“Porque los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a sus oraciones” 1ro de Pedro 3:12
Vivimos de manera mecánica, aprendida y hasta inducida, por enseñanzas, costumbres cultivadas, en la mayoría de las veces pensamos que la vida es la posesión de bienes (dinero, joyas, abundancia de lujos).
De acuerdo al significado que le demos a nuestras vidas así actuamos. Si creo que la vida es solo parranda, entonces mi valor primordial será pasarlo bien. Y de igual manera reflejamos actitudes en el entorno circundante.
Dicho lo anterior todos tenemos oportunidades de cambios, de lograr una conversión (dar un giro, vuelta hacia) a los modos de ser y actuar en la vida, en este caso es dar un giro hacia Dios a través de Jesucristo- Mediador entre el hombre y Dios. Para ello es necesario el arrepentimiento del pecado. Reconocer a Dios dador de vida.
¿Cuál es tu visión de la vida?
Desde las perspectivas de Dios, tenemos dos enfoques que nos sirven de guías para lograr una vida con propósito: La vida es una prueba y la otra la vida como un fidecomiso.
Como prueba, debemos entender que Dios prueba el carácter, la fe el amor y lealtad de las personas que han vivido el proceso de conversión de vida. Dios probó a Abraham cuando le pidió que le ofreciera a su hijo Isaac. Estas pruebas de vida son cotidianas, solo que no las entendemos por nuestra concepción personalista de ser o creernos poderosos. De esta manera Dios ayuda a que desarrollemos nuestro carácter.
Como un fidecomiso
Dios nos ha confiado dones, somos mayordomos de todo lo que él nos da “Del Señor es la Tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuanto lo habitan” (NVI).
Al entender que Dios realmente tiene un propósito desde la creación para tu vida y nos volcamos a conocer esta vida él comienza hacer una obra en nosotros.
Es decir tener la perspectiva de la vida aceptando el plan de Dios nos ayudará a tener un estilo de vida, para crecer materialmente e espiritualmente.
Podrás preguntarte ¿Piensa Dios en Mí? Solo reflexiona este versículo, 1ra de Pedro 3:12 “Porque los ojos del señor están sobre los justos y sus oídos atentos a sus oraciones”. Dios se preocupa por nosotros más de lo que nadie más podría hacerlo.
Según vamos creciendo, en ese cambio de vida aprendemos a madurar acerca de dos aéreas importantes de nuestra vida; como combatir el pecado y como ser más como Cristo. Piense ello como una manera de deshacerse de cosas malas en nuestras vidas y remplazarlas con cosas buenas.
Ya que cuando recibimos a Cristo por primera vez como nuestro Señor y Salvador, la nueva vida espiritual que Dios nos ha dado es una vida completamente distinta a la que anteriormente vivíamos. De hecho sería ingenuo pensar que al comienzo de nuestra experiencia como creyentes, podemos estar guiados por nuestra propia sabiduría o ideas de cómo vivir la vida cristiana, debes tener presente que el Espíritu Santo lo hará por nosotros. Él nos cuida, Él nos enseña y Él nos ayuda a crecer espiritualmente.