Bus rojo: Una bendición con tortura

Más de 15 mil personas se benefician de este servicio diariamiente. Fotos: Henner Vieras

La crisis del transporte ha obligado a los trujillanos a buscar alternativas para llegar a sus casas, trabajos y escuelas. La primera opción, menos costosa y menos riesgosa, es el servicio del bus rojo, que traslada a miles de personas diariamente, hacia distintos puntos de la región. Sin embargo, ante la no evidente mejoría de la situación, cómo se encuentra este servicio. Usuarios lo ven como un mal necesario

 

María Gabriela Danieri

maria.danieri@diariodelosandes.com

Los cuerpos se amoldan en el espacio para desafiar las leyes de la física. Los trujillanos descubrieron su flexibilidad, desde que la crisis del transporte se agudizó, al punto de parecer – desde lejos- un símil del cuadro Guernica de Picasso dentro de aquel vehículo rojo. No por lo trágico, sino por su estilo cubista. Hay que mirar cada detalle para entender el por qué de cientos de brazos y cuerpos contorsionados entre el pasillo y los asientos. Allí, en medio de ese desorden organizado, está Tritsy Godoy, quien comenzó a usar el Bus Trujillo hace seis meses, como una alternativa para ahorrarse el 75% del gasto de los pasajes.

La comerciante, de 35 años, usa el servicio una vez al día pues prefiere bajar en la Línea Chiquinquirá, que cubre la ruta La Cejita- Valera, por cuestiones de horarios. En cambio, su madre, de 65 años, y su hijo, de 11 años, sí lo usan dos veces. El jovencito, para irse al colegio, y la adulta mayor para dirigirse al trabajo. Tritsy cuenta que su mamá se levanta al amanecer y aborda el primer bus, de las 5:30 am, para bajarse en el centro de Valera, donde abre el negocio familiar de venta de repuestos y accesorios de celulares. Luego, pasadas las 7 de la mañana, ella -luego de haber hecho las comidas del día- se incorpora a la jornada.

El negocio familiar no es para hacerse millonarios, comenta, por eso no se dan el lujo de usar las rutas regulares o pagar costosos taxis. No obstante, su decisión partió, lejos del ahorro económico, de la seguridad que les proporciona el bus rojo, pues aunque deban soportar sol, lluvia, malos ratos en una cola de decenas de personas, es «fijo» hasta las 7:00 p.m.

Una noche de diciembre, cuenta, se quedaron varados en la parada de la Torre Unión. Eran las 8:00 de la noche, Las Siete Colinas ya lucían desoladas, y no llegaban conductores de la línea que los conduciría al municipio Carvajal. Temerosos de no poder llegar a su hogar, tuvieron que pagar un pasaje doble del normal a un busetero pirata. Además, en otra oportunidad, su hijo fue víctima de la delincuencia. Un grupo hamponil asaltó a los usuarios de la buseta, en plena Bajada del Río. Al chico lo despojaron de sus instrumentos de estudio, «gracias a Dios» no le pasó nada, dice la dama.

Los buses se retrasan, en ocasiones, porque deben hacer colas por gasoil. Fotos: Henner Vieras

 

En el bus rojo, pese a que signifique un sacrificio, y a veces esté tan cansada que quiera irse sentada, el conductor (u operador como le llaman en la institución) no los dejará abandonados. Los buses trabajan corrido desde las 5 a las 7 y hasta 9 de la noche; y dentro de las unidades es difícil ser asaltado. Quizás lo único que te puedan robar es la respiración, por algunos «malos olores que todos sabemos» dice Godoy y se ríe. Por otro lado, ha tenido seis meses para elaborar estrategias, que disminuyan las torturas de esa bendición.

