Entre los modelos políticos más conocidos están el despotismo (poder absoluto de un tirano), la plutocracia (gobierno de los ricos), la oligarquía (gobierna un pequeño grupo) y la democracia (gobierno de la gente). La democracia en su versión ideal se muestra en forma de una poliarquía (Dahl, 1989) y la podemos observar en los estados políticamente avanzados, según indicadores ampliamente aceptados. El umbral mínimo de la democracia incluye elecciones libres y libertad de expresión, entre otros índices; pero, es importante entender la visión de democracia desde la perspectiva pluralista del Dr. Dahl porque, aunque sea utópica, es un camino a seguir, en la dirección correcta. Vamos, entonces, a considerar los cinco criterios de su visión de democracia.
Participación efectiva (1) y decisión ciudadana (2). En su teoría del proceso democrático, el Dr. Dahl aclara su aplicabilidad a todo tipo de asociación, sea ésta un Estado o no. Los ciudadanos deben tener oportunidad de participar apropiada y equitativamente, expresando sus razones en la aprobación de decisiones colectivas de obligatorio cumplimiento para todos los miembros de la asociación. Cada una de las opciones (propuestas por los ciudadanos) debe ser considerada y pesar igual, a la hora de votar. En otras palabras, deberán descartarse aquellas opciones que no hayan sido propuestas por los ciudadanos, cuando se vote (solución), en la etapa decisoria.
Igualdad de oportunidades (3) y capacidad para influir en planes de acción (4). La educación es la manera de garantizar igualdad de oportunidades para los ciudadanos. Sólo con una base de ese tipo, sólida, puede decirse que todos los miembros de una asociación tienen oportunidades equivalentes, para incidir en la elección de las cuestiones de interés a ser debatidas. Otro asunto de suma importancia es cómo ordenar los temas a decidir en una agenda o programa de acción. Igualmente, ciertas decisiones deben ser potestad exclusiva del “demos” (Dahl, 1989: 114): “1) qué cuestiones requieren o no requieren decisiones obligatorias; 2) de las que lo requieren, cuáles puede el demos resolver por sí mismo; y, 3) en qué condiciones delegará su autoridad”.
Inclusión (5). Para comprender la importancia de estos criterios, debemos entender previamente el concepto de “demos”, palabra griega que significa pueblo (gente o ciudadanía). En un sistema político siempre está definido quiénes constituyen su “demos” y cuando todos sus miembros se consideran ciudadanos se dice que esa asociación es inclusiva a plenitud. Por otra parte, estos cinco criterios que componen la visión de democracia del Dr. Dahl deben ser estudiados más a profundidad, siguiendo un enfoque de sistemas, para lo cual sugerimos sea utilizado el conocido modelo de Easton (1965), conformado por: insumos, productos, retroalimentación y ambiente.
Con la Tecnología Social SAI simulamos un sistema político (asociación o comunidad) cuando, primeramente, creamos una Red Inteligente SAI y, luego, definimos su estructura organizativa y forma de gobierno. El Manual de Organización de ese sistema político se aplica a todos sus integrantes y contiene: objetivos y metas; obligaciones; tareas; y, cargos. Pero, asimismo, las normas que regirán sobre sus miembros deben ser elaboradas, puestas en práctica y reguladas, por el “demos”. Ahora bien, ¿quién constituye el “demos” de cada asociación creada? Siguiendo la Metodología SAI, dependerá de su primer núcleo (N15), inicialmente, y después se decidirá por consenso (mayoría) de los integrantes de los núcleos subsiguientes (N225; N3.375; etc.).
Referencias:
Dahl, R. (1989). Democracy and its critics.
Easton, D. (1965). A systems analysis of political life.
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