Lo primero es ponernos de acuerdo en la terminología. Nos referiremos a la modernidad y a la posmodernidad (surgida a partir de la segunda mitad del siglo XX), como procesos culturales y como los estudia la sociología. Definir posmodernidad (o posmaterialismo como también se le conoce), no es tarea fácil, empezando por la escogencia del marco teórico a utilizar y la escasez de datos disponibles para el análisis. A fin de facilitar este ejercicio, parte de nuestra bibliografía la conforman dos conocidos libros de Ronald Inglehart (1997, 2005). Por momentos, se pensó que la razón y la ciencia conducirían a un mundo social progresivamente más perfecto. Esto se consiguió sólo en parte, durante la modernidad. Pero, ahora, vivimos en un mundo posmoderno.
¿Cuáles son algunas de las características de la posmodernidad? En primer lugar, pareciera ya no existir interés en las teorías sociológicas (Durkheim, Parsons, etc.), ni en la búsqueda de la verdad. Se promueve el pluralismo y la diversidad, criticando a las distintas formas de dualismo, como: hombre/mujer, público/privado, conservador/radical, etc. La verdad no es otra cosa que la perspectiva de cada quien. El lenguaje (comunicación) y el contexto crean la realidad, por lo que una teoría no pasaría a ser más que la opinión de su autor. Esa es la cultura posmoderna, en su búsqueda del bienestar personal, en vez del progreso colectivo (crecimiento económico).
Los valores y creencias de la posmodernidad (propios de sociedades industriales avanzadas) han venido siendo monitoreados desde el año 1981, abarcando a más del 90% de la población mundial, a través de las llamadas “olas” de la Encuesta Mundial de Valores (EMV), de las cuales la más reciente fue la séptima que comenzó a mediados del 2017 y terminó a finales del 2021. La siguiente ola abarcará los años 2024-2026. Este proyecto global de investigación social le permitió al Dr. Inglehart y a sus colaboradores reconsiderar la teoría de la modernización de las sociedades, desarrollada por Talcott Parsons y otros científicos sociales que lo antecedieron.
En cuanto a cambios en los valores, una conclusión muy importante es que “el comportamiento humano pasa de estar dominado por las necesidades económicas de proporcionar alimentos, ropa y vivienda a prestarle mayor atención a la calidad de vida” (Inglehart, 1997: 76). También, la liberación personal, entendida como la búsqueda de una mayor autonomía, se convierte en una prioridad. La consecuencia es una sociedad individualista, en la cual lo importante es vivir el presente, sin que haya preocupación por el esfuerzo personal, por lo cual tampoco se valora la autosuperación. La inmediatez impera y la planificación de metas de vida carece de sentido.
Estudiar los cambios socioculturales y políticos, a escala mundial, ha sido posible a través de las encuestas de valores. Las olas hasta ahora efectuadas han facilitado muchísimo, a una red global de científicos sociales, la realización de análisis comparativos. Los resultados de las olas 1995-1998 y 1999-2004 permitieron perfeccionar el mapa cultural del mundo (Parsons & Welzel, 2005), en el cual la autoexpresión es asumida como uno de los componentes más importantes del desarrollo humano a la par de la modernización socioeconómica y la democratización. Mas aún, en la época actual, se entiende el cambio social como un proceso de desarrollo humano.
Referencias:
Inglehart, R. (1997). Modernization and postmodernization: cultural, economic, and political change in 43 societies.
Inglehart, R. & Welzel, C. (2005). Modernization, cultural change, and democracy: The human development sequence.
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