He insistido desde este peregrinar en la necesidad de cambiar de actitud para no perder lo que nuestro es: el futuro.
Esta nueva actitud sería la manera de comprender lo trujillano, esta porción, este paisaje que a veces nos hace llorar, nos golpea en el rostro del alma, nos reclama y nos abre la puerta para decirnos “pase adelante, esta es mi realidad, aquí vivo”. No podemos seguir perdiendo el futuro.
Esto no es una promesa, es una obligación necesaria para convertir a la casa desvencijada en el lugar para salir de esta miseria que nos carcome por fuera y por dentro. Así veo a cada casa, allí dentro de ella habitan los gobernadores del porvenir. Este sería el reto de la Escuela Regional de Gobierno Organizado.
Cambiar de actitud significa actuar de otra manera o simplemente animarse. La clase de dos cabezas se abrogó la autoridad para ordenarnos, convertirnos en sus esclavos ideológicos. Si no seguimos sus órdenes somos objeto de agresiones de todo tipo. Entonces, este cambio de actitud exige dos cosas complementarias: 1.-Perder el miedo y 2.- Quitarles el mando mal usado.
Estamos incidiendo para cerrar una etapa, la guerra entre nosotros. Se abre una nueva, la configuración de un gobierno entre nosotros. Desobedecer las órdenes de los chapuceros de la historia, implica el descubrimiento de nuestra libertad política y personal para habitar la casa regional de otra manera, reconstruirla con materiales humanos que nos permita actuar desde nuestras capacidades y escribir el libro de Trujillo a muchas manos. Cada casa, cada habitante en esta actitud multiplicadora del porvenir genera una condición singular, la reunión, la disposición, la disipación de los miedos y sus maniobras.
El arte de aprender a gobernarnos sobrelleva a la disposición de organizarse en proyectos de emergencia para salir de las crisis. Una señora me dice en Boconó no vaya a olvidarse de nosotros, regrese a visitarnos. Seguimos conversando y logramos un hallazgo. Yo puedo ir y venir en esta peregrinación pero el gobierno lo ejercen ustedes en esta casa, organizada de mejor manera y con capacidad para resolver lo que se necesite resolver. La casa humana en esa casa particular descubre sus energías, enfriadas y disminuidas por la cultura del poder que actúa por encima de las personas y de los pueblos.
Es la casa con poder de ser casa. El gobierno de la casa en el caserío ensanchado como gobierno entre nosotros. La trujillanía en este aspecto singular sería la capacidad de un gobierno de lo trujillano regional y de lo venezolano nacional. La casa regional en el caserío nacional.
Aquí reside la esencia del desafío de la campaña admirable: cambiar de ánimo para adueñarnos de nuestras decisiones, de nuestras acciones como habitantes activos de esta casa llamada Trujillo y Venezuela.
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