Juancho José Barreto González
proyectoclaselibre@gmail.com
Sin comunidad no hay universidad. El Consejo Universitario de la ULA nos fue despojando de los andamios políticos que constituyen nuestras formas organizativas y legales. Se convirtió en algo vacuo, en instrumento de poder elitista contra otro poder elitista. Desde el 01 de junio del 2016, acá en Trujillo comenzó el Rector a hablar de una transición de autoridades hasta que se realicen las elecciones. Pues bien, hay que hacer las elecciones para que la transición cese, sin rumbo y enviciada ideológicamente. ¿Acaso 17 años no bastan?
En este va y viene de transiciones los representantes profesorales se convirtieron en funcionarios del rectorado. Es irónico, profesores persiguiendo a profesores. De ser entes “al servicio de la Universidad y de la Nación venezolana” como lo reza el artículo 1 del malogrado Estatuto de personal docente y de investigación, algunos de ellos (cada vez menos) se convirtieron en piezas de utilería del absurdo teatral, repetitivo y cansón. Pero, dentro del guion de esta triste historia le sigue quedando un chance: actualizar el reglamento electoral. (Aceptemos esto, es realmente un chance, una oportunidad, un voltear la página).
Damos pena pública. Una firma pudo más que 748. Un profesor jubilado, en solitario (pudiésemos colocar comillas), logró paralizar la convocatoria a elecciones para abril del 2024. Al señor Rector se le bajaron los sumos. En declaración pública en el 2017 solicitaba “la renuncia de los magistrados del Tribunal Supremo de Justicia”. Pura bravuconada transicional. 748 firmas fueron tiradas al cesto de lo ilegal, tal como lo hicieron en octubre del 2018 con una propuesta similar. Obedecen a otra política, la que llamaré aquí “colapso transicional”. Una política sin horizonte. Dar vueltas y vueltas “hasta que se realicen las elecciones”. ¿Cuándo serán?
Hay que abrirle camino a dos conceptos que paso a proponer. 1.- La “parresía universitaria”. Hablar con franqueza y valentía. 2.-La “propioceptiva de la existencia” como condición ética y pública.
1.- “Parresía” es una antigua palabra ateniense. Michel Foucault nos hablará del “juego parresiástico”. Algo así como que al decir mi verdad a otro(s), ese otro la soporta y me responde con su verdad, el cual debo soportar con respeto y dignidad. Lo usual es caernos a golpes. Es evidente que el CU (con sus excepciones, por supuesto) manipula la verdad y la acomoda a su “colapso transicional”, transitivo, viven en y por el colapso.
2.- La “propioceptiva” es un tremendo concepto que tomo de un antiguo profesor de la ULA, Alberto Merani. Apropiarnos de nuestro cuerpo, apropiarnos de la existencia como praxis y como consciencia de sí, entendida esta como la capacidad de decir quienes somos. Agreguemos una ética de la existencia, preocupación por la vida.
Cuando uno escucha un Consejo Universitario da tristeza. Parresía y Propioceptiva ausentes. Demuestra lo que debemos dejar de ser o, lo que ya no debemos ser. Allá abajo, lejos de estos cascarones vacíos, se mueve un sentimiento. Un sentimiento que se siente desde acá abajo, la renovación de la comunidad de intereses espirituales. Una energía, un algo que crece, un hilo para los nuevos andamiajes, un reto a los cansados, un cronograma del horizonte, un nuevo discurso para la lucha y la infinitud. Parafraseo a Unamuno, ya ni venceréis ni convenceréis.
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