Alí Medina Machado
Mucha escritura ha habido sobre este santa Iglesia Catedral, históricamente Iglesia Matriz de Trujillo, nombre con el que pasó por los siglos, desde el XVI en adelante, hasta el anterior siglo XX, cuando en 1912 fue consagrada Catedral por el Obispo diocesano merideño Mons. Antonio Ramón Silva, y luego vuelta a consagrar ya definitivamente como sede episcopal en 1957, con motivo de la creación de la Diócesis de Trujillo, por el Santo Padre Pio XII. Así, con esta condición, recibió a su primer Obispo Mons. Antonio Ignacio Camargo.
Este templo de Dios es una reliquia que viene desde la Colonia, es un monumento histórico nacional, y lo más grande que tiene, o su cualidad esencial es que es la Iglesia de todos los trujillanos.
Ha recibido muchos elogios, merecidos todos ellos. Dijo Don Mario Briceño Iragorry: “Para mí esta iglesia tiene un valor que no lo iguala el de Nuestra Señora de París o el propio de la catedral de San Pedro en Roma. Sí, señora. Porque a esta iglesia fui llevado de la mano para recibir en su bautisterio el óleo cristiano”. Por su parte, Ramón Urdaneta le asigna un gran valor histórico. Desde ella se cumple la advocación de la Virgen de la Paz. Y otro autor, señala lo siguiente: “En tus contornos divinos está la aureola de esta ciudad secular. Eres irremplazable como los grandes monumentos de la historia. Sobre ti nada prevalece, porque eres divinizada en el espíritu…Las flores que te han adornado por los siglos siguen despidiendo fragancias”. (AMM). La lista de elogios es muy larga definitivamente.
Voy a hablarles de su contexto histórico, para luego decirles cosas sobre las sacristías que la constituyen desde siempre y, en especial, sobre la sacristía de Nuestra Señora de la Paz.
Aunque seguramente en los siglos precedentes algunos escritores hablaron diversas cosas sobre este hermoso santuario, pues los periódicos publicaban artículos, crónicas, comentarios, programas de festividades, poemas y otros temas pertinentes con los asuntos parroquiales, nos concretamos nosotros en hablar desde la palabra escrita de Don Mario Briceño Iragorry, quien en su pequeño gran libro “Mi infancia y mi pueblo” realiza una breve pero sustancial descripción interior de la iglesia Matriz, así como también lo hace, aunque más en concreto de la Ermita de la Chiquinquirá y de la Iglesia de San Jacinto, que le fueron afines en su niñez y juventud. Lo que dice nos servirá de mucho apoyo para estas palabras.
Otro autor que hace una descripción muy pormenorizada de las iglesias de nuestra ciudad es Ramón Urdaneta Bocanegra, en un folleto titulado “Trujillo y la Iglesia”, publicado en España, en 1956. Es muy minucioso en sus apreciaciones.
Específicamente sobre la Catedral de Trujillo, escribió una conferencia el Dr. Marcos Rubén Carrillo. Y dos de nuestros obispos, Mons. José León Rojas, en 1970, con motivo de la Restauración de la Catedral y Mons. Vicente Hernández Peña, han escrito sobre ella. Este último, escribió un discurso muy bello intitulado “Esta Iglesia Parroquial de Truxillo”, en la oportunidad de la inauguración de la Retablos de la Catedral, en abril de 1984. Hay otra escritura regada por ahí, muy interesante conceptual y afectivamente. De modo que los principales aspectos históricos del devenir de este santuario de Dios y de los trujillanos, han dado en conocerse, y cubre el espacio y las necesidades de información sobre su existencia.