Cuando sale del colegio, su hijo tiene la orden ineludible de dirigirse a la parada del transporte subsidiado por el Ministerio del Transporte, ubicada en el sector La Plata, a los alrededores de Pdval. Su objetivo es «marcar la cola» y apartarle puestos a ella y a su abuela, en la fila de la tercera edad. No son los únicos que tienen esta estrategia. Madres, hermanos, compañeros y amigos, «colean» a los suyos, con el sueño de estar entre los primeros 30 usuarios, quienes podrían sentarse en las sillas. Solamente 8 abuelos, en las sillas de color azul, tienen el privilegio de no pagar, el resto debe pasar su tarjeta, de la cual se debitará el costo del viaje, que oscila entre 2500 a 5000 bolívares, depende del destino.

En este particular, Bus Trujillo tiene una deuda con sus usuarios. Recargar esta tarjeta significa hacer otra cola de una hora, pues solamente existe una taquilla (en Valera) para llenarla. Hasta hace dos meses habían habilitado el sistema de biopago, el cual servía para que los cuentahabientes del Banco de Venezuela pudieran debitar desde sus cuentas cierta cantidad de dinero para los pasajes, solamente al colocar su huella dactilar en un sensor. Sin embargo, este aparato dejó de funcionar por fallas en el internet. Por tal motivo, se debe recargar en efectivo hasta 50 mil bolívares y una tarjeta por persona. Medida asumida porque muchos usuarios recargaban varias tarjetas y retrasaban el avance de la cola.

Tritsy prefiere hacer este procedimiento los fines de semana. Hay menos gente y el tiempo en la cola se reduce. Considera que no se puede ver el servicio en términos de «lo mejor» y «lo peor». Sí hay momentos no tan buenos, como aguantar sol por más de una hora, guarecerse de la lluvia en cualquier techo (kiosco, estructura), pero el transporte es necesario para su familia y para muchas otras del estado. Se puede mejorar si se incrementa la flota de buses, se le arreglan los aires acondicionados y, sobre todo, si las personas se organizan. En ocasiones hay hostilidad, pues hasta se han dado golpes frente a la puerta del bus, abuelos o niños se han caído, otros se insultan. Ella cree que es falta de consideración, todos quieren llegar a casa y beneficiarse. En medio del aquel cuadro cubista, la bulla de las conversaciones y la melodía de la música, la unidad suelta sus gases y abre sus puertas traseras. Tritsy y su familia llegan a su parada, son las 8:00 de la noche, y se abren paso hacia la salida del bus, como todos los días.

La demanda de usuarios tiene sus picos más altos a las 6 am y 6 pm. Fotos: Henner Vieras

 

Simón Sarmiento: “BT es la esperanza”

Simón Alberto Sarmiento Briceño cumple una semana como presidente de Bus Trujillo e insiste en no decir los planes que tiene para esta empresa. En cambio, no para de repetir que este servicio es «la esperanza» del transporte en la región, premisa que le adjudica al gobernador Henry Rangel Silva, quien le «dio la confianza» para gerenciar esta organización adscrita al Ministerio del Transporte. El coronel estuvo al frente del Sexto Cuerpo de Ingenieros, del Aeropuerto Antonio Nicolás Briceño y en otros cargos dentro del gabinete de Silva. Se siente comprometido y piensa en llevar una gestión horizontal con los más de 150 empleados (entre operadores, personal administrativo, mantenimiento, supervisión y mecánica) y buscar mecanismos para brindarles ventas de alimentos por medio de convenios con Distal.

Operatividad y fallas

En total, Bus Trujillo tiene 108 unidades, de las cuales -para el martes 12 de junio- estaban 58 operativas y 50 fuera de servicio. En ese sentido, en la tarde, el número de unidades en rutas podría subir a 60. Sarmiento explica que esta variación se debe a su trabajo para recuperar las unidades paradas. La principal causa de este problema, es la acción de «personas inescrupulosas, que nos tiran piedras y parten los vidrios, normalmente en horarios nocturnos. El domingo nos partieron los vidrios de una unidad de Betijoque, al pasar La Floresta». Otras situaciones han ocurrido en el Eje Vial, a la altura de Macro y el eje panamericano. En consecuencia, han optado por colocarle una «chapilla» pintada de negro y devuelven el bus a su ruta. Otras fallas pueden estar relacionadas a faltas de repuestos: inyectores, generadores, bombas de agua, entre otros. No obstante, estas deficiencias, al igual que cauchos y baterías, las solventan directamente con la ensambladora Youtong, ubicada en Yaracuy, a la cual hacen llegar sus necesidades, mensualmente. Ellos responden, dependiendo su disponibilidad.

