El bien común es uno de los valores establecidos en el preámbulo la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, junto a la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley. El Estado, como el conjunto de instituciones que poseen la autoridad para establecer las normas que regulan a una nación y gobernar a la sociedad, tiene su razón de ser en el bien común, que es el conjunto de condiciones materiales y espirituales que permite el pleno desarrollo de las personas.
Bien es sinónimo de bueno, justo, útil y perfecto; común es sinónimo de público, popular, universal y de todos. En consecuencia, no se trata de lo malo, nocivo, ruin, vil o injusto; tampoco puede ser el bien de algunos, ni siquiera de la mayoría, no puede ser apropiado por un grupo por mucho poder que tenga. El bien común es aquello que beneficia a todos. Por ello todo lo que vaya en contra del bien común es contradictorio con la Constitución, va en contra de los fines del Estado, perjudica a la Nación, su pueblo, su territorio y atenta contra la dignidad de la persona humana.
Por mil razones el actual Estado venezolano es contrario al Bien Común, violando la Constitución, pues por su ejercicio y sus resultados, ha devenido en el principal obstáculo para que los ciudadanos tengan la posibilidad de su realización plena, su desarrollo humano integral y, en fin, su bienestar.
El régimen no busca el bien común, sino el enriquecimiento de los propios gobernantes, sus familias y sus dirigentes políticos, junto a las cúpulas castrenses, legislativas y judiciales que lo sostienen, y parte de la burocracia que medio la hace funcionar, todos a costa de los recursos de la nación. Del ser el bien común el fin del Estado, pasó a serlo el bienestar de unos pocos y el malestar general. El sistema es un conjunto de elementos interrelacionados y es el concepto aplicable al caso venezolano. De conformidad con una documentada investigación realizada por Transparencia Internacional el complejo sistema para establecer “La Gran Corrupción” tiene los siguientes elementos: cooptación de todos los poderes públicos, nepotismo y designaciones por lealtad y no por méritos, impunidad, opacidad en las contrataciones y en el gasto público, discrecionalidad en el gasto, incentivos a la corrupción, monopolio en sectores económicos, militarización, hegemonía comunicacional y desinformación, opacidad en la rendición de cuentas, violación de los derechos humanos, criminalización de la protesta, redes internacionales de corrupción, entre otros elementos que se retroalimentan.
Todo esto conduce a la institucionalización de la cleptocracia como sistema de gobierno, que a su vez se ha traducido en que el Estado Venezolano ocupe las últimas posiciones en el “Índice de percepción de la corrupción por países”, en el “Índice de Democracia” y en los distintos indicadores de desarrollo humano sostenible. Venezuela es el país que peor combate la corrupción en la región por cuarto año seguido, según “Americas Society, Council of the Americas (COA) y Control Risks”. Por tercera vez consecutiva, Venezuela obtiene 0 puntos sobre 100 máximos en la Encuesta de Presupuesto Abierto 2021 del International Budget Partnership, que la ubica en la posición 117/120 del ranking global y en la última de América Latina y el Caribe.
Sólo en los casos de corrupción detectados en los países que han investigado casos de corrupción por parte de sectores públicos venezolanos como Estados Unidos, Argentina, España, Ecuador, Brasil, Portugal, Colombia, Suiza, Italia, República Dominicana, México, Uruguay, Andorra, Liechtenstein, Panamá, Bolivia, Haití, Puerto Rico, El Salvador, Aruba, Bulgaria, Guatemala y Nueva Zelanda hay comprometidos unos 67.883.499.006 dólares americanos. El daño patrimonial estimado supera los 500 mil millones de dólares y las economías ilícitas generan ganancias de 9.400 millones al año, un 21 % del PIB, también según investigaciones de Transparencia Internacional.
Todo esto, y algunas cosas más, explican la crisis humanitaria compleja que sufrimos los venezolanos, los 6,11 millones de migrantes venezolanos en el mundo de acuerdo con el último reporte oficial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el deterioro de la calidad de vida de hasta el 90 % de la población. La principal pandemia en Venezuela es la cleptocracia.
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