La ciudad de Trujillo fue fundada en Escuque, en 1557. Es la ciudad fundacional, la primera, pero no la última cronológicamente hablando. Tuvo seis traslados, el último establecimiento, en 1570, en este suelo en que estamos: Trujillo, de Nuestra Señora de la Paz, o Nuestra señora de la Paz, de Trujillo, que así se llama históricamente nuestra ciudad, ésta en que estamos. Allá en Escuque debió nacer nuestra historia religiosa cristiana católica. Después de varias andaduras llegó la ciudad a este “Valle de los Cedros”, según el documento más confiable, en octubre de 1570, trece años después de andar rodando de un sitio a otro por la provincia de Los Cuicas, país de nuestros pobladores aborígenes. Allí comenzó la historia de la Iglesia en esta ciudad, en este también llamado “Valle de los Mucas”. De los primeros trece años, creo, se ha hecho poca investigación.
El Dr. Ramón Urdaneta dice que “pocas ciudades venezolanas han tenido tan avanzada y feraz vida cristiana como la de este pueblo andino”. Eso debe enorgullecernos.
El desarrollo de la iglesia trujillana en sus grandes momentos y en sus detalles, sólo se conoce luego del poblamiento o instalación de la ciudad en este territorio local. Es una historia larga e interesante, y de mucho contenido.
LA FORMACIÓN DE LA IGLESIA TRUJILLANA. Qué bello Tema. Tiene tantos elementos, tantas minuciosidades. Es una cronología que vale la pena investigar y estudiar. Si hacemos o ideamos un pequeño mapa o croquis, podemos ver que la ciudad era un pequeño espacio alrededor de la plaza mayor. Un espacio para el poder civil, otro para el poder municipal, otro para el poder económico, otro para la iglesia, y hasta para la cárcel hubo uno. Así nace la pequeña iglesia, una de las antecedentes de ésta, en este mismo ángulo noroeste. Esta iglesia comenzó a estar aquí en los últimos días del año 1570, hace 453 años. La pequeña iglesia muy endeble seguramente, pero era y es la Casa de Dios.
Y a la par, la edificación de los conventos. En los siguientes treinta años Trujillo se convirtió en una ciudad conventual. Hoy no lo es. Tres conventos: el de San Francisco, de franciscanos, arriba, en 1586; el de Santo Domingo, en el extremo de la ciudad, abajo, en La Candelaria, en 1586, de dominicos, y el Regina Angelorum, en el centro de la ciudad, en 1595, en adelante, de monjas.
Con respecto a la iglesia Matriz. Su proceso genésico tiene algunas fechas asomadas. Un primer templo, un rústico templo de una sola nave que, asediado por la mala construcción y los temblores, sucumbió hacia 1606. “Y estando de visita pastoral el Obispo de Caracas y Venezuela, Fray Antonio de Álzega, en esa misma fecha, ordenó la construcción de un nuevo templo”. Este duró un poco más de veinte años, pues en 1629, se constituyó una junta para la construcción de una nueva iglesia. La construcción duró largo tiempo, hasta que, en 1662, gracias al impulso y generosidad del Obispo de Caracas y de Venezuela, Fray Alonso Briceño, residenciado en Trujillo, de donde despachó siempre, hasta su muerte, fue solemnemente bendecido e inaugurado este mismo templo en que hoy nos hallamos 361 años después de aquel acontecimiento. En una de las paredes posteriores de la iglesia está anotada la fecha: 1662.
CON RESPECTO A LAS COFRADÍAS. Ahora sí paso a hablarles de las cofradías de esta iglesia, con algunas especificaciones teóricas preliminares. Me gusta descomponer las palabras, en este caso cofradía. Co-fradía. Co, es un prefijo, muy común, significa unión, pluralidad, reunión. Y fradía viene de frater. Hermano. Hermanos que se unen, con un fin determinado. Una cofradía entonces es una hermandad, personas que se juntan para realizar una obra de servicio, un desprendimiento, un valor. Las cofradías son privativas de la iglesia cristiana católica. Son un valor de nuestra iglesia. Es nombre femenino, pero eso nada tiene que ver con las personas que las integran. Le pregunté al diccionario, mi gran amigo, ¿Qué es cofradía? ¿Qué significa cofradía? Y me respondió: “Es una asociación reconocida por la iglesia formadas por personas con fines piadosos, altruistas”. Ah, pero encontré un dato que me llamó la atención. Señala que “todas las cofradías salen en procesión en Semana Santa”. No sé si esa costumbre se mantiene o ha desaparecido. Pero me parece muy importante. Cofradía es similar a congregación, hermandad, gremio, agrupación, sociedad. Es una devoción, con autorización competente, se ejecutan con obras de caridad.
