“No hemos contado con un proyecto de futuro, capaz de unir todas las energías posibles hacia la construcción de la Valera que queremos”, esto se escucha recurrentemente en las reuniones de organizaciones civiles interesadas por mejorar la calidad de vida de los valeranos.
Francisco González Cruz quizás ha sido uno de los valeranos que más ha dedicado tiempo en búsqueda de esa Valera posible, y dar respuesta a estas interrogantes.
– ¿Qué es lo que le ofrece Valera al estado Trujillo para contribuir a su desarrollo?
La ciudad de Valera es lo que en geografía urbana se llama “lugar central”. En teoría de sistemas territoriales es un centro poblado que ofrece bienes y servicios urbanos a un espacio en el que tiene una influencia predominante. Y Valera es el lugar central de una extensa región que incluye al estado Trujillo y va más allá, hacia la cuenca alta del río Motatán con Timotes y Chachopo, hacia el sur del lago de Maracaibo hasta Arapuey, hacia la costa oriental hacia Mene Grande y Machango, hacia Carora al norte y hacia Biscucuy al este.
Su localización geográfica explica esta vocación, pues nace en la más importante encrucijada del Estado Trujillo, donde el valle del Motatán se hace ancho para recibir a los valles del Escuque y del Momboy, cerca de donde vienen a reunirse también el Jiménez, el Castán y el Carache, justo a las puertas del abra de Agua Viva, que la comunica con las ubérrimas tierras vecinas al Lago de Maracaibo y por ese lago con las rutas que van a Maracaibo y a otras tierras lejanas. Es el lugar de encuentro de las rutas de las tierras frías con las de las tierras calientes.
Los efectos polarizantes de una ciudad son de dos tipos: los que atraen hacia ella flujos de personas, mercancías, información y otros, y los que se difunden desde ella. Entre los efectos más importantes que tiene una ciudad son las innovaciones, pero para eso tiene que contar con un ambiente innovador, con una “ecología” favorable a la creatividad, a la innovación y al emprendimiento. Por ello son muy importantes los espacios públicos de calidad, los lugares de encuentro, las universidades activas, los eventos, los centros de investigación, incluso los lugares para la bohemia.
Valera cumplió en buena parte esa función, pero por diversas razones la fuerza polarizadora de Valera se ha debilitado, tanto para cumplir sus funciones de servicios urbanos a su propia población como a su área de influencia. Por tanto, toda esa ecología urbana de innovación debe ser reforzada. Aquí tiene importancia su densidad de “capital social” es decir las redes, los grupos, la sociedad cívica, la confianza entre sus ciudadanos y las organizaciones, el sector público, los hábitos conversacionales.
– ¿Cuáles son las potencialidades de Valera en el desarrollo no sólo de Trujillo, sino del eje andino?
La principal potencialidad de Valera es su carácter cívico. La segunda que es un lugar de encuentro. Y hay más.
Hoy el tesoro más importante de una sociedad u organización humana es su capital social. Es el respeto a las personas, su capacidad de relacionarse, de convivir en relación con los otros. De trabajar en cooperación, solidaridad, en espíritu colaborativo. Es la capacidad de entendimiento, de relacionarse, de conversar y trabajar por el bienestar propio y de los demás, en plena consciencia que si no hay bien común tampoco hay bien individual.
Pues nuestra ciudad es obra y gracia de sus ciudadanos, desde su nacimiento fue así. Los primeros habitantes del sitio que era Valera se pusieron de acuerdo, donaron terrenos, aportaron recursos, trabajaron juntos y dieron nacimiento y prosperidad a una ciudad “dinámica y progresista” como era su lema, su marca. Sus mujeres y hombres más afanosos se reunieron, constituyeron asociaciones y trabajaron para hacer la ciudad, sus templos, plazas, centros de salud, escuelas. Incluso las obras públicas fueron fruto de sus luchas comunitarias.
Valera nació y dio muchos pasos con base a su capital social. Es cierto que se ha debilitado, a mi juicio, el capital social valerano, pero es posiblere construirlos y mejorarlo sustantivamente. El Dr. Carlos Vignolo un experto de la Universidad de Chile en temas de capital social, conoce a Valera, y al estado Trujillo y está dispuesto a participar en esta tarea.
