En los últimos años, millones de venezolanos emigraron a diversas naciones en el mundo con el objetivo de buscar oportunidades en el plano económico que Venezuela no ofrecía.
Con trabajo duro y hasta soportando malos tratos, muchos de ellos lograban enviar a sus familiares radicados aún en Venezuela, las remesas necesarias para suplir acá las necesidades básicas.
Un factor inesperado para el mundo, pero en especial para los venezolanos, ha sido enfrentar la pandemia del Coronavirus, la cual ha modificado – como era de esperarse – la vida de muchos connacionales en el extranjero.
Angélica Da Silva, radicada en España cuenta que en dicha nación existe un fondo para desempleados, explica que ese dinero lo estará usando el Gobierno para seguir pagando salarios a los trabajadores aunque no estén trabajando. «Esa política (antes de la pandemia) beneficiaba a los ciudadanos (contribuyentes y legalizados) solo por un mes. La situación para los indocumentados es más cuesta arriba. Con ahorros quizás lleguen a tener para vivir el mes, si acaso».
Da Silva explica que parte de la opinión pública española especula sobre el origen del virus. «Hay personas de la tercera edad que creen que gobiernos europeos pactaron con el de China, para desatar una crisis de esta magnitud y así Europa se desearía de la carga de tantos pensionados, y China se quedaría con la población económicamente más activa, los jóvenes».
Mientras tanto en el sur del continente Americano, Chile, Mariángela Gatta explica que los habitantes de ese país continúan en la calle trabajando.
Agrega que están en pleno cambio de estación, y eso les afecta más a los inmigrantes que los chilenos. «Vemos a muchos extranjeros con síntomas relacionados a una gripe, pero el miedo nos tiene invadidos».
Gatta detalla que son muchos los que allá consideran las medidas de Sebastián Piñera (presidente de Chile) como «insuficientes». «Acá creemos que él está priorizando el sector económico por encima de la salud pública de los ciudadanos».
En la vecina nación de Colombia, se encuentra otro trujillano, José Pérez. En Bogotá mantiene su actividad laboral por estar relacionada al sector alimentación.
«Ahora trabajamos menos pero siguimos en nuestros puestos de trabajo (…) sin embargo nos asusta como han subido los precios de algunos productos, es como revivir la pesadilla que vivimos en Venezuela», comenta Pérez.
En la nación azteca (México) se encuentra Miguelangel González. Trabaja en una cadena hotelera en Cancún, cuenta que el turismo está por el suelo. «Aún estamos trabajando pero no recibimos turistas, eso nos tiene preocupados porque necesitamos ingresos para poder vivir acá y para enviarle a nuestros familiares allá en Venezuela».
Los trujillanos consultados en la nación inca, Perú, no ven el día para regresar a Venezuela. Tal es el caso de Paola Graterol, quien con voz entrecortada dice haber sido objeto de desalojos. «Ya nos han dicho que en un mes debemos desalojar las residencias».
Por su parte Lizeth Baptista, otra trujillana en Perú, teme de contagiarse del Covid-19, porque cree que los peruanos no han tomado la situación con la necesaria seriedad.
«Vemos problemas que nos recuerdan a Venezuela: desabastecimiento, acaparamiento y especulación, esto no nos puede estar pasando otra vez», lamenta Baptista.
Volvemos al Cono Sur, allá se encuentra Ricardo Azuaje en la provincia de Misiones, Argentina. Nos comenta estar bastante tranquilo, porque tiene un emprendimiento en su casa y desde esta genera ingresos para mantenerse. «Al verse disminuida la actividad social, se han reducido las solicitudes del servicio que ofrezco en el área de diseño y fotografía, eso sí hay que decirlo».
Sin duda alguna la humanidad atraviesa uno de sus momentos más difíciles. Para los venezolanos en el exterior haber vivido tantos años en crisis quizás les haya dejado experiencia para afrontar situaciones complejas de mejor manera. Abogamos desde Diario de Los Andes por el bienestar de estos connacionales, pidiéndoles prudencia, paciencia y fortaleza, porque en Venezuela les estamos esperando.