«Estamos trabajando en función de ir mejorando la flota y tener unidades en reserva. En cuestión de que si una unidad sale, esa unidad la suplante y que el pueblo se sienta atendido» expresa Sarmiento, quien asegura tener un personal capacitado para revisar los vehículos, que se mueven desde las 4 de la mañana hasta casi las 11:00 de la noche.

Nuevas rutas

El equipo de Los Andes contabilizó un total de 18 rutas, que incluyen las circunvalaciones en los municipios de Trujillo y Boconó y las que unen a Valera y Trujillo con La Puerta y los municipios Carvajal, Motatán, Andrés Bello, La Ceiba, Rafael Rangel, Pampán y Urdaneta. En este conteo, también se incluyen las habilitadas en horas picos, que salen desde Tres Esquinas (Trujillo) y Los Cerrillos (Valera), con el objeto de suplir a los usuarios que abordan y desembarcan en las carreteras. Bajo esta idea, también se plantea tener una similar para los usuarios de Chimpire (Carvajal). Sarmiento informa la incorporación de una ruta nueva, de Valera hasta el Café Venezuela y se estudia la posibilidad de abrir otra desde Niquitao a Boconó. No obstante, explica que la idea es «incrementar las unidades de transporte para darnos abasto, porque si nos ponemos a abrir rutas y rutas, la demanda va creciendo. Qué debemos hacer, incrementar el número de las unidades en las rutas existentes para dar mayor respuesta en las diferentes paradas». Menciona que Santiago tiene asignados dos buses, pese a un accidente reciente; y Valera no cuenta con una circunvalación porque la Av. Bolívar es muy angosta para las unidades grandes.

 

Una parada “digna”

En cuanto a mejorar la experiencia del usuario de BT, el presidente explica que hay un proyecto en ejecución para hacer una parada en las inmediaciones de Pdval. Sin embargo, esto se ve afectado por el comercio informal de los alrededores (kioscos y tarantines). «Hay que involucrar a la Alcaldía de Valera y buscar una alternativa para los compañeros que hacen vida comercial ahí. Si llegamos a un acuerdo, allí se haría una parada magnífica (…) con su techo y los baños. Lo ideal sería que el pueblo se sintiera a gusto, que estuviera resguardado del sol, que no esperara largas horas». En este particular, dice estar trabajando personalmente para reducir el tiempo de espera, que debería ser de escasos minutos. Todo esto, al observar la demanda de cada ruta a lo largo del día. Sobre la cola en la taquilla, mantiene la intención de trabajar con los Clap para adquirir la tarjeta y pagar las recargas, mientras resuelven el inconveniente del internet con Cantv, que imposibilita el uso del biopago.

El biopago está suspendido por fallas con el internet de Cantv. Fotos: Henner Vieras

Limpieza y aires

 Sarmiento cuenta que hay unidades desprovistas de aire acondicionado por falta de vidrios y otras por daños o falta de gas. Para solventar las reparaciones, buscan un convenio con el Inces, con el objeto de que sus estudiantes los reparen. La reposición de los gases, manifiesta, no escapa a la variación de los precios. Recuerda que Bus Trujillo se mantiene de la recaudación de los pasajes, con la cual pagan sueldos, cesta ticket y repuestos. Por otro lado, la limpieza está a manos del personal de taller, que los barren cuando son guardados.

Sólo 8 abuelos tienen exonerado el costo del pasaje. Fotos: Henner Vieras
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