Otra cuestión interesante, que no sé si perdió actualidad. Históricamente las cofradías se establecieron para organizar las festividades de la iglesia, fundamentalmente, la principal finalidad era la Semana Santa. “Las cofradías se iniciaron como hermandades para recordar la pasión y muerte de Jesucristo”. Nacieron en el siglo XI. (Parangón con la Virgen de la Paz). En ese tiempo ya existían las primeras cofradías. Se multiplicaron en el siglo XV. Los franciscanos las destacaron en el siglo XVI. Esto me lleva a pensar entonces, que fueron los franciscanos los que las trajeron a Trujillo. Recordemos que el primer convento fue el de los franciscanos, y que ellos atendieron el primer templo que hubo en la ciudad.
Gracias al obispo de Caracas y de Venezuela Fray Mariano Martí conocemos la historia inicial de las cofradías de las iglesias del estado Trujillo. En nuestro caso, las de las iglesias de la ciudad de Trujillo. ¿Quién fue Mariano Martí? Brevemente les respondo. Fue un `personaje muy importante del siglo XVIII venezolano. Un escritor formidable. Sobre todo, para la Iglesia, ya que él permite conocer el pensamiento teológico de ese período histórico que, en muchos sentidos, se desprende del contenido de su célebre visita pastoral a todas las ciudades y pueblo del país. Aquella vista pastoral fue un proceso, muy bien preparado y mejor ejecutado. “El obispo Martí gozaba de un poder de observación excepcional y contaba con un incansable equipo de secretarios que anotaban los detalles más insignificantes”.
Era oriundo de España, nació en 1721 y murió en 1792. Nombrado Obispo de Puerto Rico, 1761. En 1770 fue nombrado Obispo de Caracas y de Venezuela. El décimo tercero de la segunda etapa. Hubo trece obispos con sede del obispado en Coro, y trece también con sede en Caracas. Luego tenemos la historia del Arzobispado. Se inmortalizó por la hazaña que cumplió con su extensa visita pastoral que, como Obispo, comenzó el 8 de diciembre de 1771 y culminó el 30 de marzo de 1784, es decir, doce años, tres meses y veintidós días. La Academia Nacional de la Historia publicó esa memoria en su serie “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, en siete volúmenes. Dentro de ese rico documental aparece lo que tiene que ver con nuestra iglesia trujillana.
En el libro “Relación de un viaje por tierra de los Cuicas”, del conterráneo historiador Rafael Ramón Castellanos, aparecen Notas del libro del Obispo Martí, que mucho nos orientan para conocer la vida eclesial de nuestra provincia. Trae Castellanos el relato del viaje Martiano en dirección a Trujillo, quien viene por la vía de Santa Ana, Siquisay y La Plazuela. Llega a San Jacinto, donde visita el templo del pueblo. Y es el 25 de abril de 1777 cuando “salió Su Señoría Illma. Del antecedente pueblo de San Jacinto, y haviendo (sic) andado cerca de media Legua, llegó á esta ciudad de Truxillo, y al siguiente día veinte y seis procedió a la Visita de su Iglesia Parroquial con las Ceremonias acostumbradas; vio y reconoció la Fábrica, Fuente Bautismal, Altares, Imágenes, Vasos Sagrados, Ornamentos, y demás bienes, y de todo se formó Inventario que Original está extendido al folio 43 de Libro 4 de Inventarios”.
