras… queremos pensar que no es por colores políticos, pero casi siempre nos dejan en veremos” comenta el alcalde.
En su última visita, el secretario de gobierno regional, General Yépez Castro, se comprometió en apoyarnos con maquinaria, pero la que trajeron sólo trabaja unos días y se dañaba. “No nos surten combustible desde abril de este año, pues la orden que hay es que para la Alcaldía no hay”, agrega la primera autoridad del municipio.
El Refugio
En el refugio no hay espacio para nadie más, y es que actualmente se encuentran viviendo 20 familias; 14 de La Vega y 6 de La Amarilla. Existen 13 habitaciones y 4 cubículos hechos de cartón piedra o MDF en los que viven hasta 5 personas.
La mayoría de las familias tienen su cocina dentro de la habitación, pero hay una cocina principal que usan solo 4 familias. En la parte baja hay un solo baño que debe ser compartido entre 6 familias y un solo lavadero para todas las personas del refugio.
Otra de las fallas existentes en el refugio son los problemas de filtración y humedad en su estructura, parte del techo está dañado y eso afecta al pasillo común, donde se empoza el agua y cuando llueve mucho, se filtra en las habitaciones.
En alto riesgo
Parte de las familias que fueron afectadas por la vaguada han tenido mudarse a casa de familiares, alquilar habitaciones o simplemente se niegan a abandonar su casa (a pesar de estar en alto riesgo), tal es el caso de Glennis Moreno, que vio como desbordamiento pasó al frente de su casa, aun así, no quiere irse: “no es fácil vivir arrimado y no tenemos a donde ir”, agrega Moreno.
Su casa no sufrió daños y por eso ella (Moreno) sigue viviendo allí, junto a 4 personas, entre ellos dos menores de edad, siempre alerta cuando llueve y confiando plenamente en Dios.
Todos los damnificados claman al gobierno por respuestas, cansados de tantas promesas incumplidas y algunos viviendo en condiciones precarias.
“Somos humanos, aquí no se deben mirar colores políticos, no es la forma de gobernar, queremos acciones y no palabras… sabemos que todo está difícil, pero queremos una solución viable, ya no queremos ser damnificados”, concretó Yulimar Carrizo, afectada de la Amarilla.
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