La segunda potencialidad de Valera, entre muchas, es su carácter de “lugar de encuentro”, punto de llegada, donde encuentran sitio personas que vienen desde muchas partes, del propio estado Trujillo, de toda Venezuela y de muchos países extranjeros. Por eso la ciudad fue cosmopolita desde su nacimiento. Y en ella no hay privilegios de sangre, aristocracia u otras prerrogativas de linaje. La persona trabajadora consigue aquí lugar de relieve, sin más exigencias que su laboriosidad. Quien ocupa lugar de preeminencia en la historia urbana es su gente de trabajo. Allí hay mujeres y hombres, laicos y religiosos, criollos y extranjeros, parameños y llaneros, gente de todos los oficios. Ocupan su sitial por que fueron útiles a la comunidad valerana. Un tema importante es que la ciudad no tiene próceres militares en un país intoxicado de charreteras.
– ¿Cuenta o no Valera con un plan de desarrollo? ¿Ha habido intentos de hacerlos? ¿Cuáles han sido?
Intentos varios, pero un verdadero plan de desarrollo urbano no lo tiene. La Ley Orgánica del Poder Público Municipal ordena en su artículo 60 que “cada Municipio, según sus particularidades, tendrá un plan que contemple la ordenación y promoción de su desarrollo económico y social que incentive el mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad municipal”. Y el artículo 61 ordena igualmente: “Cada Municipio, según sus peculiaridades, tendrá un plan local de desarrollo urbano mediante el cual se regulará el uso y aprovechamiento del suelo”. Lo que tenemos en Valera es un viejísimo plan de ordenamiento que sólo se ha actualizado parcialmente, y no tiene los avances en materia de urbanístico.
Como intentos vale la pena reseña el Plan Estratégico “De la Valera que Tenemos a la Valera que Queremos” elaborado por un numeroso grupo de ciudadanos convocados por la Escuela de liderazgo y Valores de la Universidad Valle del Momboy, del Día de Valera del año 2002. Fue una excelente propuesta reconocida incluso por urbanistas nacionales y extranjeros. Se le solicitó al Concejo Municipal de Valera un Cabildo Abierto para presentarlo, pero ni el alcalde ni la mayoría de los concejales fueron. Se divulgó por todos los medios posibles, pero lo que pudo haber sido una importante agenda para el desarrollo de la ciudad fue ignorado por sus autoridades. Tampoco la comunidad valerana ejerció presión alguna. Hay gente interesada en que reine la anarquía.
En la gestión pasada hubo un intento, en el cual muchos ciudadanos y expertos estábamos dispuestos a trabajar muy seriamente en esos planes, incluso hubo ofertas de asesoramiento nacional e internacional, hicimos reuniones, el alcalde emitió un decreto creando la comisión, pero no funcionó, por diversas razones.
Aún la ciudad de Valera no cuenta con un plan, ni siquiera una hoja de ruta. Esa es una de las mayores carencias de la ciudad, por eso es una de las principales propuestas de Voces de Valera en el Bicentenario.
– ¿Cuál es el aporte que desde la ciudadanía se le puede dar a Valera?
Valera es casi todo fruto del aporte de su ciudadanía, desde su nacimiento hasta hoy. El problema es que ahora, fruto de la severa crisis que sufre la nación venezolana, y la propia crisis de la ciudad por la improvisación y sus malos gobiernos, se ha deteriorado su capital social, la mejor de sus fortalezas. Incluso ya no atrae como antes a inmigrantes. Pero sigue siendo lugar de encuentro, aunque deber esto tiene que ser reforzado, haciéndola más atractiva: y el capital social puede ser construido. Para ello el aporte de la ciudadanía es fundamental, pero tiene que estar organizada.
Desde Voces de Valera estamos proponiendo el Consejo de los Valeranos, una organización que sirva de articuladora de las organizaciones sociales, para darle orientación y seguimiento a las iniciativas ciudadanas, para servir de fuerza de presión ante el sector público y para estimular la formación de capital social.
– ¿Cómo debería ser Valera en el mediano y largo plazo?
La Agenda 2030 establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, de la cual Venezuela es firmante, establece como objetivo número 11 que para dentro de 10 años debemos lograr “Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” donde se promueva la innovación.
Los valeranos debemos comprometernos con ese objetivo y con sus metas. De esa manera lograremos obtener cooperación técnica y financiera. Para eso necesitamos un liderazgo claro en la ciudad, tanto en su comunidad cívica como en el gobierno local.