Hoy 29 de abril se conmemora el Día Internacional de la Danza, celebración proclamada por la UNESCO en 1982 gracias a la propuesta de su Comité Internacional de la Danza, hoy convertido en el Consejo Internacional de la Danza (CID) presidido por el Dr. Alkis Raftis. La fecha elegida fue la del nacimiento del bailarín Jean-Georges Noverre, pionero del ballet moderno (1727-1810). En este día es imposible no mencionar a quien es un emblema de las danzas del mundo, la venezolana de raíces ítalo-españolas afincada en Madrid, Larissa Vesci.
Este es un día en el que bailarines de todo el planeta y de diversidad de estilos de danza celebran tan importante fecha en el gremio. En el caso de Larissa, recientemente acaba de coprotagonizar la primera actividad a propósito de la fecha, “Romance en Tierra de Gracia”, celebrada en la Comunidad de Madrid, España, como iniciativa pionera del Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra. El mismo fue un evento calificado por los asistentes como “de alta calidad técnica y artística, de suma elegancia, educativo y muy emotivo” (al punto de hacer brotar lágrimas a parte de la audiencia).
En “Romance en Tierra de Gracia” participaron bailarinas venezolanas con lazos familiares hispanos-venezolanos y arraigo en España que forman parte de la Agrupación “Venezuela Danza y Tambor”, fundada por el venezolano José Andrade y que preserva y difunde las tradiciones del baile venezolano en territorio español, teniendo como madrina a la leyenda viva y máxima figura de la danza en Venezuela, Yolanda Moreno.

En breve conversación con Larissa justamente después del gran apagón de la Península Ibérica y de quien se sabe es una incansable danzarina que lleva y trae permanentemente su trabajo con la danza entre diferentes puntos del planeta, ésta nos menciona que el mismo le tomó por sorpresa con uno de sus tres maestros de jazz y danza moderna de la actualidad, Ender Bonilla. Se sabe que al margen de los tipos de danza con los que Larissa trabaja con regularidad como instructora, intérprete y coreógrafa, ella tiene una tríada de mentores que son grandes expertos y prestigiosos maestros en España de los cuales aprende, con los que se entrena y ensaya regularmente en lo que fue el estilo de danza de formación de su infancia y adolescencia, aparte del Flamenco: el Jazz Dance, siendo su maestra de Jazz Fosse, Eva María Alonso; el de Music Hall, Luis Santamaría y de Sexy Style, el venezolano Ender Bonilla, que es parte del team de Carlos Baute).
Me siento en las mejores manos con estos tres grandes de la danza en España, cada uno máximo exponente en su estilo en lo que es una especie de segundo hogar artístico para mí cuando estoy en Madrid, El Horno. Hay personas que encuentran equilibrio físico y mental en el yoga, otros en el gimnasio y, en mi caso, lo hallo en el jazz, elementos de la danza moderna y una barra de ballet; por cierto, también en ese aspecto me siento guiada por una inmejorable conducción de parte de calificados maestros consagrados y jóvenes figuras en evidente ascenso. Ese espacio privado en el que se conjugan tanto arte, técnica y excelencia, algunos lo llamarían ‘hobby’, yo lo llamo “mi yoga o refugio”.
¿Y tu relación con el mundialmente conocido y referencia del Flamenco en el mundo, el Centro “Amor de Dios”?
Es diferente lo que encuentro y obtengo en ese lugar, también muy querido por mí. En ese caso hay cierta responsabilidad. De allí es de donde ha venido mi fuente y formación principal del baile flamenco y en el cual ofrezco mis talleres de Flamenco Oriental de forma periódica.
En cuanto al apagón del día anterior, ¿tuvo algún efecto el hecho de acabar de salir de una exigente sesión de danza?
Indudablemente. En primer lugar, Ender Bonilla que es una suerte de encarnación de disciplina, excelencia y alto rendimiento llevo su sesión de danza hasta el final, con luz o sin luz, resolvió. Al salir del centro, yo llevaba el cuerpo a punto, la mente alerta. Pude soportar más de cinco horas entre larguísimas caminatas, traslados accidentados en buses saturados de gente y largas esperas e incertidumbre. Un valor agregado de la danza es que te mantiene alerta, con cierta paz y equilibrio y capacidad para tomar decisiones de inmediato. Aunque no está bien que lo diga, tuve la posibilidad de ayudar a una pareja de señores muy mayores desamparados hasta llevarles hasta su destino ideal. Con esto quiero indicar que la danza es generosa y sus beneficios continúan más allá de un estudio o un escenario.
Para finalizar, hay un detalle que causa cierto impacto y gracia cuando se conoce a Larissa Vesci y acerca del cual ella cree es uno de sus puntos favor para ser tan representativa de las danzas del mundo, su apariencia física. Cuando se le observa sin hablar, es difícil distinguir su origen:
Ello ha producido innumerable anécdotas, siendo la mayoría divertidas. Personas de la India suelen pensar que soy turca, en Marruecos me han confundido con libanesa, en Turquía e Israel suelen hacerlo con egipcia, también en algunos lugares de Israel han creído que soy gitana andaluza, en Italia y Estados Unidos y entre los propios iraníes, con persa, en Reino Unido y Grecia me han creído procedente de la India. Cuando hablo inglés, al tener la influencia norteamericana en su pronunciación, se complica más el asunto (risas) y cuando hablo español, la indudable impronta venezolana hace lo propio. Es decir, para que me descubran la procedencia venezolana tengo que hablar en castellano a personas que hablen ese idioma.
Con un rostro de características universales y con un amplio registro de estilos de baile, con el añadido de ser miembro del Consejo Internacional de la Danza (CID) y por ser una viajera incansable que deja su huella como danzarina en gran cantidad de rincones del planeta, en esta máxima celebración de todos los bailarines del mundo, la cita con Larissa Vesci es indispensable.
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