Cartas | Productores de la verdad | Por: Juancho José Barreto González

 

No basta sembrar la semilla de la verdad, hay que cuidarla y ser responsables en “su proceso de producción”. Al final de su libro, Michel Foucault lo dice de la siguiente manera: “El problema político esencial para el intelectual no es criticar los contenidos ideológicos que estarían ligados a la ciencia, o de hacer de tal suerte que su práctica científica esté acompañada de una ideología justa. Es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad. El problema no es “cambiar la conciencia” de las gentes o lo que tienen en la cabeza, sino el régimen político, económico, institucional de producción de la verdad”.

“Separar el poder de la verdad de las formas hegemónicas” que tienen la capacidad de manifestarse como mecanismo o sistema de poder, cuestión que hemos llamado cultura satelital que permite a las formas hegemónicas duplicar su capacidad de manifestarse como repetición incesante, en lo común y académico, en la cotidianidad del pensamiento de esos contenidos ideológicos que fortalecen, reducen o enaltecen las condiciones de producción de la verdad limitada a los juegos de poder existentes y dominantes. Entonces, si no cambia la conciencia entendida como la capacidad de producir un pensamiento y la razón, no es posible cambiar el régimen político que tutela y juega con el control institucional de producción de la verdad. Quiere decir que, debemos comprender estas complicaciones y crear la disposición deliberada personal y social que permita una especia de apropiación de campos de cultivo de la verdad, deliberada como verdad y base para la configuración constituyente del pensamiento desde una razón propia, soberana y con capacidad de comunicación pluriversal.

Entendemos la razón propia como la capacidad real de emancipar un pensamiento con capacidad de decir, escribir y hacer ese régimen político para producción de la verdad donde se proponga, al mismo tiempo y como zona de comprensión, los giros creativos en correspondencia con la emancipación del régimen colonizador, incapaz de romperse a sí mismo por sus terribles miedos a la alteridad revolucionaria. Si esto es así, nos permitiría denunciar la capacidad del “poder de la verdad de las formas hegemónicas” de metamorfosear su sistema jugando y cancelando, a la vez, las nuevas posibilidades, en la propia comunidad de intelectuales, atados en su mayoría, burocráticamente hablando, al limitado y audaz régimen bipolar venezolano, en su tablero de presión bipolar y de colación de formas simbólicas y discursivas reproducidas cotidianamente, generando un choque falsamente ideológico, cuyas técnicas de división y de segregación reducen la posibilidad de un intelectual comprometido con una nueva razón práctica para la producción de un pensamiento independentista.

Este es el desafío, salirse de la cuadriculación y sostenerse en la práctica de una nueva técnica de reunión para crear zonas de comprensión, entendidas como la interpretación de otras maneras de la verdad para la producción de “productores de la verdad”.

Esta ficción de verdad, estos anuncios son predicaciones e invitaciones para ser de verdad, configuradores constituyentes de un sistema político de la verdad, cuyos tanteos nos mostrarán, y nos está demostrando que tan mal estamos en el orden intelectual de la sociedad latinoamericana.

proyectoclaselibre@gmail.com

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil