Bilbao (España), 19 jun (EFE).- La paleoclimatóloga holandesa Ellen Thomas no es nada optimista frente al calentamiento global, que es un desafío, ante todo, para los seres humanos, porque “para el planeta no es ningún problema” si nosotros nos extinguimos.
Thomas y el estadounidense James Zachos han logrado este año el Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático por descubrir que hace 56 millones de años se produjo un episodio efecto invernadero que ofrece analogías con el actual cambio climático generado por el ser humano.
Experta en micropaleontología marina en la Universidad de Yale (EE.UU), Thomas (1950) señaló a EFE que está “muy preocupada” con la actual crisis climática.
Entre las principales preocupaciones citó, el aumento del nivel del mar “una de las consecuencias potenciales, sobre todo si Groenlandia o la Antártida se van derritiendo”
El descubrimiento y estudio del Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (PETM) permite predecir algunos impactos del actual calentamiento global generado por el ser humano, aunque entre ambos también hay diferencias.
Entonces no había capas de hielo en la Antártida, “así que el nivel del mar no subió tanto como esperamos que suba ahora”, que en los peores escenarios podría superar los diez metros, y “eso no es nada bueno”.
Y destacó otro elemento que “quizás no sea tan claro” relacionado con la agricultura y cómo la distribución de las diferentes especies de plantas se desplaza hacia el norte. En Estados Unidos, donde vive, va subiendo desde el Golfo de México a la frontera de Canadá, “lo que supone un problema para la sociedad”.
Además del cambio de los patrones de precipitaciones, de los que tienen evidencias que ya cambiaron durante el PETM, cuando hubo “sequías muy severas, seguidas de inundaciones y deslizamientos de tierras”, todos estos factores supondrían problemas en la agricultura y el desplazamiento de personas.
Durante el PETM, la emisión de gases de efecto invernadero, por causas naturales, “pensamos que fue mucho más lenta que la que estamos haciendo los humanos”, ahora es quizás una diez veces más rápida.
Hay quienes piensan que hay que dejar que la Tierra se encargue de asumir las actuales emisiones de CO2, pero Thomas advierte que “la escala temporal en que puede hacerlo es demasiado lenta para que sea útil para nosotros”, pues hablamos de siglos.
“Yo vivo en Connecticut (EE.UU). Allí, en la historia de la Tierra ha habido edades de hielo, subidas y bajadas del mar, pero no suponían un problema. Hoy en día, junto a la playa hay un tren, hay casas y sí sube el nivel del mar es un problema para nosotros, para nuestras infraestructuras».
La científica incidió en que “para el planeta no es ningún problema que nos extingamos, porque siempre ha habido especies que se han ido extinguiendo, aunque podemos argumentar -señaló- que nos gusta esa idea”.
Además, insistió en que “no hay ninguna duda de que este periodo de cambio climático está debido a lo que hacemos como seres humanos”.
Desde comienzos de los años 80, los científicos han debatido sobre el cambio climático, «nuestra argumentación se conoce y ahora la cuestión es, qué es lo que hacen las personas al respecto”.
En cuanto a los negacionistas de la actual situación climática, señaló que «hablar con ellos es con los creacionistas, tienen el mismo tipo de argumentación y no hay manera de cambiarles la forma de pensar”.
La científica creía que con el cambio climático llegaría un momento que “el proceso estaría tan claro, como hoy en día, que la gente empezaría a reaccionar”.
Pero llegó al pandemia de la covid-19, un momento para ella “muy desalentador intelectualmente”. En Estados Unidos vio como había gente rechazaba la vacuna y “eso que era por algo que les afectaba de forma más directa que el clima. ¿Entonces que van a hacer por el cambio climático?»
Precisamente al inicio de la pademia se vio como la industria durante un tiempo tuvo que parar, pero eso “no ha marcado casi ninguna diferencia en cuanto a las emisiones de CO2” y nunca se va llegar al mismo nivel de limitaciones tan severas de emisiones como en ese momento, agregó..
Durante la entrevista, Thomas reiteró que no es optimista ante al situación y estimó que no hay otra opción que la resiliencia. “Una de nuestras esperanzas es intentar ajustarnos a vivir en un mundo distinto debido al cambio climático”.
Además, “cuando los seres humanos intentamos corregir nuestros errores del pasado, en ocasiones hemos llegado a cometer otros más grandes”.
Thomas reconoció que hay personas que «ven que hay problemas y quieren hacer algo al respecto ellos mismos”, pero la investigadora considera que “son las entidades, las instituciones más grandes, las grandes empresas en las que hay que cambiar y esto es más difícil de lograr”.
En todo caso, mostró su esperanza en las generaciones más jóvenes. “Mi generación es la que he creado este lío», señaló.
«En muchos momentos he sentido más esperanza al hablar con generaciones más jóvenes que se están organizando y siendo activos, porque si no, mi generación no va a hacer nada ni a cambiar nada”.
Por ello cree que “si hay una esperanza está en las jóvenes generaciones que van a ver los problemas desde una perspectiva distinta y creo que ahí hay una cierta evidencia de que están empezando a ser conscientes de ello y a organizarse».