Cracovia (Polonia), 3 mar (EFE).- Las grandes ciudades polacas comienzan a recibir en «centros de absorción» creados a propósito por la situación de emergencia que vive el país a los cientos de miles de refugiados llegados desde Ucrania para escapar de la guerra.
Son ya más de un millón las personas que, según las Naciones Unidas, han escapado de la guerra en Ucrania, y más de la mitad de ellas ha llegado a Polonia, informaron las autoridades de este país.
Tras una odisea que en algunos casos ha durado casi 24 horas, y el peligro y la incertidumbre como compañeros de viaje, miles de refugiados, la inmensa mayoría mujeres, niños y personas mayores, comienzan a llegar a las principales ciudades polacas.
En lugares como la estación central de ferrocarriles en Cracovia se han establecido «centros de absorción», donde se recibe, durante las 24 horas, a todo el que necesite asistencia legal, alimentos, ropa o un lugar donde dormir.
Además de los albergues habilitados en escuelas, centros cívicos y otros locales, son muchos los ciudadanos que se han lanzado a ofrecer sus propios domicilios para acoger, siquiera temporalmente, a familias de refugiados.
Grzegorz Sobol, un empleado municipal encargado de supervisar una oficina de acogida en lo que era un almacén de la estación de Cracovia, cuenta a Efe que «por ahora, la situación es difícil pero no desesperada; tenemos tantas ofertas de vecinos de la ciudad y alrededores que casi todos están aún en lista de espera para poder ayudar».
A su alrededor la actividad es incesante y a veces hay tumultos en la cola para acceder al local donde se registra la entrada de refugiados, se les pregunta qué necesitan y se les agrupa para dirigirlos a algún alojamiento.
En el centro comercial al que se accede a través de la estación de tren se puede ver a muchas madres ucranianas, con niños, curioseando en las tiendas o instalándose en las mesas de las cafeterías.
Un hombre ucraniano que prefiere no decir su nombre contó a Efe que dejó su pueblo en la región de Donetsk, en el este de Ucrania, hace días y que tuvo que «hacer de todo» para llegar hasta Polonia; a su lado, otro hombre de unos 60 años que tampoco revela su nombre dijo arrepentirse de no haberse quedado en su país «para morir matando y no de viejo».
En la estación de autobuses, adyacente a la de trenes, un mostrador con la bandera ucraniana atiende las peticiones de los refugiados que llegan en transportes regionales o incluso coches provenientes de Ucrania, y en un muro cercano alguien pintó hace poco un enorme grafiti que da la bienvenida a Cracovia a los recién llegados.
DISPOSICIÓN A RECIBIR A UN MILLÓN DE REFUGIADOS
En Polonia, donde antes de la guerra ya existía una colonia de entre uno y dos millones de ucranianos, el Gobierno polaco se mostró dispuesto a acoger a «un millón» de personas de ese país, y desde que empezó el conflicto se han multiplicado las medidas de apoyo para sus refugiados.
En el centro de Cracovia y otras ciudades polacas es fácil encontrar banderas ucranianas y polacas entrelazadas en restaurantes, balcones y ventanas, así como indicaciones para llegar a centros de ayuda para refugiados, e incluso es posible ver coches particulares ofreciendo transportes gratuitos a refugiados o carteles de gente que se ofrece a cuidar temporalmente de sus mascotas.
Tanto los ferrocarriles nacionales como las compañías de transporte municipales de las grandes ciudades polacas y algunas compañías de taxis privados proporcionan transporte gratuito a los refugiados que muestren un pasaporte o documento de identidad ucraniano.
La principal cadena de supermercados del país, que anunció una paga extra de 220 euros a sus empleados ucranianos, ofrece a sus clientes destinar parte de la compra a ayuda para los refugiados, y varias empresas de Polonia han anunciado ofertas de empleo especialmente dirigidas a quienes vengan a este país «escapando de la guerra».
Los «pieroguis rusos», uno de los platos más típicos de la cocina tradicional polaca, aparecen rebautizados como «pieroguis ucranianos» en las tiendas y restaurantes de toda Polonia, y en los últimos días se ha impuesto un uso idiomático que denota, al referirse a Ucrania, que se trata de un país y no un lugar.
Caritas Polonia informó a Efe de que hizo llegar a su organización en Ucrania más de 120.000 euros donados en colectas públicas, además de cientos de envíos de comida, equipos de higiene personal y limpieza y ropa de cama para los albergues de las ciudades ucranianas de Mariupol, Leópolis y Ternopil, entre otras.
Por su parte, el ministro polaco de Educación, Przemysław Czarnek, anunció este jueves que las escuelas públicas polacas pueden admitir a los niños refugiados, que según estimaciones no oficiales son más de 200.000 y se encuentran, en su mayoría, en edad escolar.
Para hacer frente a esta situación, se ofrecerá a los docentes jubilados con conocimientos de ucraniano o ruso que retomen su trabajo.
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