Pasa a hacer un exhaustivo registro de lo que va viendo y encontrando, una descripción y anotación de aquella relación de bienes, libros, muros, paredes, altares, implementos, vasos, imágenes, rentas, cementerio, etc. Para pasar luego a enumerar el siguiente particular: “En la supradicha Iglesia Parroquial están fundadas las ocho Cofradías siguientes: Cofradía del Smo. Sacramento, Cofradía de Nra. Sra. De la Paz, Cofradía del Apóstol San Pedro, Cofradía de Nra. Sra. de Dolores, Cofradía de San Roque, Cofradía de Santa Lucía, Cofradía de Sta. Rosa de Lima, Cofradía de las Benditas Ánimas.”
En Trujillo se detiene además a inventariar la existencia del Hospital y Cofradía de Nuestra Señora de Chiquinquirá. Ya antes, por otro camino había llegado a San Jacinto y visitó la fábrica de la iglesia, que estaba al lado de la que hoy conocemos. Y recomendó la construcción de esta última, además de un cementerio en la parte posterior. Dicho templo no tenía cofradías. Reclamó que estuvieran bautizando con agua común, es decir, no bendita. Sugirió una fuente vidriada para bendecir el agua. Con respecto a la Cofradía de Ntra. Sra. de la Paz, leemos el documento y podemos ver algunos aspectos como los siguientes. – Fue fundada el 28 de mayo de 1584, en que aprobaron sus constituciones, es decir, su razón de ser, su normativa y estructura, sus deberes y servicios. Dice Martí, “por el arcediano de esta Cathedral”, quiso decir, por un Vicario General autorizado por el Obispo, por un administrador, un canónigo que ejercía jurisdicción, que podía actuar de juez. Las constituciones fueron aprobadas en la ciudad de Coro. Entre sus obligaciones estaban celebrar una Misa Solemne el 24 de enero, una misa cantada cada sábado, una misa en tres de las festividades principales de Nuestra Señora la Virgen. Vamos a ver qué fiestas dedicadas a la Virgen tiene nuestras Catedral. La principal, ahora; antes no tanto: la Fiesta de la Patrona, la Virgen de la Paz. 24 de enero. La Virgen de las Mercedes, el 24 de septiembre. La Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, Nuestra Señora de los Dolores, el llamado Viernes de Concilio (Semana Santa). Hasta Santa Lucía se celebra, el 13 de diciembre. Los cofrades se llamaban hermanos. Pagaban por su asiento dos pesos una sola vez. Tenía rentas propias. Su capital era 2595 pesos que se ponían a trabajar y producían un rédito o ganancia de 127 pesos. Tenía derecho a que le donaran los toros sacrificados en las fiestas populares de su celebración. (Toros y gallos en el programa), Y las limosnas de los fieles.
Todo eso se capitalizaba y se llevaba un control estricto en los libros de contabilidad. El Obispo Martí visitó la Cofradía, y pidió cuenta de la forma cómo llevaban aquellos bienes. Formó inventario y lo agregó a los folios de su Libro 4, que era el de los inventarios. Había mayordomos a los que se les pidió rendición de cuentas, incluso a los anteriores. Había mayordomos anteriores “enquesados”, como suele decirse ahora. Y se les mandó a cobrar la deuda. Hubo hasta una averiguación por el paradero de una prenda. Se estableció la prohibición de “refrescos” que se hacían en las fiestas por cuenta de las rentas de la Cofradía. Traslademos todo esto a hoy día para determinar una especie de comparación con lo que son las cofradías. ¿Existen? ¿Cómo son ahora? ¿Cómo están integradas? ¿Cómo es su directiva? ¿Son de hombres, de mujeres o mixtas? ¿Tienen rentas propias? ¿Cómo es su participación en la vida de la Iglesia? Hasta aquí el primer capítulo de esta historia. Queda mucho por contar e investigar, de ese largo proceso histórico de la iglesia trujillana, y en específico de esta Iglesia Catedral.
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